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Pilara Piedrafita: “Es esencial conocer nuestro patrimonio, recorrerlo, pasearlo y sentirlo”

Preside desde 2015 la Asociación de Amigos de Serrablo, que el año pasado cumplió medio siglo de andadura

Pilara Piedrafita.
Pilara Piedrafita.
M.P.

Pilara Piedrafita es desde 2015 la presidenta de Amigos de Serrablo, una asociación que el año pasado cumplió 50 años de andadura. Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla y con un máster en Gestión de Patrimonio por la Universidad de Zaragoza, desde siempre le ha gustado la Edad Media, tanto su historia como el arte de esa época. Desde que se jubiló, se entrega mucho más a esta pasión que la lleva a visitar sobre el terreno nuestro rico patrimonio y a disfrutar todo lo que puede, sobre todo como presidenta y como socia muy activa de esta asociación.

¿Cómo definirías el Alto Aragón?

—Como un territorio rico en historia, con paisajes variados, con muchos recursos y en el que vive buena gente.

Llevas como presidenta de Amigos de Serrablo desde 2015. ¿Qué significa para ti?

—Para mí, siempre ha sido y es un orgullo ostentar la presidencia, pero también una responsabilidad, porque el trabajo anterior que se hecho ha sido impresionante. Cada junta ha tenido una misión: unos pusieron en marcha la asociación, otros la consolidaron, otros la impulsaron y nosotros tenemos que mantener lo que se ha hecho e ir haciendo nuevas actividades de acuerdo con los nuevos tiempos porque no se trabaja igual ahora que hace 50 años, ni la sociedad es la misma.

¿Estaríamos hoy hablando de las iglesias de Serrablo si no existiera la asociación que presides?

—No, la mayoría serían montones de piedras cubiertas de maleza, otras habrían sido expoliadas y sus restos estarían lejos y habríamos perdido nuestras señas de identidad. Para Amigos de Serrablo es importante todo lo que se ha hecho y estamos muy orgullosos. Todas las iglesias están rehabilitadas, pero hay que mantenerlas.

¿Tiene Amigos de Serrablo el respaldo de la sociedad?

—Sí, sí. Tenemos gran cantidad de socios, unos 800, lo que significa que la sociedad nos apoya y creo que estamos bien relacionados con la sociedad. A veces también digo que formamos parte del paisaje y no todos los días reflexionamos sobre lo que ha supuesto ese trabajo, pero sí que nos sentimos respetados y respaldados.

El estilo único de estos enclaves, ¿qué aporta al Alto Aragón?

—Tener un conjunto único en el mundo. Además de lo interesante que es para los investigadores, es un hecho diferenciador que enriquece nuestro territorio y nuestro paisaje. Son también un recurso turístico y, desde luego, lugares para disfrutar y una responsabilidad que debemos cuidarlas.

¿Se entendería desde el punto de vista cultural la defensa del patrimonio de la Comarca del Alto Gállego sin Amigos de Serrablo?

—No, no se entendería. Esta entidad se adelantó a su tiempo de la mano de Antonio Durán Gudiol y de Julio Gavín, quienes empezaron con la rehabilitación de patrimonio y crearon recursos. La gente que visita las iglesias de Serrablo se sorprende de que se haya trabajado tanto y que tengamos aquí estas obras de arte que no son tan conocidas.

¿Qué es lo que te llevó a ser socia de Amigos de Serrablo?

—Siempre me ha gustado la Edad Media, tanto su historia como el arte de esa época. Además, siempre oía hablar a mi padre de Lárrede o San Juan de Busa, así que cuando vine a vivir a Sabiñánigo y conocí de cerca el trabajo de la Asociación me hice socia como una manera de apoyar su trabajo y colaborar. Curiosamente mi primer trabajo como historiadora del arte fue como profesora para la primera Escuela Taller que gestionó Amigos de Serrablo, que fue de las primeras de España.

Esta asociación vela por dos museos. ¿Crees que los altoaragoneses somos conocedores del rico patrimonio que ofrece este territorio?

—No tanto como nos gustaría, pero creo que últimamente miramos más a lo cercano y eso ayuda a valorarlo. Aún así, muy a menudo, cuando visitan nuestros museos se sorprenden de sus colecciones y de sus edificios, también se asombran de que el trabajo de restauración y las colecciones sean fruto del trabajo voluntario y de la generosidad de los autores.

¿Cómo ves al Alto Aragón en un futuro?

—Soy optimista por naturaleza así que sigo viéndolo como un buen lugar para vivir, con habitantes que trabajan por innovar, participar y que respetan y cuidan su pasado.

Danos un consejo para disfrutar de lo nuestro.

—Creo que lo esencial es tener curiosidad por lo que nos rodea, por conocer nuestra historia y nuestro patrimonio, recorrerlo, pasearlo y, sobre todo, sentirlo.