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AHORRO ENERGÉTICO

Energía asequible, fiable y moderna, el objetivo de las sociedades sostenibles

Los hábitos del día a día marcan el presente de la electricidad

Instalación sostenible en el techo de la estación de Canfranc realizada por Arizón y Gracia.
Instalación sostenible en el techo de la estación de Canfranc realizada por Arizón y Gracia.
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En un momento en el cual la energía está en boca de todos por el aumento de los precios en el mercado mayorista, es más necesario que nunca lograr el objetivo para el que fue creado el Día Mundial del Ahorro de Energía: garantizar el acceso a energía asequible, fiable y moderna para todo el planeta para el año 2030.

El 21 de octubre se celebra esta jornada que trata de concienciar a la sociedad del gasto de energía que suponen las actividades diarias. Además busca promover actitudes responsables que ayuden a ahorrar, contribuyendo así a minimizar el impacto que se produce en el medioambiente.

Realizando un repaso por los hábitos a lo largo de un día, se revela que la energía eléctrica está en la mayoría de ellos. Aquí reside la importancia de concienciarse a la hora de realizar las tareas cotidianas para así tener muy presente el consumo de la electricidad. Como es sabido, algunas fuentes de energía están próximas a agotarse, es decir, existen de forma limitada en la naturaleza y por ello se consideran no renovables. Además, su transporte, extracción y consumo también tiene impacto en el medioambiente.

Eficiencia energética

La diferencia entre ahorro y eficiencia energética es que el primero implica solo una reducción del consumo, mientras que la segunda se refiere a un mejor uso de la energía, es decir, una forma de ahorro energético es apagar todas las luces de la casa. Sin embargo, para lograr una mayor eficiencia energética se podrían retirar las bombillas comunes, que consumen mucha energía, y colocar en su lugar focos LED.

La eficiencia energética va más allá, implica optimizar los procesos consumiendo menos energía, lo cual puede implicar una inversión inicial, por ejemplo, si se va a cambiar una máquina por otra que consume menos electricidad. Las empresas pueden ahorrar energía apagando todos los ordenadores y luces de la oficina mientras no están siendo utilizados.

Además, cada oficina es un mundo y, consecuentemente, no existe un consumo energético estándar que se pueda predefinir como habitual o normal. Sin embargo, sí existen ciertas variables que pueden influir en su consumo energético.

En primer lugar, el tamaño influye en el consumo de energía y se puede gestionar para que tenga los recursos energéticos adecuados en cada sección. A su vez, las horas de apertura afectan al funcionamiento de los equipos y aprovechar las horas de sol, evitar la luz artificial y la calefacción puede acabar mejorando el rendimiento energético y laboral. Finalmente, establecer un plan de eficiencia energética para todos los trabajadores puede dar un cambio radical al negocio.