Aragón

ALTO ARAGÓN - COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN DE HUESCA

Un pueblo con más plazas de alojamiento que vecinos que solo abrirá con seguridad extrema

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Un pueblo con más plazas de alojamiento que vecinos que solo abrirá con seguridad extrema
Un pueblo con más plazas de alojamiento que vecinos que solo abrirá con seguridad extrema
S.E.

HUESCA.- Solo con movilidad provincial y sin protocolo de seguridad por el momento, ¿cómo se abren las casas de turismo rural? Este planteamiento está en boca de todo el sector y, en concreto, de María José Vispe, Emilia Castillo y María Ángeles Coronas, tres propietarias de alojamientos del municipio sobrarbense de El Pueyo de Araguás, que cuenta con más plazas que vecinos y que está considerado uno de los lugares con aire más puro del planeta. Su espectacular entorno natural a las puertas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y su proximidad a la villa medieval de Aínsa lo convierten en un firme candidato a ser el primer destino vacacional en la vuelta a la normalidad. Sin embargo, solo están dispuestas a abrir en condiciones de extrema seguridad.

El Gobierno central ha incluido en la Fase 1 de la "desescalada", que arrancará el 11 de mayo, la apertura de los alojamientos de turismo rural, pero empieza la cuenta atrás y hay muchas dudas por resolver. "No sabemos qué vamos a hacer porque hemos pasado de que hasta diciembre no se podría abrir a que se puede el 11 de mayo y nadie nos ha dicho cómo", comenta Emilia Castillo, de Casa Dueso. de El Pueyo de Araguás.

A partir de esa primera pregunta, se suceden muchas y ninguna baladí. ¿El cliente vendrá? "El problema de la apertura de los alojamientos turísticos para esa fecha es que la movilidad sea muy reducida, a nivel provincial y que en cada vehículo solo pueda viajar una persona", indica María Ángeles Coronas, de Casa Coronas. "No hay movilidad, así que al menos necesitaríamos que se pueda ir de una comunidad a otra", sugiere. ¿Cómo va a venir una familia con dos niños?

"Si el turista no puede hacer según qué cosas, tampoco pueden venir", comenta María José Vispe, de Casa Pueyo. "Sería mejor cuando la gente pueda moverse. Cuando solo puedes ir por tu provincia, es ilógico", recalca en el mismo sentido que su vecina. El grueso de los clientes que eligen su oferta procede de ciudades grandes y especialmente de otras comunidades autónomas como Cataluña, Madrid, Valencia o País Vasco. Ni siquiera podrían llegar desde Zaragoza.

¿Y EL PROTOCOLO SANITARIO?

Con todo, lo que más les preocupa es la seguridad de sus clientes y, por supuesto, la del pueblo. A la falta de movilidad, se suma que "no hay un protocolo de actuación. También es verdad que falta la orden de desarrollo e imagino que tendrán que decir en qué provincias se aplica o si es a nivel general. Estamos un poco perdidos", comenta María Ángeles Coronas.

Y surgen más preguntas todavía: ¿Cómo tenemos que limpiar? ¿Se pueden dar desayunos? ¿Qué elementos de protección tenemos que llevar nosotras y los clientes?, apunta Emilia Castillo, de Casa Dueso. "Necesitamos unas pautas de Sanidad para ver cómo hay que hacerlo y, cuando nos las digan, ver si las podemos acoplar a nuestros apartamentos por el coste económico o por la forma de hacerlo. En resumen, ver qué reglamento tenemos que seguir para acoger a las personas. Pero ahora, tenemos mucha incertidumbre y no sabemos por dónde tirar", comenta María José Vispe.

"A mí me da igual que llegue uno de Huesca que pueda contagiarme que uno de Cádiz, el cliente es el mismo, pero tengo que tener una cierta garantía porque es un sitio pequeño, hemos estado todos con las mismas medidas que en una ciudad y ahora tiene que haber seguridad", comenta Vispe. En la zona no ha habido ningún caso, por lo que "tenemos que evitar que nos llegue, pero tampoco sé hasta qué punto llegará gente. Y si no hacen pruebas, también es difícil de saber si la gente lo tiene o no. Nos crea muchas dudas. En mi casa no ha entrado nadie desde el estado de alarma, por lo que me tienen que explicar cómo hacer las cosas para estar igual que protegida que hasta ahora", opina Vispe desde esta localidad de poco más de 30 habitantes.

Eso sí, frente a lo que sucede en muchos otros pueblos pequeños, la población no está envejecida, sino todo lo contrario, de forma que ese problema que ven otros propietarios de alojamientos no es tan acusado. Solo una vecina supera los ochenta años, la siguiente generación está en la cincuentena y alguno pasa de los 60. Entre sus hijos, la mayoría son veinteañeros que han apostado por quedarse en el pueblo. Además, ya hay cuatro niños.

Como en una definición de libro de turismo rural, estos alojamientos completan la economía familiar, que se sustenta en la agricultura y la ganadería, actividades a las que se han incorporado los jóvenes, como el hijo de Emilia Castillo. Así el turista puede ver las vacas pastar o un pollino juguetear, y esto ya no es habitual ni en el medio rural, porque el burro es una especie en peligro de extinción en España. Todo eso junto a las casas dispuestas en una calle única, que se abre paso entre los imponentes muros de piedra y bajo un arco abovedado. En ese trazado, se conservan muchos elementos de la arquitectura pirenaica como las calles empedradas o patios de mosaicos de piedra milenarios. En conjunto, hay nueve casas habitadas todo el año y seis de turismo rural.

Emilia comparte las dudas con sus vecinas y pone el acento en el aforo reducido del 30 %, una de las medidas anunciadas por el Gobierno central. Tiene tres habitaciones con baño y un apartamento. Una vez más le surge la pregunta de cómo la aplica: "Entonces, ¿solo puedo abrir una?" Además, ofrece desayunos y cenas, por lo que desconoce si podrá seguir prestando el servicio o en qué condiciones. "Nos falta información y que desarrollen todo", apunta María Ángeles Coronas, que ofrece tres apartamentos con entrada independiente.

La situación genera también dudas a los clientes. Aunque algunos ya han cancelado porque se han quedado sin trabajo o están en ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo), otros no saben qué hacer en verano. "Unos clientes de Alicante ya me han dicho que temían venir aquí por si nos contagiaban, pero otros no tendrán reparos. Mi idea es, una vez que tengamos claro cuándo abrimos, hablar con los clientes, explicarles la situación y que decidan qué quieren hacer", indica Vispe.

En Casa Pueyo tienen dos apartamentos, que se pueden alquilar juntos para grupos de 12 personas o por separado, para los que cuenta con una bodega compartida con chimenea, que ahora ya es consciente de que en la primera fase no la podría abrir. Además, tiene otra casa con dos apartamentos. Todo esta cerrado y solo están dispuestas a abrir con seguridad extrema. Esperan respuestas.