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Pedro Camarero Gallardo: "La sociedad civil debe ser parte de la solución junto a la administración"

Ha trabajado 40 años en distintos puestos de responsabilidad en la CAI y actualmente preside Huesca Suena, desde donde llama la atención sobre la falta de oportunidades para los jóvenes

Pedro Camarero Gallardo: "La sociedad civil debe ser parte de la solución junto a la administración"
Pedro Camarero Gallardo: "La sociedad civil debe ser parte de la solución junto a la administración"
S.E.

HUESCA.- Pedro Camarero Gallardo (Zaragoza, 1954) sabe cómo se consiguen los objetivos. Es una cuestión de "esfuerzo y dedicación", y de "crear buenos equipos". El fundamental, su familia, "el mejor equipo humano posible" y un "pilar extraordinario" en su vida. Con su mujer y sus dos hijos fijó en 1983 su hogar en Huesca, una ciudad vivida en todos sus tejidos a través de sus distintas responsabilidades en la CAI y a la que sigue dedicando entrega y entusiasmo desde la presidencia de la plataforma ciudadana Huesca Suena.

Nació en el barrio de las Delicias de Zaragoza, "entonces como un pueblo" que acogió a muchos inmigrantes. Sus abuelos lo fueron. Estudió en la sección delegada de Ciudad Jardín del Instituto Goya y eligió el rugby como deporte; llegó a jugar en segunda división con el Aragón. Y tenía otra parte de la que disfrutaba, el tercer tiempo: juntarse distendidamente tras el partido con el rival. "Es muy importante en todas las facetas de la vida que al de enfrente lo consideres adversario, no enemigo", un respeto que se ha ido perdiendo, dice.

Su faceta laboral es amplísima -cotizó 47 años- y la empezó a los 14, por lo que todo lo estudiaba por la noche. Trabajó en una compañía de seguros, gestorías, árbitro de rugby, y con 20 años logró por oposición una de las 20 plazas que ofrecía la CAI entre 2.800 aspirantes. Es diplomado en Derecho por la Facultad de Zaragoza y del Programa de Dirección General por el IESE de la Universidad de Navarra.

Su primer destino como auxiliar en la Caja fue Illueca, y solo un año después, con 21, le enviaron a abrir su primera oficina en La Joyosa y le siguió la de Cuarte de Huerva en una época en la que las cajas empezaban a poder trabajar con empresas. Volvió a Illueca -"un máster" por las dificultades económicas de esos años-, y el siguiente paso era Alcañiz, pero el destino se cruzó y una semana antes de entrar le avisaron de que iría a Huesca, donde la oficina abierta dos años antes no acababa de funcionar. Recuerda la fecha en la que llegó: 10 de octubre del 83.

Su decisión para abordar la situación en Huesca fue "un cambio radical del sistema de trabajo. Había gente muy buena, pero no contaban con ellos y fue con ellos con quienes hicimos un buen equipo de trabajo; esa es la primera clave. La segunda, que tus clientes confiaran en ti, y para eso tiene que haber solidez, y ese equipo lo cumplía". Y el resultado, de tener dos oficinas en la provincia se pasó a 22 en 2001. "Fue una época muy gratificante, planteábamos proyectos y casi no nos los discutían. Entre ellos, he disfrutado mucho la entrada en 1984 en Diario del Altoaragón. Fueron años de mucho trabajo pero muy satisfactorios".

Tras esta dirección provincial, asumió otros puestos en la CAI: director de Márketing, de la Obra Social y Cultural, y de la red de oficinas, en distintas etapas. Donde ha estado, ha puesto en práctica su enorme capacidad para hacer que resulte fácil lo más complicado y ha creído en la gente y sus proyectos. Uno de ellos con Prames, a tres bandas: publicaciones -"llegamos a vender 500.000 ejemplares con rutas por el territorio"-, senderos -se recuperaron más de 4.000 kilómetros- y rehabilitación de lugares históricos. En la Obra Social, "la conciencia del negocio" y para la que "había muchos recursos y podíamos atender grandes proyectos", destaca especialmente la residencia que explota la Fundación Ozanam en Zaragoza, cuyo modelo es ejemplo en España y en otros países.

En 2003, Camarero ya mostraba en la CAI su preocupación por el incremento del negocio inmobiliario. "Pero se siguió y en 2008 todas las cajas tenían una cifra tremenda de riesgos" en ese sector, "que cuando cayó arrastró al 80 %". Con ello, también "se perdieron 1.200 millones al año para obra social", resalta. Esto no hubiera ocurrido si "el Banco de España hubiera aplicado de verdad medidas de supervisión y control del riesgo inmobiliario".

La CAI vivió entonces su fusión con las cajas de Badajoz y Burgos en Caja 3, y Camarero asumió la dirección de la red de oficinas y de negocio del banco. "Aguantamos el tirón durante tres años y casi conseguimos seguir solos", explica, para añadir: "Valoramos unirnos con Ibercaja y hacer más grande una entidad aragonesa, y primó eso. Fue una forma de dar continuidad al valor aragonés en el mercado financiero". Califica la integración con Ibercaja de "modélica". "Conseguimos meternos todos en el proyecto como si no hubiera sido una fusión, pensando que era la mejor opción para hacernos más grandes y más eficientes". Permaneció en Ibercaja Banco hasta que, como se comprometió, culminó el proceso, en 2015.

Entre sus actividades, preside la plataforma ciudadana Huesca Suena, donde aplica una de sus claves: "Buscar los mejores equipos, gente que está al pie de la calle que es la que mejor puede asesorar". Durante 4 meses, 60 profesionales voluntarios han preparado proyectos "coherentes y sensatos" para el desarrollo de Huesca -"tiene un valor incalculable"-, que se han entregado a las instituciones. "La sociedad civil tiene que aportar propuestas a las Administraciones Púbicas, ser parte de la solución, y éstas tienen que ser receptivas y valorar esa simbiosis para avanzar juntos". Porque "el conformismo es terrible, tenemos que pelear por lo nuestro. Muchos jóvenes bien preparados, especialmente en carreras técnicas, tienen que emigrar por no encontrar oportunidades; es un vacío cualitativo que pasará factura al desarrollo de la ciudad. La sociedad civil se tiene que crecer ante las dificultades, muchos pueden conseguir mucho", asevera.