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SISTEMA DE CUIDADOS

El 95,5% de hombres en España no se acoge a medidas de conciliación si conllevan coste económico

Los hombres no están dispuestos mayoritariamente a hacer uso de los permisos si no están retribuidos entre un 80 % - 100 % de sus salarios

Solo un 4,5% de los hombres españoles se acoge a medidas de conciliación, a pesar de que la penalización económica pueda afectar tanto a su remuneración como a su carrera laboral.
Solo un 4,5% de los hombres españoles se acoge a medidas de conciliación, a pesar de que la penalización económica pueda afectar tanto a su remuneración como a su carrera laboral.
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Casi el 96% de los hombres en España con hijos menores de 15 años no se acoge a medidas de conciliación que supongan un coste económico frente a un 4,5% que sí opta por las mismas, a pesar de que esta penalización económica pueda afectar tanto a su remuneración como a su carrera laboral. Esta es la principal conclusión de un estudio elaborado por profesores de las Facultades de Políticas y Sociología y de Económicas y Empresariales de la UNED, publicado este mes de marzo.

El trabajo, publicado en la revista 'Gender, Work and Organization' bajo el título 'Caring fathers in Europe: Toward universal caregiver families?', y enmarcado dentro del proyecto europeo 'Men in Care' que lidera la profesora Teresa Jurado, propone una definición de "hombre que cuida" como un padre trabajador que, para satisfacer las necesidades de cuidado, ha adaptado su vida laboral de un modo que potencialmente conlleva una penalización económica.

Para ello, analiza la prevalencia de hombres al cuidado entre los hombres que viven con hijos menores de 15 años en los 27 países de la Unión Europea más Islandia, Noruega, Suiza y el Reino Unido, con datos representativos recientes (como la Encuesta de Población Activa Europea Europea, LFS, y su módulo 'ad hoc' de 2018 sobre el equilibrio entre la vida laboral y familiar).

Así, Cristina Castellanos, profesora de la Facultad de Económicas y Empresariales de la UNED y coautora del trabajo junto a los profesores Irina Fernández Lozano, Juan Ignacio Martínez Pastor y la propia Teresa Jurado, destaca que en Europa las cifras medias son del 34 % entre las mujeres que han adoptado medidas como reducir la jornada o trabajar a tiempo parcial, llevar a cabo tareas menos exigentes o cambiar de trabajo para facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar "frente al 6% de los hombres".

Por países, en España "estas cifras serían del 26 % de mujeres y el 4,5 % de hombres, mientras que en Alemania son del 54 % y del 5,7 %, respectivamente, o del 9,8 % y el 4,5 % en Dinamarca, mostrando las relevantes diferencias según el tipo de Estado de bienestar", aclara.

La profesora matiza que, "aunque cada vez más, los hombres desafían la suposición de que el cuidado es una tarea femenina y se implican en el cuidado de niños y adultos dependientes, esto no tiene necesariamente consecuencias para su trabajo remunerado, ya que muy rara vez realizan adaptaciones costosas en su vida laboral".

Es decir, los hombres no están dispuestos mayoritariamente a hacer uso de los permisos si no están retribuidos entre un 80 %-100 % de sus salarios y tampoco están dispuestos a hacer otras adaptaciones laborales costosas para poder disponer de más tiempo para cuidar a sus hijos en las siguientes etapas, añade el estudio.

"Los permisos intransferibles, totalmente remunerados y que se usan de forma autónoma son una palanca de cambio y de inicio al cuidado infantil y los padres los usan mayoritariamente", señala la experta.

Los que sí están dispuestos, responden a un perfil muy claro, como expone Castellanos, ya que "tienen una ocupación no manual (excluidos los directivos), tienen contratos temporales o son autónomos, están en pareja con mujeres que tienen empleos de 40 o más horas a la semana, tienen un alto nivel educativo, y trabajan en empresas favorables a la familia".

"En los países nórdicos, más igualitarios en cuanto al género, los padres cuidadores se encuentran en más ocupaciones, en diferentes relaciones laborales y lugares de trabajo, e incluso en parejas en las que la disponibilidad de tiempo de las madres es relativamente alta", explica Castellanos.

En cuanto a las recomendaciones, la experta aboga por "ampliar el tiempo de cuidado en general, para permitir un mejor y mayor cuidado de niños y ancianos, mediante incentivos públicos y normativas, y que se tenga una semana laboral de 30-35 horas sin reducción de salario".

"Los empresarios deben considerar que todos los trabajadores son cuidadores y que todos deberían tener una semana laboral más corta, además de que todos deben tener acceso a los servicios de cuidados. La evidencia muestra la necesidad de soluciones colectivas para conseguir dos bienes colectivos: una infancia bien cuidada y relaciones familiares igualitarias entre hombres y mujeres", apostilla.

"Abogamos por diferentes políticas sociales y de empleo dentro de un cambio más amplio de nuestra economía política que incluya la modificación de las prácticas empresariales, la garantía de salarios mínimos elevados y el acceso a los servicios de cuidado", detalla.