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Jesús Uriol: De las alegrías en Sena a su pasión por bailar lento

"Recuerdo con especial cariño la cara de mis abuelos Vicente, Pilar, Ignacio y Orosia"

Jesús Uriol: De las alegrías en Sena a su pasión por bailar lento
Jesús Uriol: De las alegrías en Sena a su pasión por bailar lento
S.E.

HUESCA.- Jesús Uriol Royo nació en Sena el 27 de noviembre de 1973, en el seno de una familia monegrina de labradores. Eran años duros, por lo que sus padres decidieron trasladarse a vivir a Huesca cuando apenas había cumplido un año y se asentaron en pleno corazón de la ciudad, en la calle Sancho Abarca. Jesús asegura que les encantaba vivir en el Casco Viejo, donde consideraba a los vecinos como de su propia familia.

Es el segundo de dos hermanos, por lo que durante un tiempo sus padres se referían a él como "el pequeño" y más tarde gozó de un rosario de nombres que con cariño le apodaban sus seres queridos, como Uriol, Chuchi, Urito o Jesússss.

Sus primeros veranos y muchos fines de semana transcurrieron en Sena. "Recuerdo con especial cariño la cara de mis abuelos Vicente, Pilar, Ignacio y Orosia cuando llegábamos. Ir en bicicleta, jugar al fútbol en la plaza, al escondite en la lonja, merendar farinoso, tomar el fresco... todo eran pequeñas alegrías", afirma.

Estudió en el Colegio San Vicente. No le importa reconocer que su hermano era mejor alumno y él, más movido, como les decían los profesores a sus padres. Les gustaba jugar al baloncesto, aprendieron mucho de "Chopo" y el partido de los sábados por la mañana contra otros colegios era uno de los momentos más esperados de la semana. Luego, siguió en el Instituto Lucas Mallada, donde disfrutó siendo delegado de 1ºD. De sus épocas de estudiante conserva sus mejores amigos, Karrikiry"s y Willy"s, a los que considera sus "referentes". Agradece la confianza que varios profesores depositaron en él, gracias a la cual logró salir adelante a pesar de que seguía sin ser modelo de aplicación.

El primer domingo de octubre es la fiesta mayor en Sena. A su padre le encantaba ir danzar en el Rosario de primera hora de la mañana y quizá por eso no tardó en apuntar a sus hijos en la Escuela Municipal de Jota, a la vera de Carlos Vidal, que "se convirtió en un padre" para muchos de sus jóvenes alumnos.

Empezó a bailar y actuar, y recuerda muchas sobremesas en la Venta del Sotón. "Todavía hoy, si hay algo con lo que disfruto de verdad, es bailando una jota, lenta, eso sí".

Siente las fiestas de San Lorenzo como algo muy especial, se hizo de la Zoiti y ya nunca se ha desligado de la peña. "En las Jornadas Culturales de verano, nos encargamos varios años de hacer la carga y descarga de la iluminación y megafonía de Mecano, El último de la Fila, Hombres G ... e incluso con 14 años de hacer de guardias de seguridad en aquellos conciertos en la Plaza de Toros".

Tras el instituto, estudió Empresariales en Huesca, y hace 24 años empezó a trabajar en Caja Rural. "La espiga forma parte de mi, comparto plenamente sus valores de cercanía, colaboración, sencillez y realizar nuestro trabajo con entusiasmo", afirma. Hoy, aquellas pequeñas alegrías le han guiado hasta la felicidad con María Ángel Buesa y sus tres estupendos retoños.