Sociedad

OBITUARIO

Fallece a los 92 años el español Pere Casaldàliga, el "obispo del pueblo"

Durante su estancia en los Misioneros de Barbastro, fue responsable del Seminario Claretiano

Fallece a los 92 años el español Pere Casaldàliga, el "obispo del pueblo"
Fallece a los 92 años el español Pere Casaldàliga, el "obispo del pueblo"
EFE

SAO PAULO/BARCELONA.- El obispo Pere Casaldàliga, defensor de los derechos de los indígenas y uno de los promotores de la Teología de la Liberación, ha fallecido este sábado a los 92 años en la localidad brasileña de Batatais, en el estado de Sao Paulo, donde estaba ingresado por una afección respiratoria grave. Casaldàliga, que vivía en Brasil desde 1968, estaba hospitalizado desde hacía días aquejado de una neumonía con derrame pulmonar.

El obispo Pedro Casaldáliga tuvo vinculación muy directa con Barbastro durante su estancia en los Misioneros como responsable del Seminario Claretiano y estuvo cerca de cinco años en el monasterio de El Pueyo donde residió y compuso el poema dedicado "A los olivares de El Pueyo" que se canta cada año en la romería por Lunes de Pascua. Además, escribió poemas a la Virgen del Pueyo entre su densa y prolífica trayectoria de religioso, escritor y poeta con más de 50 obras publicadas, algunas en prosa.

En su estancia en Barbastro fue el gran impulsor de los Cursillos de Cristiandad donde involucró a la Guardia Civil según recuerda José María Neruete, director del Museo de los Mártires Claretianos, "su capacidad para convencer era grande y recuerdo que se hizo muy conocido a nivel social como educador de los postulantes en el Seminario y por su labor en la ciudad".

Beruete recuerda un hecho curioso, "en mi etapa de párroco en las localidades de Liri, Arasanz, Erestué, Ramastué y Sos me tuve que incorporar al servicio militar y le llamé a Madrid para que me supliera y vino enseguida"

En concreto, "en Castejón de Sos le esperaba los vecinos de los pueblos, autoridades y muchos de la Guardia Civil, fue un recibimiento entre aplausos digno de una autoridad y le sorprendió mucho a Casaldáliga cuando bajó del coche de línea con la maleta". De la estancia en Barbastrfo se recuerda su labor como director de la Revista Iris de Paz que siguió en Madrid hasta su traslado a Brasil donde le ordenaron obispo enseguida. Al mismo tiempo, ordenó sacerdote al hermano Manuel Luzón que era el conductor del vehículo de los Misioneros en El Pueyo y fiel servidor".

El craretiano Beruete señaló ayer que "la muerte del obispo Casaldáliga nos deja el recuerdo de una gran persona que dedicó parte de su vida a la defensa de la justicia social, en Barbastro le conocían todos y en Brasil le quisieron como a un Dios en la tierra". En el año 1989 se organizó una campaña para la concesión del Premio Nobel de la Paz, sin resultados prácticos.

Por su parte, el barastrense Enrique Albert ha mantenido mantuvo relación fluid con Casaldáliga a quien recordó en estos términos, "ya venía de la viva amistad que tuvo con mi padre durante su estancia en Barbastro como formador de seminaristas. Mantuvimos una comunicación fluida y afectuosa mientras las comunicaciones y la evolución del parkinson lo permitieron. Barbastro, El Pueyo y su Virgen siempre formaron parte imprescindible de su geografía sentimental y espiritual".

En cuando su exégesis del Evangelio "la proclamó cada instante de su visa, siempre y hasta el último aliento al lado de los pobres, los humildes y los perseguidos en su extensa diócesis de la Amazonia".Su estancia en la diócesis de Barbastro coindició con la del obispo Jaime FloresMartín.

INTENSA LABOR SOCIAL

Al religioso, nacido en 1928 en Balsareny (Barcelona) y reconocido en Brasil por su intensa labor social y defensa de los más vulnerables, se le conoce como el "obispo del pueblo" por su defensa de las etnias indígenas de la Amazonía y la lucha contra la violencia en el campo. Los claretianos, a los que pertenecía Casaldàliga, han anunciado que este sábado habrá un velatorio en Batatais, y que será enterrado, tal y como pidió, en la localidad de Sao Félix de Araguaia, en la región de Mato Grosso. Casaldàliga, que era obispo emérito del Prelado de Sao Félix de Araguaia, participó en la lucha contra la violencia en el campo y en la fundación de la Comisión Pastoral de la Tierra y Consejo Misionero Indígena, ambas organizaciones vinculadas a la Iglesia católica.

El religioso, hijo de campesinos y ordenado sacerdote en la España de la dictadura de Francisco Franco, fue amenazado de muerte en diversas ocasiones. Religioso, escritor y poeta, Casaldàliga fue un "profeta" en Latinoamérica, un "místico" enfrentado con la corrupción, el poder, el autoritarismo y el clericalismo, según describe a EFE el padre Mazula, quien ha estado a su lado los últimos días de su vida. El misionero catalán llegó al Brasil más profundo en 1968, en plena dictadura militar, y tres años después se convirtió en el primer obispo de Sao Félix do Araguaia, un humilde y remoto poblado de poco más de 10.000 habitantes situado en el interior del estado de Mato Grosso.

Allí se implicó en la lucha de los indígenas de la etnia Xavante en una disputa con hacendados por la propiedad de unas tierras cercanas a Sao Félix do Araguaia, una violenta ciudad donde vivió sus últimos días hasta ser ingresado esta semana en un hospital de Sao Paulo por problemas respiratorios. La batalla por los más vulnerables le llevó a abrazar la Teología de la Liberación, una rompedora corriente teológica nacida entre los movimientos de base de la iglesia Católica en Brasil y que luego se expandió por el resto de América Latina.

Sus ideas progresistas le convirtieron en un "incomprendido" dentro de la congregación cristiana, que condenaba los principios "marxistas" que identificaba en la Teología de la Liberación, pero con el tiempo se alzó como uno de los nombres más admirados del mundo católico. La salud del religioso claretiano ya estaba debilitada por el parkinson y, prácticamente recluido pasó los últimos años de su vida bajo los cuidados de los agustinos en Sao Felix de Araguaia. Casadàliga soñaba con ir a África tras jubilarse "para estar en oración y solidaridad con los hermanos de aquel continente marginado". "La salud, sin embargo, ya no secunda mi sueño y no quiero dar trabajo a nadie. A Europa no vuelvo. Me quedo en el Tercer Mundo", sentenció.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el vicepresidente Pere Aragonès han lamentado su muerte y han destacado su compromiso con los oprimidos y su lucha en favor de los más pobres y desfavorecidos. El cardenal arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, también ha lamentado el fallecimiento del obispo y ha destacado de él su voluntad de servicio "a los pobres", con los que "siempre quiso trabajar y vivir".