Diario del Alto Aragón

SALUD

El neuroma de Morton, la patología que aqueja a la reina Letizia

Antonio Gómez, de Podoactiva, explica la dolencia de la reina y cómo tratarla

Antonio Gómez, en una consulta de Podoactiva.
Antonio Gómez, en una consulta de Podoactiva.
S. E.

El neuroma de Morton que padece la reina Letizia está causado por la afectación de un nervio que está entre el tercer y cuarto metatarso de los pies y provoca a quienes lo sufren una sensación “muy dolorosa, que impide que se cargue nada en esa zona”, explica Antonio Gómez, director de investigación clínica de Podoactiva, empresa oscense que, entre otras muchas patologías, también trata esta.

Esta dolencia se encuadra dentro de las metatarsalgias y es la más grave e infrecuente de ellas. El director de investigación clínica de Podoactiva detalla que las metatarsalgias más frecuentes son las inflamaciones articulares. Las segundas más comunes, y más graves que las anteriores, se producen por la degeneración de las estructuras plantares, lo que popularmente se conoce como “dedo en garra”.

Y dentro de la tercera clase de las matetarsalgias, la menos frecuente pero la más grave, se encuentran los problemas en los nervios, como es este neuroma de Morton que padece la monarca.

Estas patologías tienen una prevalencia mayor entre mujeres que entre hombres, explica Gómez, quien señala que “seguramente se deba por el calzado usado, que es el principal desencandenante”, aunque también hay otros, como la genética o un impacto excesivo y repetitivo en la zona.

Se trata el neuroma de Morton de una patología “muy dolorosa” y que, a veces, se acompaña de una sensación similar a una “descarga eléctrica”.

Afortunadamente, hay tratamientos de varios niveles para hacer frente a ella, indica el director de investigación clínica de Podoactiva.

Tratamientos

La actuación a seguir estará determinada “en función del tamaño del neuroma”, que se averigua tras una ecografía en la consulta. Esta imagen permitirá establecer si es necesario intervenir quirúrgicamente o, si es de menor gravedad, un abordaje “más conservador”.

Dentro de esta segunda opción, Gómez cita el uso de calzados amplios y adecuados.También se valorará la conveniencia de usar una plantilla con un diseño especial para descomprimir la zona.

Pero si el neuroma es grande o las medidas “más conservadoras” no son suficientes, habrá que pasar a la intervención quirúrgica, que comenzará con fármacos para el dolor.

La última fase será la radiofrecuencia, que puede ser de efecto temporal -aconsejable para no perder la sensibilidad por completo, muy indicado para diabéticos, por ejemplo, apunta Gómez- o definitiva, con una enervación total y permanente.