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DOMINGO / CIENCIA

¿Ver para creer?

Divulgación. La percepción social depende de la cultura científica

A veces se crea un falso dilema entre lo que vemos, lo que nos han contado y lo que la comunidad científica anuncia
A veces se crea un falso dilema entre lo que vemos, lo que nos han contado y lo que la comunidad científica anuncia
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Desde que se inmovilizó el mundo por la aparición de un virus, la comunidad científica ha estado en el foco social. Hemos presenciado grandes avances acompañados, como no podía ser de otro modo, de muchos pasos en falso. De ahí ese aire de tremenda desconfianza que parecía respirarse. Sin embargo, las calles se inundaron de mascarillas cuando esa fue la recomendación oficial. Y las colas de vacunación infinitas se cuelan diariamente en telediarios y periódicos. Pese a las dudas. Entonces, ¿creemos, o no, en la ciencia?

Desde el comienzo de la pandemia, hemos sido testigos de como los científicos han pasado de ser actores secundarios a ser estrellas protagonistas. Junto a esto, se han abierto debates sociales que hasta ahora permanecían dormidos, entre ellos, el de la percepción social de la ciencia.

Científicos y médicos son el grupo social que más confianza despierta entre los ciudadanos europeos

Existen muchos motivos, de diferente índole, que nos llevan a creer, o no creer, en algo. A veces creemos algo porque mucha gente piensa que es cierto.

Otras veces, creemos algo porque ese algo resulta coherente con nuestros conocimientos previos y con nuestro sistema de valores. A veces creemos algo porque lo hemos experimentado y concuerda con nuestra propia vivencia. Otras veces, creemos algo por la credibilidad que ostenta el transmisor de la información.

Este último caso es, a priori, el que nos ocupa en el tema de la confianza en la investigación científica. Está ampliamente aceptado a nivel social que la metodología científica es rigurosa y eficaz, de modo que aquello que los científicos dicen está sujeto a crítica, pero tiene fiabilidad. De hecho, diversos estudios apuntan a que científicos y médicos son el grupo social que más confianza despierta entre los ciudadanos europeos. Ahora bien, en situaciones de crisis que afectan a varios planos (social, político, económico…) entran en conflicto los múltiples motivos que nos llevan a una convicción. ¿Qué ocurre entonces?

Lo que lleva sucediendo desde hace más de un año, que se crea un falso dilema entre lo que vemos, lo que nos han contado y lo que la comunidad científica anuncia.

Y para que todo ello entre en armonía se necesita ciencia ciudadana, se necesita democratizar la cultura científica. Porque cuando las cosas se comprenden, no son necesarios los actos de fe, y, solo en ese momento, la comunicación de la ciencia se convierte en un diálogo entre la comunidad científica y la ciudadanía, lejos del modelo unidireccional que predomina actualmente. Porque como suele decirse “ver para creer”.

Aspirar a una sociedad que comprenda, se interese y participe en la ciencia es una necesidad, una necesidad urgente

Tanto desde la educación formal como desde la educación no formal, a través de información en medios de comunicación y, más que un nunca, redes sociales y canales digitales, se pueden hacer llegar las herramientas necesarias para comprender la ciencia básica (cosa que, no se nos olvide, es un derecho humano).

La ciencia nos ayuda a reconstruir la realidad, a darle nombre a lo que sucede a nuestro alrededor, no es un páramo al que solo tienen acceso unos cuantos profesionales. Aspirar a una sociedad que comprenda, se interese y participe de la ciencia es una necesidad. Es una necesidad urgente. Entonces creeremos, porque entonces veremos.