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Amparo Leiva Bebel: 44 años entre la sanidad y la cultura

“La enfermería me gustaba y el trabajo de cultura me fascinaba, me llevo un gran recuerdo de las bibliotecas”

Amparo Leiva Bebel: 44 años entre la sanidad y la cultura
Amparo Leiva Bebel: 44 años entre la sanidad y la cultura
S.E.

Amparo Leiva Bebel nació el 17 de agosto de 1955 en la localidad granadina de Darro, pero muy poco después era ya vecina de Binéfar, donde vivió su primera y segunda infancia, hasta los 12 años, estudiando en la Escuela Pública Víctor Mendoza.

Fue un periodo del que guarda "muy buenos recuerdos", excepto, curiosamente, "los del recreo, que nos hacían tomar aquella leche de polvos que era malísima, y cuando no nos veían la tirábamos entre los pinos". A los pocos momentos de malas remembranzas une esos en los que "la maestra nos castigaba, nos ponía cara la pared y con una regla nos daba en las piernas", y sigue sin entender "por qué no podíamos jugar con los chicos".

De la infancia tiene, así mismo, "una mala experiencia: fallecía mi madre cuando yo tan solo tenía 11 años recién cumplidos, en un día además muy señalado, como en esa época era el día del Pilar".

A partir de los 12 años y hasta los 17 "estuve interna en un colegio de monjas (Las Paulas), en Zaragoza". De este lustro dice que estuvo "bien", aunque "podría escribir un libro, sobre todo explicando la cantidad de misas que me tragué, había semanas que dos al día: la de las seis de la mañana con los rezos de las monjas y la de las ocho con las alumnas, más el rosario de la tarde. Ese era el castigo por portarte mal, y escribir 500 veces obedeceré a la hermana o haré lo que la hermana me mande".

De su juventud en Huesca tiene "recuerdos muy buenos en todos los aspectos". En 1975, con 20 años, entró en la DPH, donde se jubiló el año pasado tras 44 años de trabajo.

Primero fue auxiliar de enfermería en el Hospital Provincial -"lo que quería ser de pequeña era enfermera"-. "En esa época -rememora- estaban las monjas al mando de todo y fue un poco duro ya que las hermanas no lo llevaban nada bien. En esos momentos nuestro convenio era: "haré lo que la hermana me mande y obedeceré a la hermana". Y teníamos que ir a las seis de la mañana, que era cuando ellas se iban a misa".

Tras una corta temporada trabajando en los pisos tutelados de la Diputación, en noviembre del 90 Amparo pasó a la sección de Cultura de la DPH, fue cuando "se pusieron en marcha las bibliotecas en los municipios, y tengo que decir que si la enfermería me gustaba, este trabajo me fascinaba, me llevo un gran recuerdo de todas las bibliotecas municipales de Aragón".

De su vida social en Huesca afirma que "ha sido muy extensa, siempre me ha gustado ayudar a la gente y me he llevado muy buenos amigos". Fue fundadora de Jara-Asociación de Ayuda al Drogodependiente; la primera mujer que dirigió Juventud de Cruz Roja...

No oculta que: "la política siempre me ha gustado. Empecé en el CDS, que fueron unos años muy buenos, estábamos un grupo de gente que éramos como una familia pero en grande", y desde 1991 es afiliada del PSOE.