Sociedad

SERIES

Las últimas cuatro caras de Miguel Ángel Silvestre

El actor se ha metido en la piel de un reo, un alcalde, un sicario y Don Alberto

Las últimas cuatro caras de Miguel Ángel Silvestre
Las últimas cuatro caras de Miguel Ángel Silvestre
MOVISTAR+

MIAMI.- Dicen que los actores viven mil vidas, pero pocos han experimentado papeles tan intensos y demandantes en tan poco tiempo como el actor Miguel Ángel Silvestre, quien en los últimos dos años ha sido un famoso reo, un alcalde de un pueblo tomado por el diablo, un sicario y su ya legendario Don Alberto.

"Sí que la he tenido muy intensa. Me fascina", dijo Silvestre durante una entrevista virtual desde la sala de la casa donde vivió hasta los 13 años y que comparte ahora con su madre durante la cuarentena por el coronavirus.

En estos días ha echado para atrás en el tiempo. Se ha puesto de nuevo en la piel de Pablo Ibar,el reo hispanoestadounidense que tiene 24 años gritando en la vida real su inocencia desde las cárceles del estado de Florida.

"Ibar es un personaje que va a estar conmigo y con mi madre por mucho tiempo. No solo porque es una persona de verdad, que está viva en una situación terrible, sino porque aparte de que me suenan las alarmas (sobre el desarrollo del proceso) en el teléfono he pensado mucho en él durante esta cuarentena", dijo.

"En este encierro lo he tenido muy presente", confesó el actor de 38 años, a quien las medidas del confinamiento para contener la pandemia del coronavirus lo agarraron en la ciudad de Castellón de la Plana, donde está la vivienda familiar y aún reside su madre.

Justamente, Silvestre está conversando con la prensa estadounidense sobre su experiencia filmando la serie que cuenta la vida de Ibar, desde poco antes de su arresto, por el asesinato de tres personas en el área de Miramar, una ciudad dormitorio de Miami, hasta 2016, cuando llevaba 16 años en el llamado corredor de la muerte.

El verdadero Ibar, que ahora tiene 48 años, ha tenido tres juicios. El más reciente fue en 2019, en el que a pesar de que fue encontrado culpable otra vez, se le cambió la condena de pena de muerte a cadena perpetua.

Bajo el título En el corredor de la muerte, la producción fue estrenada esta semana en la plataforma de "streaming" en español Pantaya, creada por los estudios Lionsgate y Televisa.

Silvestre, que está seguro de la inocencia de Ibar, se siente emocionado de que la serie esté finalmente disponible en Estados Unidos, donde ocurrieron los hechos, permanece Ibar y hay poca información sobre el caso.

"Trabajé muy duro en hablar como lo hace Pablo", indicó el actor, quien sabe que será la audiencia del sur de Florida la que le confirmará si logró capturar el "acento de Miami", pues le dedicó muchísimas horas.

HACIENDO HISTORIA EN HBO Y NETFLIX

Los éxitos de este año del actor son muchos más. Cuando comenzó la cuarentena, Silvestre estaba interpretando a un sicario en la serie Sky Rojo, en la que comparte roles estelares con la argentina Lali Espósito y la cubana Yany Prado.

"Es la serie más intensa en la que he trabajado. Es muy sexual, entra dentro de la categoría de pulp, se acerca al cómic y a la vida real. Es muy fuerte", indicó el intérprete, luchando para contener un sonrojo.

Sky Rojo cuenta la historia de tres prostitutas que se escapan de sus captores. Silvestre la colocó en el mundo de la trata de personas, desde la lupa del equipo que hizo La casa de papel.

"Son todos los mismos, los productores, escritores", afirmó.

Antes había concluido 30 Monedas, una serie de terror del aclamado director Álex de la Iglesia -uno de los cinco mejores de España, según Silvestre- que se asienta en un pueblo tomado por el diablo.

El actor la define como la propuesta más ambiciosa de HBO en Europa. Su título se refiere a la traición de Judas a Cristo y tiene elementos paranormales y de conspiración mundial.

Precisamente Silvestre, como concluyó, se muere de ganas por presentar estas nuevas facetas como actor al público, que se enamoró de él como el Don Alberto de Velvet y Velvet Collection, rol del que se siente agradecido.