Sociedad

LA ENTREVISTA

Gema Abad: "Escribir se convirtió en la luz de mis días durante la reclusión"

Natural de Campo, la autora creó 300 relatos cortos durante el confinamiento y uno de ellos ha sido publicado en un libro

Gema Abad: "Escribir se convirtió en la luz de mis días durante la reclusión"
Gema Abad: "Escribir se convirtió en la luz de mis días durante la reclusión"
Á.H.

CAMPO.- "Escribir fue la luz de mis días durante la reclusión", señala la altoaragonesa Gema Abad Ballarín, natural de Campo, residente en Reus y "ciudadana del mundo". Autora de 300 relatos cortos, escritos durante la pandemia, uno de ellos ha sido recogido en el libro Historias del confinamiento, publicado por una editorial sevillana con muchos testimonios personales. Gema Abad, que tiene 61 años, se considera "maestra toda la vida" por su profesión, aunque ya prejubilada.

Respecto a la iniciativa de 300 relatos cortos señala: "Me encanta escribir y semana tras semana he afianzado esta disciplina, aunque la afición viene de tres años atrás. En general son temas intimistas -sobre todo-, costumbristas, crónicas de viajes y relatos centrados en la actualidad. La mayoría de ellos se basan en reflexiones". Según añade, "de joven hice mis pinitos literarios en poesía, aún escribo alguna vez pero la literatura ha sido mi hobby. En activo, cuando daba clases de Lengua y Literatura, fue mi mayor afición".

Sobre la influencia del confinamiento para escribir relatos, dice: "Por supuesto, no tengo ninguna duda, la escritura fue la luz de mis días de reclusión".

En uno de ellos titulado Una tarde de lluvia, seleccionado para el libro, se refiere a la ilusión y esperanza para mejorar su capacidad de resiliencia. "Mi devoción por la escritura ayudó mucho para adaptarme con facilidad a esa situación tan compleja por la que se pasaba. Hice todo lo posible por sobreponerme creando emociones que interioricé y compartí, después, con familiares y amigos".

En cuanto a las sensaciones personales sobre el libro Historias del confinamiento, donde es la única altoaragonesa que aporta un relato, reconoce su "satisfacción por la capacidad de las personas para abstraernos de aquello que resulta espinoso y por haber optado por ese lenitivo que aportó luz a nuestras vidas y nos ha permitido la posibilidad de compartirlas con otras personas".

Opina que "es posible convertir el entorno adverso en literatura y en poesía. Cervantes escribió El Quijote en la cárcel y Miguel Hernández, tras acabar la Guerra Civil, compuso parte de su Cancionero y romancero de ausencias entre las rejas de las diferentes cárceles donde estuvo".

De la pandemia y de las situaciones que origina se extraen conclusiones, "que en la oscuridad que produjo, buscar la luz, como parte de esa dualidad, es la única manera de mantener el equilibrio necesario en nuestra vida. Y así hemos de seguir para salir de ese túnel oscuro en que el mundo está inmerso".

Si tuviera que escribir un nuevo relato corto sobre el mismo tema en su casa, en Campo, con el Cotiella en frente y el Turbón por detrás -como referencias más conocidas- dice que "contaría con inspiración agudizada por el contacto con la naturaleza, buscaría esas claves que otorgan a mis escritos la esperanza y la nostalgia, dos de los parámetros presentes en todas mis narraciones".