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ALTO ARAGÓN

La subida del precio de los materiales retrasa las obras de las carreteras

La construcción de la A-22 entre Huesca y Siétamo se prolongará hasta 2024 y el Gobierno amplía las medidas de revisión excepcional de los contratos 

El actual trazado de la N-240 -izquierda- quedará cortado, las dos calzadas de la autovía -centro- que atravesarán la vía; y a la derecha, el trazado por donde se desviará la futura N-240.
El actual trazado de la N-240 -izquierda- quedará cortado, las dos calzadas de la autovía -centro- que atravesarán la vía; y a la derecha, el trazado por donde se desviará la futura N-240.
Pablo Segura

El incremento del coste de los materiales de construcción ya está ocasionando una ralentización en la marcha de las obras de las carreteras que están iniciadas en la provincia de Huesca. El esperado tramo Siétamo-Huesca, de la autovía a Lérida (A-22), así como el acondicionamiento del trazado del Congosto del Ventamillo (N-260), que se pensaban terminar para el septiembre de 2023, se retrasarán previsiblemente hasta 2024. Posiblemente tampoco estará terminada hasta entonces la variante de Sabiñánigo (A-23), cuya finalización estaba fijada para dentro de un año. La revisión de los precios exigirá una adaptación de los contratos que retrasarán el fin de obra.

De hecho, el Gobierno central ya lo ha previsto. Por ello, ha ampliado las medidas de revisión excepcional de los contratos públicos de obras afectados por la subida de los precios de los materiales. De este modo, ha modificado el reciente Real Decreto-ley 3/2022, de 1 de marzo, en el que ya se aprobaron mecanismos para la revisión de precios de los contratos de obra pública, para ampliarlos y dar respuesta a la situación creada por el conflicto bélico. La guerra está trayendo como consecuencia una gran inestabilidad de los precios, más allá del alza que venían sufriendo desde 2021, informan desde el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.

La variante desde el Km. 3 se desdoblará hasta el enlace de Montearagón (acceso a Quicena).
La variante desde el Km. 3 se desdoblará hasta el enlace de Montearagón (acceso a Quicena).
Pablo Segura

La ampliación de las medidas se realiza tras la aprobación en Consejo de Ministros del Real Decreto-ley por el que se adoptan decisiones urgentes en el marco del Plan Nacional de respuesta a las consecuencias económicas y sociales de la guerra de Ucrania. Con todo, realmente el problema del alza de costes de producción ya se había desencadenado por efecto de las excepcionales circunstancias sociales y económicas que produjo la pandemia y repercutieron de forma directa en la ejecución de obras, fundamentalmente en 2021, según explica el ministerio. De ahí, que tomara la decisión de aprobar el Decreto-ley de 1 de marzo y ahora ampliarlo, “con el fin de evitar la paralización de obras públicas en marcha”. Como ejemplo, la Mitma menciona el caso del acero, del que Rusia es el cuarto productor del mundo y Ucrania el décimo. Pero, además, se ha notado mucho en los derivados del petróleo, como el asfalto.

Como consecuencia, se tendrán que destinar mayores recursos económicos y, además, modificar los contratos. Con todo, las obras siguen en marcha, aunque no al ritmo deseado. En el tramo de 12,8 kilómetros entre Siétamo y Huesca, las máquinas trabajan a lo largo de todo el trazado, que tiene dos partes diferenciadas, unos cuatro kilómetros en los que se desdoblará la variante norte desde el Km. 3 hasta el acceso a Quicena, donde se ubicará el llamado enlace de Montearagón, y los otros ocho kilómetros hasta enlazar en Siétamo con la autovía en lo que se construyen ambas calzadas pasan de un lado a otro de la actual N-240 en varios puntos.

En dicho trazado, se ha trabajado y continúan las labores de reposiciones de servicios, drenaje, movimientos de tierra y montaje de estructuras, que realiza la adjudicataria, la UTE Copcisa-Vidal. Solo en los 12,8 kilómetros hay 16 previstas en el proyecto original. De hecho, en un recorrido por la vía actual se aprecian muchas de ellas. Si se circula por la variante desde el Km.3 hasta Siétamo, se aprecia que se han duplicado las estructuras de diversos enlaces, como en la rotonda de acceso al Sepes, al tiempo que se ve el trazado de la otra calzada de la autovía en paralelo, donde las máquinas realizan desmontes y movimientos de tierras.

Entre el Hotel Montearagón y el acceso a Quicena se construirá el citado enlace y, a partir de allí, se aprecian en el lado norte las dos calzadas de la autovía que atravesarán la actual N-240 pasado Tierz y la antigua Granja Porta al lado derecho, donde se ven las grandes pilonas sobre las que pasarán las dos calzadas para salvar el cauce sobre el río Flumen y subirá por ahí hasta el Estrecho Quinto. Entonces, volverá a cruzar la carretera ahora en uso al lado norte. Sin embargo, más o menos desde ese punto, la N-240 se repondrá hacia abajo por el lado norte y la vía actual quedará cortada. De hecho, para acceder desde Huesca a Tierz no se usará la autovía sino la N-240, pero no por donde se circula hoy sino el antiguo trazado más al sur, entre la Torre del Pascualito y la Torre Lucán.

A la altura del Estrecho Quinto y ya en el lado norte, la doble calzada discurre en paralelo, con alguna estructura que ya está en pie, hasta que vuelve a atravesar de nuevo la actual vía, un punto donde ahora se aprecia el movimiento de camiones y máquinas de un lado a otro, poco antes de llegar a la rotonda. Entonces, a la izquierda se ve otra estructura, entre cuyas pilonas pasarán las dos calzadas de la autovía hasta enlazar con el fin de la autovía actual, que quedó como cortada en medio de la nada. Cuando ahora se circula por la rotonda inferior para acceder a la autovía en dirección Barbastro, ya se aprecian los nuevos carriles de incorporación. Por esa nueva estructura, bajo la que pasará la autovía, es por donde se repone la N-240 hacia Siétamo. En este trazado, la modificación del trazado de la línea de alta tensión y la reposición de otros servicios han causado retrasos desde el comienzo de la obra.

La revisión de los contratos por el alza de precios afectará también a la marcha de la construcción de la variante de Sabiñánigo, que comenzó a mejor ritmo. Sin embargo, la reposición o el traslado de los servicios afectados así como la necesidad de destinar más recursos a la obra también le ha afectado. Del mismo modo, también se nota en los trabajos de la N-260, una obra ya complicada por las dificultades de ubicar la maquinaria para el acondicionamiento del trazado con el ensanchamiento hacia la roca o hacia el cauce del Ésera con voladizos, excepto en los tres kilómetros del Congosto en los que no se actuará por problemas medioambientales. De hecho, esto obliga a continuos cortes o incluso a cortes totales pactados con el territorio. 

Los tramos pendientes

La situación del alza de precios influye en las obras en ejecución, a las que habrá que destinar más recursos. Pero, además, siguen sin ejecutarse tramos para finalizar la A-23 como los kilómetros entre Lanave y Sabiñánigo Sur, que inicialmente eran dos que confluían en el embalse de Jabarrella y que se fusionaron en un único proyecto. El pasado mes de febrero acabó el plazo de información pública y, tras revisar las alegaciones, continuarán con la redacción del proyecto, por lo que son ya las últimas fases. También queda pendiente la variante de Jaca, que une las autovías A-23 y A-21, y que se encuentra bloqueada.

En esta situación, difícilmente se le dará un impulso a los proyectos pendientes. En la A-21 también está en construcción el tramo entre Sigüés y Tiermas, en la provincia de Zaragoza, que sufrirá las mismas consecuencias que el resto, pero faltan los kilómetros entre Puente la Reina y el límite provincial, cuyo proyecto está redactado, pero sin licitar. Por último, en la N-260 se actúa en el Ventamillo pero existe otro cuello de botella entre túneles de Balupor (Boltaña) y Fiscal, cuyo proyecto se está acabando de redactar.

Ahora, para sortear esta situación, el Gobierno ha ampliado las medidas de revisión, de forma que amplían el ámbito de aplicación de los contratos a los que se reconoce la revisión excepcional de precios, se establece un periodo máximo de dos años para calcular el reconocimiento del impacto directo, se adaptan los criterios de cálculo y se amplía el ámbito temporal en el que el contratista puede preservar la revisión excepcional.