Aragón

TRIBUNALES

El TS ampara a medios tras denunciar presuntos abusos de un cura

La Fiscalía considera que prevalece el derecho a la información

Tribunal Supremo
Tribunal Supremo
Efe

El Tribunal Supremo consideró que las crónicas periodísticas que publicaron dos medios de comunicación en 2014 sobre los presuntos abusos del párroco de Épila (Zaragoza) a un diácono con el que compartía piso están amparadas por la libertad de expresión.

Con esta resolución, dictada este mes de julio, acaba la batalla judicial del cura contra la desaparecida revista “Interviú” y “El Periódico de Aragón” por sendas informaciones en las que relataron la denuncia del diácono.

El Supremo coincide con las sentencias dictadas por un juzgado de primera instancia y por la Audiencia Provincial de Barcelona, que constaron el “indudable” interés general de un caso que derivó en la renuncia del entonces Arzobispo de Zaragoza, oficialmente por motivos de salud, tras hacerse público que se había pagado 60.000 euros netos al diácono.

El cura recurrió al Supremo convencido de que se había vulnerado su derecho al honor al haber sido víctima de una campaña mediática en la que recibió graves acusaciones de acoso. Pero la Fiscalía consideró que en el caso prevalecía el derecho a la información y el Supremo ratifica las sentencias previas, que desestimaron las pretensiones del párroco. Según esas resoluciones, que el contenido de las informaciones era de interés general lo reconoce el propio sacerdote y lo demuestran las crónicas que difundieron otros muchos medios, además del comunicado oficial que emitió el Arzobispado de Zaragoza.

El Supremo considera que se valoró correctamente el presupuesto de “la veracidad de la información”, que exige a los periodistas actuar con “razonable diligencia” para contrastar la noticia de acuerdo con pautas profesionales, y recuerda que para apreciarse una lesión al derecho al honor las expresiones usadas han de ser “objetivamente injuriosas”. Las informaciones recogieron la denuncia del diácono, pero también la versión del párroco, que lo acusó de hacer un montaje, y no incluyeron expresiones que puedan considerarse “injuriosas o denigrantes”.