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OJO AVIZOR

León Buil, el visionario que pegó la política a la tierra y aventuró el futuro

León Buil, el visionario que pegó la política a la tierra y aventuró el futuro
León Buil, el visionario que pegó la política a la tierra y aventuró el futuro
J.G.A.

HUESCA.- Reza un escueto resumen de su biografía que León Buil Giral, acaecido al mundo en 1935 en Barbastro y que partió en 2013 en Huesca, que expresó sus inquietudes desde posiciones alejadas al franquismo e integró el Grupo Tácito que crearon figuras como Fernando Álvarez de Miranda, Alfonso Osorio, Pío Cabanillas y otros intelectuales que deseaban, allí por 1973, una salida democrática a la dictadura que había extendido sus tentáculos durante cuatro largas décadas. Y que fue diputado nacional en varias legislaturas, consejero de Educación y Ciencia de la Diputación General de Aragón (en la preautonomía), presidente de UCD de Aragón y portavoz del CDS en el Congreso de los Diputados. Que, además, presidió durante doce años la Asociación de ex Diputados y ex Senadores de las Cortes Generales, y que su última hoja de servicios con nombramiento en boletín fue el de asesor del presidente Iglesias.

Su vocación pública se proyectó también en su labor divulgativa de artículos en medios de comunicación y obras literarias. Precisamente, este próximo jueves, en la Diputación Provincial de Huesca, se va a presentar "Ideología y praxis de los populismos", la más preclara manifestación de su observación y su capacidad prospectiva que le convirtieron en un visionario, por cuanto los textos editados por Comuniter Editorial (una auténtica mecenas de autores aragoneses) y prologados por Manuel Contreras y Manuel Núñez Encabo habían sido escritos en los noventa, arrancando de una reunión de pensadores de distintos ámbitos en París en 1992 para alertar de los riesgos de esa ideología aglutinante de intolerancias, nacionalismos radicales, xenofobia, integrismo religioso y victimismos ante los poderes económicos.

Y, sin embargo, la realidad de los 59 años que León y su esposa, Merche Polo, edificaron es una singladura de humanismo, de bonhomía, de amor por la tierra y por el prójimo, de humildad y de amplitud de horizontes. Un relato de valores construidos en torno a la sencillez, el estudio, la educación, la familia, la naturaleza y la entrega a su comunidad. Un hombre de ley apoyado por una mujer de hierro y, sin embargo, delicada y creativa.

La vivienda de la familia Buil-Polo es un paisaje impregnado de documentos, de arte, de testimonios vitales y, dentro de cada uno de estos efectos materiales, los sentimientos y las emociones que asaltan la visita con Merche Polo y uno de los grandes amigos de León, Antonio Angulo. El recorrido nos deriva, en un tobogán de vivencias, de lo más pretérito al gran legado de quien fue mucho más que un político, mucho más que un escritor, que un articulista o que un abogado (tal fue su profesión). Si hubiera que identificarlo en un hábitat, sería en el de Merche y sus hijos León, Lorenzo, Marcos y Cecilia, y en tercera generación de sus nietos, afortunados en el disfrute del libro de historia y de presente que escribe recto, como Dios, con renglones asimétricos unas enseñanzas fascinantes.

Cierto es que la primera parada, junto al busto de bronce que esculpió Merche Polo (cuyas habilidades e inteligencia le convirtieron en una compañera sin la que difícilmente se explicaría la dimensión de León Buil), es propicia para remembrar sus primeros escarceos amorosos. El cortejo del mocetón, la resistencia de la pretendida, las coincidencias en torno al coro de la Catedral... Y, justo al lado de la escultura, retorno al presente, una cesta con piedras singulares de las ascensiones de Cecilia, su hija, a las más altas y escarpadas cumbres del mundo. Sobre ella, un retrato de una joven y bellísima Merche pintado por Mercedes Donat.

EL PARLAMENTO OMNIPRESENTE

León y Merche contrajeron matrimonio, tras años de noviazgo, el 13 de agosto de 1963. Su luna de miel fue particular. Recorrieron el Pirineo, de Ordesa a Añisclo, Nerín (donde escucharon las batallas de un tión de 101 años que combatió en la Guerra de Cuba) y otros espacios. En las estanterías yace un trozo de tronco con fósiles y una flor seca enmarcada. Ya era abogado León y su flamante esposa, gran estudiante, había salvado con éxito el ciclo de Intendente Mercantil. Sin embargo, aquel casamiento fue el origen de un tándem unido por el fuego del amor que expresa un manuscrito de puño y letra de León, enmarcado en un conjunto coronado por tres ángeles: "Y estaré contigo eternamente porque el amor no conoce los siglos".

La pareja se desplazó a Madrid en 1963 en busca de estabilidad. Superó unas pruebas en una gran empresa con el número 1, pero las veleidades del régimen decantaron el puesto para el 3, a la sazón allegado de un miembro del gobierno. Con su tranquilidad imperturbable, halló otra oportunidad. En el Instituto Financiero, entró como abogado, pero al año fue promovido por el presidente del Consejo de Administración, García Carrión (de la familia vitivinícola), al cargo de director general.

En aquellos tiempos, recibió el Premio Pirineos 1970 del diario "Ya" por un artículo a doble página sobre la cordillera en el Alto Aragón. Desde el rotativo, le pidieron que siguiera colaborando y en la colección que primorosamente ha documentado Merche brotan otros reportajes sobre el Parque Nacional de Ordesa y otros espacios de la provincia.

Y, sin embargo, León Buil y Merche reflexionaron sobre la conveniencia de volver. En 1971, se presentó a las Cortes por el Tercio Familiar, contra la recomendación de Aquilino Morcillo. Imposible obtener sillón contra el aparato, pero ganó en algunas plazas como Sabiñánigo y quedó segundo en Barbastro.

Un año más tarde, estaban de vuelta en Huesca, porque querían contribuir a su desarrollo. No en vano, en "Ya" desarrolló una temática hoy de gran actualidad que ya desgarraba el corazón de la España interior: "La despoblación, justo cuando en 1970 se cerraron 92 escuelas en zonas rurales. Aquello nos removió".

El hombre que marcó su irrupción en la política fue Adolfo Suárez. León Buil fue mucho más que un fiel escudero. Participó en la apasionante tarea de la Transición. En la conversación brotan ministros como Rodríguez Sahagún, Fernández Ordóñez... Pero recurrentemente volvemos al primer presidente democrático, con los primeros comicios que llevaron a León a la Carrera de San Jerónimo, tras una campaña en la que Merche se convirtió en compañera, secretaria, asesora, pegadora de carteles... A la hora de establecer la estrategia, Buil Giral dijo que había que llegar a todos los pueblos, "que todo el mundo merecía una atención". Recuerda que en Montanuy, donde no había teléfono ni suministro en condiciones de agua, con calles sin asfaltar, congregó a casi trescientas personas. El alcalde Cereza, abuelo de la actual, Esther, le soltó una frase lapidaria: "En esta tierra, al que da la cara, se le honra".

Tras sus legislaturas con UCD y el CDS, nunca perdió la estrecha relación con Adolfo Suárez. Se llamaban por teléfono, se felicitaban por Navidad... No en vano, había sido su mano derecha, el que elaboraba semanalmente informes que guarda celosamente Merche. El gran asesor, dotado con una sensibilidad exquisita, era capaz de detectar los estados de ánimo de Suárez. "Hace unos días que tengo el presentimiento de que estás atravesando una mala temporada -y quisiera estar equivocado-...", esgrime en una carta. Reconoce que "resulta descorazonador comprobar la tibieza de la relación con los fervores de aquellos primeros pasos del mes de agosto del 82. Pero también tenemos el contrapunto de millares de adhesiones de militantes que, sin otra motivación que algunos principios elementales de nuestro partido y tu dirección, tienen el mismo o más entusiasmo que al tiempo de comprometerse".

La actividad parlamentaria de León Buil está omnipresente. Impregna la atmósfera. León adquirió el sillón en el que votó la Constitución de 1978 cuando se renovaron los escaños (abonó por él 17.000 pesetas). Para ser exactos, adquirió uno para cada hijo. Tiene en el dorso cenicero, el botón para pulsar el sufragio y una tabla sobre la que escribía el de detrás. En la misma estancia, el texto del homenaje de la Asociación de ex Diputados y ex Senadores, que se leyó en el "salón de los pasos perdidos" del Congreso. "En el ocaso del año 2013 un hombre discreto, modesto y ejemplar tras dejar en la estela de su vida las líneas brillantes de la nobleza, la lealtad, el compañerismo y la solidaridad para con sus semejantes: don León Buil Giral, altoaragonés de cuna y ejercicio". Reconoce el texto que el gran promotor de esa organización pretendió con su alumbramiento que "quienes participaron en los mejores años de la política española siguieran siendo, de por vida, portadores de los valores del consenso, el entendimiento y el amor a la libertad".

"TRANSMITIR PAZ"

León Buil y Merche Polo han sido un complemento perfecto, un hombro mutuo permanente. León no siguió en la política activa, se fue "con sus convicciones y sus ideas. Era el tiempo de dedicarse de pleno a la abogacía y a la familia, aunque nunca dejó de emplearse a fondo por su oficio y su entorno. Siempre con una máxima: "Si no tienes envidia ni odios, puedes transmitir paz".

En esa transformación de su piel profesional y personal, León madrugaba extraordinariamente para escribir y para apoyar un gran número de buenas causas. Trabajar con denuedo y transmitir su conocimiento, impartiendo con conferencias que lo mismo explicaban el capitalismo y el socialismo que la cultura y el ocio en la era tecnológica, el sacerdote y la política o la protección de paisajes integrados, el bandolerismo en el Alto Aragón o la Constitución de Cádiz, el matrimonio y el divorcio o el principio constitucional de la solidaridad interregional. Y, en medio, tantas y tantas sobre Sobrarbe, episodios barbastrenses, Joaquín Costa en Graus o la economía altoaragonesa. Su presencia, con su legado, es omnímoda en toda la vivienda.

Y, llegado el fin de semana, la gran obra de la casa que erigieron Merche y León durante prácticamente dos décadas en las que él exhibía su habilidad como albañil, carpintero y todos los oficios precisos, con el auxilio de ella. El resultado, un hogar extraordinario que pronto se poblaría de amigos con los que conversar, la otra gran pasión de León y Merche, sobre lo divino y lo humano.

En el abundante material que Merche todavía se sumerge cada día no menos de dos horas para su organización, se suceden carpetas sobre economía de montaña, Broto-Fiscal, las capitulaciones de Barbastro, los comités de los dos partidos políticos, memorias, restauraciones o las cartas con las que deleitaba a los lectores, entre otros, de DIARIO DEL ALTOARAGÓN, con su profundidad y su meticulosidad. Siempre llegaba hasta el despacho del director con humildad, con esa serenidad que impregnaba todo el ambiente de sosiego.

Consciente hasta su último aliento, León preguntó a Merche cómo rezar apenas diez minutos antes de expirar. Ella le recordó a don Antonio Durán, que huía de los formalismos y decía que hay que orar hablando a Dios como se haría a un padre. Y León lanzó el mensaje divino: "Dios, ayúdame en este momento y ayuda a Merche y mis hijos, que lo necesitan". Una postrera y eterna declaración de amor.