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SOLIDARIDAD

Ayudar desde la educación para cambiar las cosas

La oenegé Sumum cumple su quince aniversario desarrollando proyectos en Costa de Marfil, y su reto para este año, construir un comedor en Mahandougou

Ayudar desde la educación para cambiar las cosas
Ayudar desde la educación para cambiar las cosas
S.E.

HUESCA.-La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo. Fue Nelson Mandela quien dijo esta frase, y la oenegé Sumum, Solo un Mundo un Mestizaje, ha hecho de ella su máxima.

Nacida en 2005 en Monzón, la entidad celebra este año su quince aniversario actuando en Costa de Marfil, porque como aseguran desde esta oenegé, creada por iniciativa de la montisonense Estrella Lalueza, "uno de nuestros objetivos es trabajar con las escuelas, y nuestros proyectos están dirigidos a mejorar el acceso a la educación de los niños".

Desde Sumum miran a las poblaciones rurales para mejorar sus condiciones de vida, conociendo de primera mano cómo es la vida real de sus gentes, sus necesidades, defectos y enormes virtudes, y tratando de captar la esencia de su naturaleza.

La realización de sus proyectos en el país africano "ha conseguido accionar en nosotros ese clic, para que podamos verlo todo desde otro punto de vista, mucho más útil que el que teníamos antes".

La educación, las cooperativas de mujeres y los centros sociales son los tres pilares sobre los que se centra la labor de Sumum, que cuenta con una veintena de socios, y que tiene en ese país a dos voluntarios que se encargan de supervisar en primera persona todos los proyectos, que también se visitan desde el Alto Aragón, con viajes anuales que organiza la oenegé y que se costea cada miembro que acude, ya que todo lo que se recauda se destina, además de a material para las escuelas: pizarras, pupitres..., para costear los materiales para la construcción de comedores, en los que la obra corre a cargo de los propios marfileños.

"A los poblados que disponen de comedor escolar, el gobierno les da una pequeña subvención, que permite que dos o tres días a la semana los niños coman", explica Rafael Martos, miembro de Sumum, un incentivo que contribuye a que los chavales vayan a la escuela, "algo fundamental porque es la única manera de cambiar las cosas".

Para este año, los proyectos de Sumum se van a centrar en Mahandougou, donde van a tratar de mejorar la alimentación infantil y el rendimiento escolar con un comedor, que se construirá gracias a la mano de obra comunitaria y el material donado por Sumum, además de la dotación de bancos y mesas para el mismo, y de utensilios de cocina.

También van a fomentar la creación de una cooperativa de mujeres, a las que, al ser las que realizan las labores agrícolas, les proporcionarán aperos, guantes, botas..., para que las desarrollen de forma más adecuada y puedan sacar mayor rendimiento a los cultivos.

A ese poblado llegaron porque Estrella Lalueza, que es veterinaria y enfermera y trabaja en Centro de Salud de Monzón, atendió a un paciente que se fue a curar. Hablando le comentó su lugar de procedencia y las necesidades que había en Mahandougou, así que el pasado noviembre, en un viaje para supervisar proyectos, ella y Rafael Martos se trasladaron a ese poblado con 1.308 habitantes, pertenecientes a la etnia malenké.

"Era la primera vez que acudían blancos, y fue toda una sorpresa. Para los niños éramos unos ogros y para los adultos sus salvadores", comenta Martos.

La toma de contacto no fue fácil, porque entre sus carencias está un hospital, una ambulancia y un médico. "El más cercano lo tienen a 40 kilómetros y en el caso de las mujeres, para parir se tienen que desplazar hasta allí y hacerlo en moto", dice.

A la mortalidad en los partos se une la mortalidad infantil. De hecho, "a los niños no se les pone nombre hasta que tienen un año y su primer cumpleaños no lo celebran hasta los cinco", cuenta Martos.

Y como desde Sumum lo que quieren es que se puedan celebrar cumpleaños, es fundamental que, además de la escuela, dispongan de un comedor y puedan solicitar esa subvención gubernamental que ayuda a que coman dos o tres veces a la semana, y con ello contribuir a mejorar el rendimiento escolar de los niños de Mahandougou.

"Nos entrevistamos con la asociación de mujeres, la de jóvenes y el comité de ancianos, además de ser presentados a las autoridades religiosas y civiles, y la primera de las peticiones procedente de la asociación de jóvenes fue la construcción del comedor escolar".

Los beneficiarios directos de este proyecto serán 382 estudiantes de Formación Primaria pertenecientes a dos escuelas, una con 78 niñas y 89 niños, y otra con 58 niñas y 157 niños. Los indirectos, cinco profesores de la escuela.

A lo largo del proyecto, las acciones se llevarán a cabo de manera coordinada con todas las personas participantes: padres, profesores, autoridades civiles, jóvenes y mujeres, y todo para que el comedor de Mahandougou sea una realidad.

Se firmará un acuerdo de cooperación entre la comunidad de Mahandougou y Sumum para el aporte tanto de material (grava, arena, agua) como de mano de obra comunitaria para la construcción, y para ello se buscarán presupuestos tanto en la ciudad de Daloa, donde se encuentran las dos personas que trabajan para la oenegé, como en Odienné, que es la ciudad más próxima a la población beneficiaria.

Lo mismo ocurrirá con los bancos y mesas y los utensilios de cocina.

Asimismo, se concederá la compra a los artesanos locales si estos trabajan con precios competitivos y con la misma calidad que en la ciudad.

La idea es que a finales de este año Mahandougou, que está situado a 539 kilómetros de Yamoussoukro, capital política de Costa de Marfil, y a 772 kilómetros de Abidjan, capital económica donde se encuentra el único aeropuerto civil en activo, puedan disponer de un comedor escolar.

"Los imposibles son posibles trabajando juntos", asegura Rafael Martos, que están haciendo partícipes de esa realidad, para nosotros lejana, a todos los jóvenes altoaragoneses, con charlas en colegios e institutos, así como en localidades de la provincia, la última hace unos días en Cofita, o en ciudades próximas como Lérida, donde contarán sus proyectos el 15 de marzo en el restaurante-cooperativa La Baula, en el que se podrá visitar Miradas, una exposición fotográfica resultado de una experiencia de turismo solidario realizada en diciembre de 2018, que dio a quienes la vivieron la oportunidad de conocer de primera mano, cómo es la vida real de las gentes de Costa de Marfil.

Entre ellos estaba Rafael Martos, veterinario de profesión y desde ese diciembre "embrujado confeso de la magia de África", un continente donde "el simple sabor de una fruta y unas cuantas fotos ya fueron suficientes para ver lo que Costa de Marfil escondía. Mi cámara cobró vida y reflejando todo lo que yo sentía, cada vez que el objetivo se abría, captaba la esencia de esa situación totalmente improvisada, que creo que es la única manera de ser real y fiel al momento de la instantánea".

Rafael Martos quedó cautivado, y encontró en Sumum una oenegé con la que poder aportar su granito de arena, algo que Estrella Lalueza viene haciendo desde hace quince años, y con la ayuda de los socios y de los altoaragoneses en general, hará que Sumum siga presente en Costa de Marfil, como mínimo otros quince años.