Mariluz Hernández Navarro: “El medio rural tiene que seguir reivindicando el orgullo, que es un discurso que cala”

¿Qué puede hacer el ciudadano tanto del medio rural como del urbano frente a la despoblación?

—El medio rural tiene que seguir reivindicando lo que podríamos llamar el orgullo rural y dejarse ver, que creo que lo hacen desde hace bastante tiempo, y es un discurso que cala en la población urbana. Pero el medio rural no puede ser la zona de esparcimiento del urbano. El medio rural no está al servicio del urbano, son dos ecosistemas que deben convivir. El medio natural no se puede ver como el sitio al que me voy los fines de semana y desconecto, también tenemos que entender que es una zona productora. Creo mucho en la soberanía alimentaria, lo mejor es que comamos lo que se cultiva cerca de donde estamos.

Se ha visto con la pandemia.

—Hay que favorecer el comercio de cercanía, de calidad, los mercados locales... entender que la vinculación de un producto con su territorio es un valor añadido, y que a veces son más caros porque no pueden competir con los sueldos de otros. El medio rural también tiene que entender que cuando los urbanitas van y se convierten en turistas no hay que verlos como el enemigo, porque podemos matar la gallina de los huevos de oro. Como son de ciudad, son medio tontos. Ni unos listos y otro tontos ni al revés.

Reconciliar ambos mundos y que sean todo uno. ¿Vamos por el buen camino?

No lo tengo tan claro, ojalá. Es como cuando dicen que la pandemia va a hacer que mucha gente vuelva al campo, pues no. En todo caso, aquel que pueda llevar su teletrabajo. Puede ser que se compren casas como segunda residencia, aunque el problema de la vivienda en el medio rural también es muy particular porque ni se alquila ni se vende a precio normal.

Como geógrafa, ¿cómo afecta la despoblación al medio ambiente?

—A veces es buena porque se frena la huella ecológica, se contamina menos… pero otras veces la pérdida de los modos de vida tradicionales tiene un impacto negativo como el cuidado de nuestro bosque, con la ganadería extensiva, o la erosión por la abandono de los bancales.