Sociedad

QUIÉN SOY

Rosa Casals Carrera, imaginación, estilo y vocación de servicio

Quería ser maestra, peluquera y le atraía especialmente trabajar en una tienda

Rosa Casals Carrera, imaginación, estilo y vocación de servicio
Rosa Casals Carrera, imaginación, estilo y vocación de servicio
S.E.

Rosa Casals nació en Huesca el 11 de noviembre de 1957. Se avecinaba el invierno, así que su llegada no pudo llenar de más calor y alegría la casa familiar. Su padre era repartidor de un almacén de vinos y su madre trabajaba en una portería y a la vez hacia otras faenas. Después de pasar 40 años afanada en diversos menesteres, sus progenitores decidieron abrir una bodega.

Su primer cole fue La Aneja, hoy conocido como El Parque. De allí guarda recuerdos muy divertidos. "A mi me gustaba mucho cantar, pero la verdad es que lo hacía muy mal -comenta-. En uno de los cursos, creo que fue en 4º, formaron un coro y después de las oportunas pruebas no me cogieron. Pero como tenía muy buenas compañeras y amigas, le insistieron tanto a la profesora de música que decidió admitirme, pero con una condición…. ¡Que solo moviera la boca y no se me ocurriera cantar ! Así que todos contentos y yo pude formar parte del coro".

Solo guarda buenos recuerdos, los malos ya los olvidó hace tiempo. Y también conserva buenas amistades de aquellos años, aunque algunas ya no viven en Huesca. Por su negocio, en plena Correría, casi siempre se pasa alguien con ganas de saludarle.

De niña le encantaba disfrazarse de chica mayor. Se hacía pulseras, se pintaba y se ponía zapatos de tacón, que era lo que más le gustaba. Su estilo y arte se podía apreciar también en los vestiditos que ella misma confeccionaba para sus muñecas. Ya apuntaba maneras.

Vivía en la calle Zaragoza y allí se daba cita con otras chiquillas que bajaban a jugar al aire libre. Eran esos tiempos en los que todos los vecinos se conocían y en Huesca se respiraba el sano ambiente de pueblo.

No recuerda ir de vacaciones, porque sobre todo su madre trabajaba mucho, todos los días de la semana, incluso los domingos después de comer. Así que Rosa pasaba horas en la ventana, viendo cómo nadaban los señoritos en la piscina de la casa donde estaba empleada su progenitora o cómo disfrutaban en el jardín. Señoritos, se sonríe, así había que llamarles cuando cumplían los 16 años.

Rosa desarrolló una gran imaginación. Era una niña muy sociable, siempre dispuesta a la broma y al mismo tiempo muy obediente. Se quita méritos en este aspecto. "La mayoría de las niñas de mi edad éramos así", asegura.

Fue una niña feliz, con muchas ilusiones. Quería ser maestra, peluquera y le atraía especialmente trabajar en una tienda. Deseo cumplido. Estuvo años en un comercio de ropa y después en una zapatería. Más tarde montó su propio negocio, Casals Interiorismo, en el que sigue volcada con la misma dedicación y entusiasmo del primer día. Se siente una afortunada porque hace lo que le gusta y además está rodeada de gente maravillosa por la que siempre se desvive. En los primeros puestos del ranking, su esposo, José Luis Laguna, su hija, Clara, y su nieto, Alex l