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Anita de Arbués, embajadora del pueblo de sus abuelos

“Los veranos en Arbués me marcaron mucho, eran un auténtico contacto con la naturaleza”

Anita de Arbués, embajadora del pueblo de sus abuelos
Anita de Arbués, embajadora del pueblo de sus abuelos
S.E.

Anita de Arbués nació el 27 de febrero de 1974 en Zaragoza. A los 14 meses llegó su hermano Luis. Su padre era maestro industrial y "pertenece a la generación de emigrantes del campo", mientras que su madre "comenzó siendo una de las chicas del cable", al trabajar en Telefónica. "Mi infancia fue súper feliz entre Daroca, de donde era mi madre; y Arbués (en la Jacetania), donde vivían mis abuelos paternos".

"Los fines de semana y los veranos íbamos a un pueblo o al otro. Pasé mucho tiempo con mis abuelos, a los que me siento muy unida, sobre todo con mi abuela, Emilia de Callao, que nació en Paternoy en 1919 y con la que mantuve una relación especial. Falleció en 2019, poco antes de cumplir 100 años".

"Los veranos en Arbués me marcaron mucho, eran un auténtico contacto con la naturaleza", dijo la niña que "iba de expedición a los barrancos, ordeñaba cabras con tía Concha, convivía con abejas, cogía gusanos de luz, pasaba horas con los pastores, ayudaba a cocinar jabalí y presenciaba la matacía".

Además, habló mucho con las mujeres del pueblo. "Estuve horas escuchándolas y me influyó como escritora. Muchas de las historias que he escrito me las contaron y las guardé escritas. Por ejemplo, Los pajarillos de barro (Editorial Fuendepila, 2012) transcurrió en Casa el Herrero a final del XIX". "Hoy diríamos que el cuento trabaja conceptos como el "bulling". Entonces, la frase de mi abuela fue "abusones ha habido toda la vida, solo hay que abrirles los ojos". Otro cuento es Sara y Pelusa, que habla de la amistad y transcurrió en Paternoy allá por 1920 en casa Molinero y casa Colás.

Anita de Arbués estudió con los Jesuitas de Zaragoza y fue a la universidad en Huesca. "Durante 15 años, me dediqué a la empresa privada, me forjé un puesto de dirección y estuve muy implicada en mi desarrollo profesional". En 2006 y 2008, nacieron sus hijos. "La dificultad para conciliar trabajo y maternidad, junto a la crisis de 2009, hizo que me replanteara el mundo laboral y volví a escribir. Al principio, para mis hijos y sobrinos, pero fui cogiendo fuerza. Tenía claro que el objetivo era dar a conocer a ilustradores y transmitir valores humanos y el sentimiento de arraigo familiar que se está perdiendo", dijo la escritora, que se define como "una persona positiva, muy creativa, hiperactiva de mente y un poco friki".

Hoy se siente "ilusionada" al trabajar en nuevos proyectos editoriales y prepara una web con obras de ilustradores "tanto como principiantes como de reconocido prestigio". También está impulsando la biblioteca de Arbués con apoyo del Ayuntamiento de Bailo y muchos amigos y conocidos que hacen donaciones. "Seguro que conseguimos la biblioteca más grande de España en relación a los habitantes del pueblo", asegura, pues solo viven 9 personas, incluido su padre..