Aragón

ALTO ARAGÓN - AGRICULTURA Y ALIMENTACIÓN

Cultivos exóticos "importados" en la montaña de Sobrarbe

El vecino de Castejón Antonio Mata cuenta con una parcela de 8.000 metros cuadrados que integra variedades como la papaya, nísperos orientales y pistachos

Cultivos exóticos "importados" en la montaña de Sobrarbe
Cultivos exóticos "importados" en la montaña de Sobrarbe
S.E.

HUESCA.- Con la motivación de realizar una agricultura ecológica sostenible en el Pirineo con variedades de cultivo poco comunes en la zona como las papayas , el vecino y agricultor ecológico de Castejón de Sobrarbe, Antonio Mata, desarrolla con éxito una iniciativa particular desde hace siete años: en una parcela de unos 8.000 metros cuadrados cultiva unas 30 variedades de frutales, 20 de las cuales son foráneas.

En declaraciones a este periódico, reconoce que esta actividad "se debe al carácter personal, un poco inconformista y de buscar siempre cosas que por falta de iniciativa o de costumbre no se han hecho".

Precisamente, indica que la mayor parte de los cultivos y árboles que desarrolla en este núcleo, perteneciente al municipio de Aínsa-Sobrarbe, "no son originarios de aquí sino de sitios muy lejanos".

Es el caso de la papaya de montaña, comenta Antonio Mata, "es un árbol tropical muy curioso, con una serie de peculiaridades pero que a la postre es muy agradecido". La define, "como una fruta con un sabor exquisito, amargo, de vainilla y plátano, que se originó en los bosques húmedos de Kentucky, en Estados Unidos".

Según comenta, "es una planta muy apropiada para cultivar de forma silvestre en cualquiera de los valles del Pirineo oscense, que no es invasiva". No obstante, apunta, "precisa de unas condiciones apropiadas de sombra y humedad en sus primeros años de desarrollo", aunque "se ha adaptado a sitios fríos".

En su caso, explica que las alrededor de 14 papayas de montaña que dispone en su explotación "ya han empezado a dar sus primeros frutos" y define que "no es atacada por ninguna plaga ni se lo come ningún animal".

Para lograr el éxito en la plantación, "hay que seguir la lógica y unos cuidados en los primeros años. La planta se desarrolla siempre que tenga una tierra profunda, no es exigente en PH y siempre que no haya exceso de caliza".

Uno de los objetivos de Antonio Mata, de 68 años, "es enseñar a otras personas que es posible su cultivo aquí y tener algo más, como un valor añadido en nuestra comarca".

Respecto a otras plantas alóctonas, destaca que dispone de una variedad de "moras sin espinas, muy gruesas y de sabor exquisito siempre que tengan abono orgánico y agua". También dispone de frambuesas y madroño "un árbol silvestre que no es propio de Sobrarbe, y del que se recogen sus frutos en noviembre y diciembre cuando ya no hay ningún fruto en ningún sitio".

De los jinjoles o "azufaifos" Mata indica que se les conoce como "la fruta de la inmortalidad". Al no ser comercial, afirma que "debería comerse al ser beneficiosa para la salud".

Por otro lado, el níspero europeo germánico o comúnmente conocido como "níspola" es otra de las variedades que dispone este vecino de Castejón de Sobrarbe. "Se llama así porque fueron los romanos quienes lo introdujeron en Germania, se naturalizó allí y, a lo largo de cientos de años, se fue extendiendo al resto del continente europeo". Pero al tratarse de una fruta que "no es comercial, es poco o nada conocida" en esta zona. Como particularidad, destaca que es una "fruta extraña" al recolectarse en el mes de noviembre "cuando está dura y es astringente". En este caso, matiza, "se guarda enterrado en paja" y en el momento de comerla tiene lugar "cuando se nota que está blando y por dentro parece que se hubiera estropeado".

Otro de los árboles peculiares que integran su explotación, es el mandarino satsuma, originario de Japón. "A lo largo de 600 años se ha ido llevando a islas más al norte mediante su adaptación progresiva". Ha destacado que es "una mandarina exquisita, a la que los japoneses tienen un gran aprecio".

De las plantas que ha tenido dificultades para su implantación en el clima de Sobrarbe es la grosella. "Es de sotobosque, pero de un clima más frío y húmedo", comenta. También ha logrado implantar los pistachos en la zona del Bajo Sobrarbe.

INQUIETUD PERSONAL

Describe que el secreto para desarrollar esta iniciativa responde a "una inquietud personal, con un gran trabajo de documentación y recogida de información".

Derivado del cultivo de su propio huerto ecológico, una de las ideas que forjaron este huerto peculiar fue introducir árboles de especies asentadas en el Sobrarbe, mientras que otras son importadas.

Las claves para sacar adelanto variedades tan diferentes y procedentes de lugares tan lejanos radican en "tener decisión y ganas de hacer cosas por nuestro pequeño país". Respecto al mundo globalizado actual considera que "es necesario probar cosas nuevas con respeto hacia la naturaleza y las personas", todo ello, "con una visión de futuro de que hay oportunidades de negocio y salir adelante, sin dejarse llevar por la apatía o la tristeza".