Sociedad

ENTREVISTA

Núria Giménez Lorang: "Es mejor ver mi película con cuanta menos información, mejor"

Su largometraje, My Mexican Bretzel, subió el telón de la Muestra de Cine Invisible de Benasque, donde fue muy bien recibida

Núria Giménez Lorang: "Es mejor ver mi película con cuanta menos información, mejor"
Núria Giménez Lorang: "Es mejor ver mi película con cuanta menos información, mejor"
S.E.

BENASQUE.- La película My Mexican Bretzel de la directora Núria Giménez Lorang subió el telón de la Muestra de Cine Invisible de Benasque que organiza la Asociación Guayente, en colaboración con el Ayuntamiento.

Esta pieza exquisita, que sedujo a los espectadores durante el confinamiento a través de la red y no se estrenará en cines hasta el 6 de noviembre, nace de las evocadoras imágenes en 16 y 8 milímetros que plasmaron las ricas vivencias de los abuelos de la directora -de nacionalidad suiza y origen burgués- para confeccionar una película deliciosa y original. Disfrutar de ella en pantalla grande en el Palacio de los Condes de Ribagorza en primicia resultó todo un lujo.

"Se basa en unos supuestos diarios y, por ello, la gente ha sentido que accedía a la intimidad de una persona y, en el ordenador, se creaba un entorno íntimo y doméstico que encajaba muy bien. Es cierto que gracias a que se pasó en Filmin, mucha gente vio My Mexican Bretzel, la productora Avalon la conoció, y ahora la apoya y distribuye. Así que, en ese sentido, ha ido bien", dice.

La cinta propone un planteamiento original, aunque no quiere abundar demasiado en el argumento. "Creo que es mejor verla con cuanta menos información, mejor", considera, aunque cuenta cómo se gesta el filme.

"Cuando mi abuelo murió, mi madre y yo fuimos a recoger sus cosas. En el sótano de su casa en Suiza estaban estas bovinas de 16 y 8 milímetros. Le pedí a mi madre llevarlas a Barcelona y allí empecé a digitalizarlas. Vi que había imágenes increíbles, de Europa, Estados Unidos, Asia, África y, sobre todo, de un universo que ya no existe en muchos sentidos. Entonces decidí que quería hacer algo con eso", explica aludiendo al germen de este trabajo cinematográfico, su primer largometraje y su segunda pieza, después de un corto rodado en Atenas hace varios años.

El material gráfico, una joya testigo de un tiempo extinto, fue el detonante. "No quería hablar de la vida real de mis abuelos. Esa parte la quería respetar aunque suene contradictorio. Me sentía cómoda utilizando sus imágenes, pero no sus vidas".

Sin embargo, este material le llevó a, sin desearlo, adentrarse en ellos más de lo que pensaba. "Me dijo mi madre que había hecho un retrato más verdadero de sus padres que si hubiese contado su historia real. Y a mí eso me gusta mucho porque demuestra que no hace falta ceñirse a los hechos para explicar una verdad. A través de una ficción podemos transmitir una verdad. Las imágenes hablan mucho", considera Giménez Lorang, muy satisfecha con la acogida en Benasque y en esta muestra de cine modesta donde se ha sentido muy cómoda.

"Me identifico mucho con cualquier proyecto que sea pequeño independiente y hecho con mucho cariño porque la película es pequeña, independiente, hasta ahora que está Avalon, pero yo he estado trabajando en ella sola siete años", relata, aludiendo a nuevas ideas, pero todavía ningún proyecto concreto para el futuro.