Aragón

RECONOCIMIENTO

Aragón reconoce a César Alierta como visionario de los negocios

Más de 800 personas se han dado cita este lunes en el Palacio de Congresos de Zaragoza en el acto de homenaje del Ejecutivo autonómico

Vista general de los asistentes al homenaje al expresidente de Telefónica, César Alierta, celebrado ayer en Zaragoza.
Vista general de los asistentes al homenaje al expresidente de Telefónica, César Alierta, celebrado ayer en Zaragoza.
EFE

Zaragocista, solidario y un visionario de los negocios, que ha trasladado al mundo la imagen de España como país serio y competitivo y que llevó siempre a su tierra en el corazón son los aspectos más destacados de la huella que el empresario César Alierta ha dejado en quienes le conocieron.

Algunos de ellos se han dado cita este lunes en el Palacio de Congresos de Zaragoza para glosar su figura y su legado en un homenaje organizado por el Gobierno de Aragón en el que han participado, entre los más de 800 asistentes, las principales figuras del mundo empresarial, social, sindical y deportivo del país, como el presidente del Real Madrid y del grupo ACS, Florentino Pérez, el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, el líder de la Ceoe, Antonio Garamendi, o el presidente del Real Zaragoza, Christian Lapetra.

De palabra atropellada porque su mente y sus ideas siempre iban por delante, César Alierta, fallecido el pasado 10 de enero a los 78 años en Zaragoza, fue una de las personalidades más influyentes de este siglo, como lo atestiguan las numerosas muestras de pesar que llegaron tras conocerse el óbito desde diferentes partes del mundo, entre ellas del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

Lo han certificado también las palabras que algunos de los asistentes han pronunciado en el acto, que se ha abierto con un minuto de silencio en apoyo a las familias de los guardias civiles fallecidos en acto de servicio en Barbate (Cádiz) el pasado viernes.

Así, el chef Ferrá Adriá lo ha calificado de visionario; para la nadadora olímpica Teresa Perales además de un gran amigo fue una persona única, irrepetible y de las más generosas que ha conocido; Christian Lapetra ha destacado su compromiso con el Real Zaragoza y el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, la solidaridad.

La alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, ha recordado la entrega de la Medalla de Oro de la ciudad en 2010 a Alierta por llevar Telefónica a más de diez países y contribuir a la expansión internacional de España en el mundo como un país serio, capaz, competitivo, y llevando el amor de Zaragoza y su tierra allá donde fue.

“César Alierta, el maño magno cuyo legado ilumina nuestra tierra con grandeza y honor”, ha sido el elogio que ha pronunciado Garamendi jugando con el origen latino del gentilicio con que se conoce a los zaragozanos. Garamendi ha recordado que el padre del empresario fallecido, Cesáreo Alierta, que fue alcalde de la capital aragonesa, tiene una calle dedicada en la misma, por lo que ha reclamado para él también una plaza o incluso que se ponga su nombre al estadio de fútbol.

No hay compañía o sector por donde él pasara donde no cambiaran las cosas, las hiciera avanzar y en cada paso que daba te hacía sentir parte”, ha recordado por su parte Álvarez-Pallete, para quien Alierta tomó decisiones “muy difíciles” anteponiendo siempre el interés de la compañía y de España al suyo propio. Ha resaltado además que hizo sentirse “especiales” a las personas que tuvo cerca, con quienes era “grande en sus afectos” y por quienes se interesaba, y que confió en él sin conocerle.

Para el presidente de la Comunidad, Jorge Azcón, Alierta ha sido “la figura más importante que ha dado la reciente historia de Aragón”, por su legado personal y profesional, su compromiso con esta tierra, su éxito empresarial, su influencia como líder en el ámbito empresarial y su contribución al desarrollo de la sociedad a través de iniciativas altruistas, como la Fundación Profuturo que ha permitido la alfabetización digital de miles de niños en África y América.

Azcón ha entregado a sus hermanos la figura de una carrasca, presente en el primer cuartel del escudo de Aragón, como seña de respecto y agradecimiento.