Aragón

ALTO ARAGÓN - SECTOR PRIMARIO

"La ganadería extensiva necesita una PAC más justa y ayudas para equiparar costes"

Dos ganaderos de Viu de Linás dicen que no es posible convivir con osos

"La ganadería extensiva necesita una PAC más justa y ayudas para equiparar costes"
"La ganadería extensiva necesita una PAC más justa y ayudas para equiparar costes"
HERALDO

HUESCA.- Enrique Ramón y Lorena Palacio dejaron durante unas horas Viu de Linás sin dos de sus doce vecinos, pero lo hicieron para proyectar las vicisitudes de la ganadería extensiva en el entorno del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido dentro del Foro HENNEO del Centenario que concluyó el pasado jueves en el edificio central de Caja Rural de Aragón, con presencia de autoridades presididas por Joaquín Olona, consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente.

Lorena y Enrique, de hecho, escuchaban complacidos al consejero Olona cuando entonó el mea culpa de las administraciones, que "no han hecho lo que debieran por el desarrollo socioeconómico de la zona" e incluso, arguyó, han tenido en ocasiones actitudes obstruccionistas con una normativa desfasada que no ha contribuido a favorecer la actividad. Es el momento, esgrimió, de aplicar "políticas de precisión" para armonizar la conservación y el progreso de los pueblos, lo que propiciará una más eficaz lucha contra la despoblación. Era el momento de la clausura de un Foro que el grupo HENNEO ha desplegado para explicar la realidad del Parque y los pueblos que soportan sus servidumbres y cuidan el territorio para ellos y para todos los visitantes con un esmero digno de encomio.

Enrique Ramón Muro gestiona con su familia dos explotaciones que suman 200 vacas de la raza Limousin, que realizan la trashumancia hacia Gavarnie y el invierno están estabuladas. Su ocupación, con sus padres y su hermano, es plena y aprovechan los estupendos pastos de los que disfrutan. Comercializan las hembras en dos carnicerías de Biescas después de sacrificarlas en Sabiñánigo, mientras los machos llevan el sello de Pirinera.

Desgranó la realidad de la ganadería extensiva Enrique Ramón, quien expuso la baja rentabilidad que explica que este modelo familiar de explotación, "más que un trabajo, es una forma de vida que se traslada de abuelos a padres y nietos en un relevo generacional que asegura su continuidad". Y es que, en este escenario emblemático de los Pirineos, el turismo se desarrolla con dificultad. En este punto, y pensando en el gran agujero de la despoblación, apreció que "somos cabezones que no nos movemos de nuestra tierra, pero lo que necesitamos son más empresas que apoyen una mayor actividad".

Enrique recordó, en su descripción, que "el maíz nos cuesta un 30 % más que en Huesca y, cuando vamos a hacer una obra para el ganado o para nosotros, el hormigón tiene un precio del doble que en Zaragoza capital".

De ahí que la supervivencia pase por crear mayores "ayudas para la modernización y para modular los costes de producción", y aquí es donde llegan las reclamaciones a una PAC "que tiene que ser más justa". De hecho, Enrique Ramón, que a su vez es guarda forestal, recorrió las distintas etapas de la Política Agraria Común, que comenzó para apoyar al suministro de productos tras la guerra con objeto de alimentar a los países europeos y evolucionó de manera desigual sin estimular la actividad y favorecer la despoblación. Tras las diferentes reformas con el pago básico o el "greening", se impone una reflexión para decidir los alicientes a la ganadería extensiva, que es sinónimo de vida en la montaña.

Lorena Palacio se incorporó a la explotación familiar hace un par de años. Ingeniera de montes, con posgrado en sistemas de información geográfica, su trabajo en Viu de Linás -donde, al igual que Enrique, tiene ya descendencia con un hijo- atiende más de 60 vacas y 450 ovejas.

Lorena, que recibió el Premio a la Biodiversidad de Oviaragón-Grupo Pastores y UPRA en la última edición de Expoforga, es consciente de que, sin ayudas de la PAC, resulta inviable el sostenimiento de las explotaciones, y considera además que es importante acentuar los complementos para los jóvenes. Pirinera con la Cooperativa de Aínsa es el destino comercial de sus vacas y Oviaragón-Grupo Pastores el de las ovejas. Al igual que Enrique, Lorena Palacio estuvo lúcida en el relato del ejercicio de la ganadería extensiva. "La alta montaña tiene sus dificultades, y afortunadamente cuidamos mucho los pastos, porque dependemos de ellos para que la actividad sea sostenible. Como ha dicho Enrique, aquí los costes son más altos para cualquier obra y para cualquier mejora de las explotaciones o de la vida cotidiana".

Entró en uno de los asuntos capilares de la actualidad: el oso y el lobo. Apoyándose en una bonita presentación montada a medias con Enrique, mostró "los terrenos con mucho desnivel, escarpados, con cortadas... Lo que viene a ser la alta montaña. Cuando se produce un ataque de un animal salvaje, no se produce la muerte de una vaca o dos ovejas, sino que van todos detrás y se ocasiona una desgracia enorme". Contundentemente, Lorena sentenció que "el oso es incompatible con la ganadería extensiva. Los ganaderos queremos a nuestros animales y la cuestión no es que me paguen por cada oveja muerta. Tenemos que establecer medidas defensivas, los conocemos y los cuidamos. Y sentimos sus desgracias".

En su alocución inicial, que luego prosiguió con las preguntas durante el coloquio, cerró con otro asunto que diferencia este oficio en el entorno del Parque: "La conciliación familiar y laboral, porque nosotros nos tenemos que desenvolver con muchas menos ayudas que las que disfrutan en la ciudad".

Enrique Ramón asumió la parte que iba a exponer Javier Estradera, de Lamiana, que sufrió una indisposición y no pudo explicar por voz propia su trabajo con Churra Tensina y Cabra Pirenaica. Además de demandar una educación desde las administraciones hasta los residentes en las ciudades para que entiendan la necesidad de gestionar activamente los pastos para evitar sus pérdidas -es su capital-, narró las quemas controladas que coadyuvan al sostenimiento de la montaña. En realidad, como explicaron Lorena y Enrique, ellos son los más interesados en la integridad del hábitat, y es que se sienten afortunados dentro de las servidumbres al contribuir al patrimonio de la humanidad que es Ordesa.