Aragón

ALTO ARAGÓN - AGRICULTURA Y ALIMENTACIÓN

Antonio Aniés: “A la gente no le atrae el oficio, pero diré algo, no se vive mal”

El pastor de Radiquero, premiado con ‘la huella de chapu’

Antonio Aniés: “A la gente no le atrae el oficio, pero diré algo, no se vive mal”
Antonio Aniés: “A la gente no le atrae el oficio, pero diré algo, no se vive mal”
Á.H.

RADIQUERO.- Antonio Aniés tiene 82 años, encarna la figura del pastor tradicional de toda la vida y sigue la tradición familiar desde su abuelo paterno. "Hace treinta años cambié la cosechadora y el tractor por el ganado de ovejas y cada día salgo con más de 600 cabezas mientras mi hijo se queda en la granja con el resto, hasta 1.400 durante el año", cuenta.

La dedicación de Antonio ha sido acreedora del premio "La Huella de Chapu", por iniciativa de la Asociación de Ganaderos de la Sierra y Cañones de Guara para quienes trabajan en favor de la ganadería extensiva.

El acto de entrega celebrado en Bierge llevó consigo momentos emotivos cuando José Luis Barbanoj, presidente de la asociación, entregó la estatuilla al pastor de Radiquero en presencia de toda la familia. Fue una jornada de muchas connotaciones para Antonio que dejó el cayado en la granja y se puso camisa y corbata para recibir el premio. Resume con una palabra el sentimiento, "emoción". "Los pastores no reciben reconocimientos. En mi vida es el primero y me alegré tal vez por falta de costumbre y menos en un pueblo pequeño", añade.

Al día siguiente no faltó a la cita con las ovejas como si nada hubiera pasado. Primero, "tareas de la mañana previas a la suelta del ganado y, después, de cinco a siete horas por el monte. A base de andar, andar y andar mucho".

Las claves para llevar un rebaño son varias, "entre ellas la alimentación a base de alfalfa y después saberlas cuidar y manejar. Las ovejas conocen muy bien al pastor y me siguen, ni siquiera es necesario echar la mirada atrás porque son fieles".

En su caso concreto, "lo normal es salir con mil cabezas de ganado por toda esta zona. Aquí tenemos cerca de 250 hectáreas para pastar, sin necesidad de subir a la montaña salvo cuando llueve y la tierra está mojada, entonces subo hasta arriba del tozal". Al mismo tiempo destaca que ser pastor es equivalente a una "vida sana, solo tienes que ver la mía, con 82 años y aquí estoy con el rebaño de ovejas".

De todas maneras, reconoce que quedan pocos pastores, "tal vez porque no sea muy rentable para el ganadero. Los precios del cordero están igual que hace 30 años, en cambio los gastos han aumentado. Aunque, dime cómo están otros sectores, el cereal, la oliva, la almendra... están baratos". En la explotación ganadera de su hijo "hace falta vender miles de corderos cada año para que haya rentabilidad".

"La ganadería extensiva no tiene futuro claro -señala-, además de la rentabilidad a la gente no le atrae el oficio de pastor, pero diré algo, no se vive mal".

Respecto a la introducción del oso y del lobo, dice que es propio "de quienes no saben de qué va esto. Si estuvieran aquí, en el medio rural, seguro que no pensarían lo mismo. La convivencia con ovejas es imposible, cuanto más lejos, mejor, pero es que no tiene sentido. Mire, aquí no ha llegado el lobo, tampoco el oso, pero la Sierra de Guara está ahí mismo. Bastante tenemos con los buitres y los zorros que merodean la granja. Ese tipo de política no se entiende de ninguna manera. ¿Cree que tiene algún sentido? Ya le digo que ninguno, y tengo 82 años con treinta de experiencia con ovejas y medio ambiente. En realidad, soy pastor de toda la vida".

Antonio comparte con su hijo las tareas de la granja. "Tiene vocación por esto desde que vino de Monflorite tras una etapa de formación. Antes tuvimos vacas y comenzamos con un rebaño de ovejas muy pequeño que ha aumentado con el paso de los años. Mis dos hijas residen en Monzón y en San Sebastián pero el jueves estuvimos todos en Bierge".