Aragón

ALTO ARAGÓN - INFRAESTRUCTURAS VIARIAS

El año 2019 deja 31 nuevos kilómetros de autovías y otros 60 pendientes en la provincia de Huesca

A lo largo de este ejercicio se han puesto en servicio cinco tramos de la A-23 y la A-21

El año 2019 deja 31 nuevos kilómetros de autovías y otros 60 pendientes en la provincia de Huesca
El año 2019 deja 31 nuevos kilómetros de autovías y otros 60 pendientes en la provincia de Huesca
R.G.

HUESCA.- El 2019 se recordará en la particular historia de las infraestructuras carreteras de la provincia de Huesca como el año en el que culminó la transformación de la carretera N-330 en autovía a su paso por el puerto de Monrepós. Tras 13 años de obras, la capital de la provincia y el Pirineo están más cerca, aunque su conexión a través de este corredor (autovía A-23) está inconclusa al quedar por ejecutar el tramo que discurre entre Lanave y Sabiñánigo y las variantes de Sabiñánigo y de Jaca.

Pero en el año que ahora toca a su fin no solo ha habido avances en la autovía A-23, también los hubo en la A-22 o Autovía del Pirineo (Jaca-Pamplona), en la que se abrieron dos nuevos trazados. En total, en este 2019 se pusieron en servicio unos 31 nuevos kilómetros entre ambas autovías. Quedan por transformarse en vías rápidas cerca de 60 kilómetros entre los tramos pendientes de las dos autovías citadas (A-23 y A-21) y el único que falta por abrir en la A-22 (Huesca-Lérida), correspondiente al trazado entre Huesca y Siétamo.

Diferentes voces reclaman a la Administración que se concluyan las obras pendientes para tener vías rápidas de verdad que absorban el abundante tráfico que en periodos festivos se registra en los accesos al Pirineo. Y es que, los entronques de los tramos de autovía con las carreteras sin desdoblar son auténticos cuellos de botella que provocan retenciones cuando la circulación es intensa, como ocurrió el pasado puente de la Constitución, en este caso con gran incidencia en la zona de Lanave (donde acaba o empieza la autovía que ya recorre todo Monrepós con la N-330 que llega hasta Sabiñánigo).

Fue el pasado mes de marzo cuando se abrieron 3,9 kilómetros de la autovía entre el Alto de Monrepós y Caldearenas, así como el trazado entre Congosto del Isuela y Arguis, aunque en este último caso en forma bidireccional, hasta que en octubre finalizaron las obras en la calzada sentido Huesca y se abrió ya como autovía. También ese mes se pusieron en servicios los 7,5 kilómetros que restaban del tramo Caldearenas-Lanave.

En julio, le tocó el turno a la autovía A-21, con la apertura al tráfico del tramo de 9 kilómetros entre Jaca y Santa Cilia de Jaca.

En octubre, como se ha dicho, los 3,3 kilómetros del tramo entre el Congosto del Isuela y Arguis se pusieron en servicio en modo autovía.

Y el último trazado en abrirse al tráfico fue también en la autovía que conecta Jaca con Pamplona, en concreto el siguiente al inaugurado en julio y que conecta las localidades de Santa Cilia y Puente La Reina, de 7,2 kilómetros de longitud.

Todos estos tramos suman prácticamente 31 nuevos kilómetros de autovía.

Otro avance registrado este año es la adjudicación, el pasado mes de septiembre, de las obras de construcción de la variante de Sabiñánigo (A-23) por un importe cercano a los 71 millones de euros.

Los 8,6 kilómetros de esta variante forman parte de los cerca de 60 que faltan por desdoblarse para que los tres corredores de la A-21, A-22 y A-23 conformen una vía rápida que una Lérida con Huesca y Pamplona.