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Zaragoza recuerda a las víctimas de San Juan de los Panetes

Cerca de un centenar de personas han participado este martes en el acto de homenaje a lso dos muertos y 40 heridos por el atentado terrorista

Homenaje a las víctimas del atentado terrorista en la iglesia San Juan de Panetes, en Zaragoza
Homenaje a las víctimas del atentado terrorista en la iglesia San Juan de Panetes, en Zaragoza
E.P.

Cerca de un centenar de zaragozanos han rendido este martes homenaje a a las dos víctimas mortales y los 40 heridos del atentado terrorista junto a la Iglesia de San Juan de los Panetes de Zaragoza, donde se ha reprochado “las concesiones a los herederos de ETA” -referido a EH Bildu- por parte del Gobierno de España.

Así lo ha explicado la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) en Aragón, Lucía Ruiz, y el sargento del Ejército de Tierra, José Marco; acompañados de autoridades militares y civiles en el acto de homenaje que se se ha realizado para conmemorar el 37 aniversario del atentado, junto a la placa colocada en el muro colindante con la iglesia San Juan de los Panetes.

Chueca ha indicado que este acto se ha celebrado en memoria de las víctimas en uno de los atentados “más sangrientos y brutales” que se han cometido en la ciudad. “En un día como hoy, en 1987, con un frío similar al que sentimos en estos momentos, sufrió Zaragoza un brutal atentado ejecutado por la banda terrorista ETA, que hizo saltar por los aires un autobús en el que viajaban alumnos, profesores y personal de la Academia General Militar”, ha lamentado.

En este sentido, ha señalado que “perdieron la vida” el comandante e ingeniero del Ejército de Tierra, Manuel Rivera Sánchez, y el conductor del autobús, Ángel Ramos Saavedra.

“Los zaragozanos volvimos a sentir ese nudo con esa sensación de dolor, de rabia y de impotencia ante los brutales asesinatos de la banda terrorista ETA”, ha expresado.

La alcaldesa de Zaragoza comentó que el coche bomba se llevó la vida de personas inocentes matando a sangre fría con el único motivo de formar parte del Ejército de España.