Sociedad

LA ENTREVISTA

Marta Sanz: "Las violencias percibidas en la intimidad vienen de una violencia estructural"

La escritora firmó ejemplares de su última novela, "Pequeñas mujeres rojas", en una presentación realizada en la librería Anónima.

Marta Sanz: "Las violencias percibidas en la intimidad vienen de una violencia estructural"
Marta Sanz: "Las violencias percibidas en la intimidad vienen de una violencia estructural"
T.O.M.

HUESCA.- La última novela de Marta Sanz, Pequeñas mujeres rojas (Anagrama), es la última de una trilogía que, sirviéndose del estilo literario, ha buscado trazar el mapa de las violencias contemporáneas. La autora, que estuvo firmando ejemplares este jueves en la librería Anónima, explicaba a este periódico cómo a través de tres personajes comunes a los tres títulos (Black, black, black y Un buen detective no se casa jamás son los dos primeros), estos libros tienen la pretensión de compartir una idea, "la de que todas las violencias que percibimos en nuestra intimidad, en nuestras alcobas y nuestras familias, tienen que ver con una violencia estructural y sistémica". Según la autora, "las tres reflejan distintos episodios de esa forma de concebir la relación entre las pequeñas violencias con las grandes violencias".

En este caso el escenario en el que se ubica la acción es el mundo rural, "un espacio mítico que no existe, llamado Azafrán", al que la protagonista, esta vez la voz que habla es la de Paula Quiñones, llega para localizar fosas comunes de la Guerra Civil movida por su propia conciencia ciudadana: "Cree que es urgente resolver el problema de la memoria histórica", explica Sanz.

Una violencia, la que sufrieron las víctimas enterradas en las fosas o la que sufren las mujeres maltratadas -dos de las violencias contemporáneas más sangrantes a juicio de la autora-, que "va unida desde este punto de vista metafórico literario" a otra violencia mucho más sutil, ejercida desde la herencia cultural que dejó la educación nacional católica durante el franquismo, "que ha sido especialmente mala para las mujeres, para la construcción de su sexualidad", provocando que "su placer sea entendido como algo vergonzoso". El puente entre ambas violencias es esa idea de "vulnerabilidad, de fragilidad, que nos hace conscientes de un mundo marcado por brechas de desigualdad, interrelacionadas, de clase, raza o género".

Las pequeñas mujeres rojas a las que alude Sanz con su título son todas esas "como Paula Quiñones, que es una mujer fuerte, inteligente, comprometida con la realidad y géneros, pero que cuando se ve involucrada en algún tipo de relación sentimental se empequeñece, como si fuera una miniatura de sí misma", fruto de la herencia cultural sobre el amor romántico, el amor como una relación de poder". Además, también se alude a todas aquellas mujeres que por su imaginación, creatividad o excentricidad, a lo largo de la historia, de la literatura y las artes, han sido tratadas de locas".

Un tipo de violencia, la que se ejerce a través del descrédito justificado en un descaro inapropiado a ojos ajenos, que se reproduce desde la inconsciencia, "el problema es que nosotros asumamos esa violencia como normal, que la tengamos naturalizada y no la percibamos como violencia. La novela trata de sacar aquellos temas que tienen que ver con la violencia contra el cuerpo de las mujeres de esa normalidad".