Aragón

ALTO ARAGÓN - COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGON Y DIPUTACIÓN DE HUESCA

La revolución de las letras en el medio rural

#CONTRALADESPOBLACIÓN

La revolución de las letras en el medio rural
La revolución de las letras en el medio rural

Si pensaba que un club de lectura sirve solo para leer, se equivoca. En la Comarca de la Hoya, contribuyen a hacer territorio. A punto de cumplirse diez años del inicio del programa de Animación y Dinamización Lectora, hay 17 grupos en sendos pueblos con más de 200 participantes que, además, se interrelacionan. "Es casi una repoblación inversa. Aquí se hace vida en el pueblo, aunque duerman fuera", porque hay gente con vínculos en La Paúl que viene de Zuera o de Zaragoza al club de lectura, comenta la usuaria Irene Vericad. "En cuanto te juntas, salen las ideas para dinamizar el pueblo", resalta Mar Giménez, del club de Loarre.

Y ese era precisamente uno de los objetivos de este programa de la Comarca de la Hoya, que se inició hace diez años. "Además de lo positivo que nos parece el coger un libro y leer, nos ha sorprendido el éxito que ha tenido, porque somos conscientes de que en esos grupos de animación lectora hay gente que al final acaba siendo dinamizador cultural o comunitario", explica la técnico de Cultura de la Comarca, Angelita Cavero. "Si alguien se junta de manera regular con otras personas para hacer algo positivo, eso revierte en la localidad o en la comarca. Eso te lleva al desarrollo personal. El interés por el conocimiento te hace participar más en los pueblos", se muestra convencida. "Cuando la gente está animada en torno a algo, valora más lo que tiene en el pueblo y sabe disfrutarlo", destaca. "Si en los pueblos hay personas que pueden desarrollarse más a nivel cultural, estaremos mejorando la comunidad, el desarrollo turístico, comunitario... y de alguna manera frenaremos la despoblación", asegura.

Alerre, Chimillas, Bolea, Aniés, Loarre, Ayerbe, San Jorge, Almudévar, El Temple, Gurrea de Gállego, La Paúl, Alcalá de Gurrea, Siétamo, Angüés, Monflorite, Argavieso y Murillo de Gállego -aunque este último se lleva desde Zaragoza, pero están en coordinación- son las 17 localidades de la comarca en las que hay grupo de lectura. En Ayerbe hay ya 25 inscritos, un grupo muy numeroso frente a los 12 asistentes de media. Por otro lado, en Angüés se ha creado recientemente un grupo al que asisten cinco. En Siétamo, comenzó con seis por una persona que tenía mucha ilusión y ahora ya son 19.

"Que la gente sea feliz a través de los libros y de los encuentros", resalta Marisa Olmos, la responsable del programa de Animación y Dinamización Lectora, como uno de los objetivos de estos clubes que crecen año tras año. Cada tres semanas tienen una cita y es el plazo de tiempo para leer un libro y comentarlo en la siguiente. Marisa explica que toman los lotes que oferta la red de bibliotecas públicas de Aragón y, cuando los grupos son numerosos, se apoyan en el libro electrónico. Además, esto les ha llevado a realizar excursiones y actividades en torno a los libros desde ir a ver los lugares donde se desarrolla una novela a una obra de teatro, como este viernes, que fueron al Teatro de las Esquinas en Zaragoza.

UN REVULSIVO SIN RUIDO

"Nos sirve para sentarnos en torno a una taza de té o de café, pero también para organizar más actividades", resalta Mar Giménez, de Loarre. "Solo me da pena la gente que dice que en los pueblos no hay nada. Pues vente a leer y si no te gusta, a conversar, a abrir un poco la mente", anima Giménez, que resalta no solo la función de estos clubes sino la de Olmos como dinamizadora y, por supuesto, la de la Comarca como organizadora. En su caso, su apuesta es firme por vivir en el medio rural, ya que se desplaza a diario a trabajar a Zaragoza.

"Son intervenciones como pequeñas, sin alborotar, que enriquecen mucho", apunta Irene Vericad, de La Paúl, quien resalta que estos clubes permiten conocer de verdad a los vecinos y establecer relaciones que de otro modo no sería posible. "Es un sitio donde bullen las ideas y proyectos", comenta la usuaria y vecina de esta localidad del municipio de Gurrea desde hace nueve años, cuando decidió "ruralizarse" y dejar Zaragoza. Aunque trabaja en Huesca, vive allí con su familia y tiene dos hijos: Ara, de 14, y Martín, de 9 años. Además, la pasión por la lectura les llevó a habilitar, por iniciativa de Charo Abril, las antiguas escuelas como biblioteca, aunque ni siquiera tienen bibliotecario. Pero es un espacio polivalente donde se celebran estas sesiones, pequeños conciertos o actos culturales. Este es uno de los clubes con gente más joven, de entre 30 y 70 años.

Precisamente, otra de las finalidades del programa de la Hoya de Huesca era apoyar el trabajo de las bibliotecas municipales, que también cuentan con el respaldo de la Diputación Provincial de Huesca, explica la técnico de Cultura de la Comarca, Angelita Cavero. Y en este sentido, Belén Peña, la archivera y bibliotecaria de Almudévar, que también es usuaria, resalta esta labor. "Tengo a toda la gente encantada. Marisa es el 80 % del club. Empezamos el año pasado y no solo han repetido sino que han traído a más usuarios. Hay gente de todas las edades, mujeres y algunos hombres", destaca Peña.

Y es que aunque las mujeres son mayoría, cada vez hay más hombres que se apuntan. José Gracia, en Alcalá de Gurrea, fue uno de los pioneros que comenzó con el programa. "Me apunté porque me gusta mucho leer y si puedes comentar los libros es más enriquecedor. Son dos horas pero si fueran cuatro... no pasaría nada", apunta este agricultor de 60 años. "El grupo es una maravilla porque además hacemos viajes y actividades conjuntas con todos los pueblos", señala. "Nunca me habría planteado hacerlo si no fuera en Alcalá", indica, al tiempo que expresa su sorpresa por que en un pueblo tan pequeño haya tanta participación.

En Ayerbe, el club excede las dimensiones para las que están pensados los lotes de lectura, ya que hay 25 usuarios, todo mujeres de entre 46 y 78 años. "Para los pueblos es muy importante. La biblioteca es el referente cultural en el medio rural, que permite a muchos vecinos tener un encuentro social", destaca Ana Morcate, también usuaria. Aunque salió a estudiar y trabajar fuera, siempre quiso volver a su pueblo. Después de tres años al frente de la biblioteca, "me considero una persona muy privilegiada por poder vivir y trabajar en mi pueblo, donde tenemos muchos servicios", destaca.

"No solo es importante para el pueblo. Lo bonito de este programa es que se ha transformado en una comunidad lectora. Lo que decimos muchas veces de hacer territorio, pues va más allá. Ahora mucha gente lee en Ayerbe o en Gurrea, pero forman parte de una historia de más de 200 personas", resalta la dinamizadora Marisa Olmos. Además, "no es lo mismo conocer a alguien del pueblo en ese entorno de comentar un libro, porque habla mucho de ti. Se conocen en positivo y tienen una relación mucho más bonita", destaca Olmos. La media de edad cada vez es más baja -aunque supera los 60, porque mucha gente cuando se jubila es cuando tiene tiempo para leer- y conviven vecinos de todas las edades", destaca.

"Los clubes de lectura son para disfrutar de los libros, que todo el mundo pueda tener su opinión. No hay buenos o malos lectores. Se crea una dinámica en la que todos son importantes", indica, ya que está convencida de que lo importante a veces no es el libro sino que te permite hablar de otros asuntos. "Más que el hecho de leer es esa felicitad asociada a tener una vida cultural más rica", recalca.

Quizá nadie se vaya a vivir a un pueblo por un club de lectura, aunque algunos se desplacen desde las ciudades, pero si sirve para crecer personalmente y enriquecerse... Los usuarios lo sienten como una transformación que les ha llevado el "huracán" Marisa. La revolución de las letras.