especial vuelta al cole
Cultivar cuerpo y espíritu, objetivo de mayores y pequeños
Jota, dibujo, música y artes marciales, son actividades en auge en la actualidad.
La adquisición o refuerzo de conocimientos no es el único objetivo de las actividades extraescolares y extralaborales que se plantean a principio de curso.
En el caso de los estudiantes, es de gran importancia incluir en su agenda varias horas de deporte a la semana. A las que practican en horario lectivo, hay que sumar otras que fomenten el ejercicio y una vida saludable alejada del sedentarismo. Es por eso que también hay academias que se especializan en clases deportivas, sobre todo, en aquellas que no suelen ofertarse en el colegio. Un claro ejemplo de ello es el auge de los centros que imparten artes marciales, que tienen gran aceptación entre niños y jóvenes por los valores que se transmiten.
En Aragón, las clases de jota se convierten en otro de los alicientes que tienen los menores al salir de clase. El baile y el folclore se unen en una atractiva oferta para las familias.
Aprender a tocar un instrumento es un clásico de las actividades extraescolares que sigue gozando de gran aceptación entre los estudiantes. Dominar el lenguaje musical y sus formas de expresión enriquecen notablemente el curriculum y fomenta el interés y la sensibilidad hacia el lenguaje artístico, al tiempo que se impulsa la creatividad y la imaginación.
“Hay quien viene al taller
por indicación médica”
Arranca el curso para mayores y pequeños, ¿todavía hay plazas en los talleres que ofrece Artelier en la capital oscense?
—Prácticamente los tengo llenos, aunque todavía queda alguna vacante. Empezamos la semana que viene con las actividades semanales, pero estos días estoy impartiendo un curso intensivo de cerámica con los usuarios del centro de salud mental Arcadia. También imparto intensivos los fines de semana, además de los que realizo con entidades sociales en fechas concretas.
Concretamente, ¿qué actividades se ofrecen?
—Por un lado, hay grupos de dibujo, pintura, grabado y encuadernación, y por otro, grupos de escultura y cerámica.
¿Y a qué publico se dirigen?
—A cualquier persona a partir de los 4 años de edad. No se necesitan conocimientos previos porque son grupos reducidos de un máximo de diez personas, de manera que puedo estar pendiente del trabajo de cada una de ellas.
Cuando la gente se inscribe ¿ya sabe lo que quiere hacer?
—Generalmente sí, hay quien quiere hacer óleo o acuarela o, incluso, ilustrar un texto. Además yo les asesoro sobre posibles trabajos que también les pueden gustar.
Artelier lleva funcionando como centro artístico desde 2014, ¿es positivo el balance?
—Sí, el número de inscripciones se mantiene cada año, excepto en el de la pandemia, que es el que más he trabajado.
¿Por qué?
—La gente le vio las orejas al lobo y se dio cuenta de que había que disfrutar más.
Esto confirma el carácter terapéutico de sus talleres.
—Claro, viene mucha gente porque se lo ha recomendado el médico, ya sea por o problemas depresión o estrés. De hecho, hay personas que han tenido una experiencia muy buena y regalan vales con mis talleres a otras a las que saben que les va a venir muy bien la actividad.
¿Va a introducir alguna novedad en este curso que empieza ahora?
—Sí, este año he organizado un taller de cerámica con adolescentes. El pasado hice con ellos uno de pintura y dibujo, y funcionó muy bien. En estas edades tienen poca oferta de actividades.
Justo ahora está repintando la fachada de su taller, ¿en qué consiste este trabajo?
—Sí, llevamos cinco años en este local y era hora de darle otro aire a la fachada que, además, encontraba demasiado infantil, además de algo deteriorada. La idea es apostar por un dibujo más serio y profundo para el que voy a utilizar el chaflán y recrear un cocodrilo.
También sirve para destacar que su taller no es solo para el público infantil
—Eso es, se abre a todos los públicos.
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