Aragón

ALTO ARAGÓN - GANADERÍA

Cerca de un millar de vacas de 11 ganaderos pastan estos días en Ardonés

La "vacada" fue trasladada la semana pasada desde Estós para pasar un máximo de 33 días antes de que suban las ovejas

Cerca de un millar de vacas de 11 ganaderos pastan estos días en Ardonés
Cerca de un millar de vacas de 11 ganaderos pastan estos días en Ardonés
S.E.

GRAUS.- Casi un millar de cabezas de vacuno pertenecientes a once ganaderos del valle de Benasque pastan desde hace varios días en las laderas de Ardonés, en Cerler, algo menos verdes que en años anteriores debido a la sequía de este verano. La "vacada", conducida desde Estós por sus propietarios a finales de la pasada semana, disfruta de estos pastos de altura bajo la atenta mirada de su vaquero, Jordi Busquets, que las cuida con esmero y mimo durante el día y también durante la noche.

Este vaquero, que estudió Periodismo y se decantó por el pastoreo por su amor a la naturaleza, los animales y la soledad, se aloja en la propia montaña, en la cabaña de Ardonés, a la que ha habido que complementar con un módulo para dotarla de las mínimas condiciones de habitabilidad. Desde allí controla el ganado y gestiona los pastos, como tareas principales aunque, por desgracia, también debe defender su actividad ganadera y al propio ganado ante algunos turistas que practican actividades en la montaña en verano.

Juan Manuel Lamora, más conocido como "Manolet" de Sesué, es uno de los once ganaderos que trasladaron su ganado desde Estós hasta Ardonés en los últimos días. En total, pertenecen a once casas del valle, que disfrutan de este permiso para pastar en Ardonés, como máximo 33 días, que es lo que marca la tradición, antes de que suban las ovejas. El resto de los ganaderos son "Agustinet", de Anciles; "Silvino", de Cerler; Rivera, de Sesué; Salanova, de Eriste, Antón de Sesué, San Chinés, de Noales; Guillén, de Sos; Betrán, de Cerler; Costa, de Campo; y Marquet, de Eresué. En total, la "vacada" se compone de 770 vacas, 11 toros y 174 terneros, a los que se suman 8 yeguas y 5 potros de Catoi y Castañeta.

El traslado desde Estós a Ardonés se realizó con normalidad y con todos los permisos pertinentes, ya que el ganado ocupó la carretera la A-139 hasta la rotonda de Cerler y la A-2617 durante unas cuatro horas en total, en las jornadas del jueves y el viernes pasados. Los ganaderos, con la ayuda de sus diligentes perros adiestrados, condujeron el ganado sin incidentes y sin apenas molestias, y tan solo un conductor se quejó de un pequeño roce en su vehículo, ya que no esperó a que pasara el ganado y continuó circulando.

Ya en Ardonés, "la vacada" fue recibida con las primeras lluvias estivales. "Del calor les molesta el mal de ojos, las moscas, pero lo prefieren a la lluvia. No les gusta mucho mojarse", comentó "Manolet", quien dejó sus animales en manos del vaquero, que ya había estado con ellas el mes anterior en la cabaña del Turmo, la que popularizó el grupo musical Celtas Cortos, y que está en mucho mejor estado que la de Ardonés. "La de Ardonés está desastrosa. Se ha tenido que poner un módulo con un baño y una ducha hasta que la arreglen", lamentó. En ella se aloja el vaquero y, en sus dos días de fiesta cada 13, uno de los ganaderos, "Salanova", que le hace el relevo.

"Ha habido años que no se quedaba nadie porque las condiciones de vida eran peores. Ahora la cabaña del Turmo -explica Busquets- está bien, hay hasta internet, y aquí con el módulo se puede estar". Vaquero por afición y vocación, Busquets es pastor desde hace 40 años. "Empecé con cabras, luego con un rebaño de ovejas propio. Mientras estaba con las ovejas, empecé de vaquero y, desde hace 14 ó 15 años me dedico solo a las vacas".

Después de estar muchos años en el Pirineo andorrano, hace bastante tiempo que es habitual en el valle de Benasque. "Debemos estar un centenar de pastores y vaqueros en el Pirineo, es un mundo que está perdido. No es un trabajo, es una forma de vida en la que tienes que estar a gusto solo y te han de gustar mucho los animales y la naturaleza", explica por teléfono desde el propio monte de Ardonés donde, aunque con idas y venidas, aún hay algo de cobertura.

"Mi trabajo es controlar el ganado y gestionar el pasto", resume este vaquero gerundense que ve las montañas de Cerler algo más secas esta temporada, pero no de forma alarmante.

"Pasto hay, pero es verdad que su estado no es el óptimo porque no ha llovido suficiente. Por eso he de controlar dónde tienen que pastar. Procuro verlas a todas pese a que están en una extensión de miles de metros cuadrados. Cada "señal", cada una de las 11 casas vamos, tiene una ruta y la mantienen cada temporada. Hay una señal, por ejemplo, que se van siempre para Vallibierna y tengo que estar muy pendiente de que no se me escapen. Otras se van para abajo, no van todas juntas porque cada señal tiene su zona. Se mezclan al mediodía en el abrevadero, en las horas de más calor, también cuando mosquean, en esas horas de más sol, que se juntan y todas las colas espantan mejor las moscas. Suelen hacerlo en cerros, en zonas llanas, en grupos de unas 200", detalla.

Después de comer, un grupo, una de las "señales", suele ir hacia abajo. "Es una tendencia que tienen las vacas y tengo que darles la girada porque se podrían escapar". En esta tarea, y en muchas otras, cuenta con la ayuda de los perros. En estos momentos, le acompañan los dos de "Manolet", la experta Linda y el aprendiz Canela. "Les doy mucho cariño. Duermen conmigo en la cabaña. Es laborioso enseñarles y les hago que trabajen lo justo. No me aprovecho para quitarme yo trabajo", comenta.

Entre sus cometidos, también está garantizar el bienestar de las vacas, por lo que en la zona se cuenta con un vallado con capacidad para 30 o 40 reses, para suministrarles vacunas, tratarlas o separarlas por algún motivo.

De momento, Busquets no se ha topado ni con el oso ni con el lobo. "Si llega será un problema, pero de momento, aquí en el valle no me lo he encontrado", confiesa, lamentando que con quien sí tiene algunos problemas es con los turistas. "Tocan las vacas, no las respetan. La gente no entiende qué es el mundo rural. Se me enfadan los ciclistas porque están las vacas en la senda y no entienden que estaban allí mucho antes que las bicicletas. También hay problemas con los perros sueltos. Por suerte -agrega- este año no pueden subir los coches más arriba del puente. Creen que el deporte está por encima de la naturaleza y no la respetan", considera Busquets, un vaquero enamorado de un trabajo cada vez más alejado de los patrones sociales y el ritmo del mundo actual.