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TRADICIÓN

El Día del Traje, un tributo de Ansó a sus tradiciones y sus antepasados

Espectaculares trajes desfilaron en esta peculiar pasarela

Espectaculares trajes desfilaron en esta tradicional pasarela
Espectaculares trajes desfilaron en esta tradicional pasarela
Pablo Segura

Cuando José Mari de ‘casa Curruscos’ apenas había hecho la comunión, en las calles de Ansó todavía paseaban basquiñas y zarigüelles. Sin embargo, el siglo XX cambió la lana por los tejanos y los ansotanos guardaron sus antiquísimos trajes en el fondo de los arcones. Ayer, aquel niño desempolvó el traje de sus antepasados para lucirlo con su nieta, vestida de bautizá, en brazos: “mis abuelos llevaban el traje de ansotano y, para mí, que mi hija y mi nieta se vistan es un orgullo, por la tradición y por recordarles”.

Y es que, detrás de cada uno de los que se levantan a las cinco de la mañana para empezar a prepararse, está el recuerdo de un abuelo. Una mirada a la infancia de los que tuvieron que buscar una vida mejor entre bloques de pisos y llanuras; una conexión profunda con sus orígenes.

A Laura le brillaban los ojos cuando hablaba de su abuela: “Yo no he vivido lo que es que la gente lleve el traje todos los días. Para mí significa las raíces de mi familia, de mi abuela. De cómo me habla de eso y me enseña las fotos”. Ella no vive en Ansó. Y no es la única entre los que ayer lucieron un traje.

 El éxodo rural empujó a muchos vecinos, “lamentablemente” -apunta José Mari- a abandonar el valle. Y en un día como el de ayer, las casas familiares vuelven a abrir sus puertas. “Hoy está todo Dios”, comentó un anciano.

Entre la muchedumbre, las gaitas de Los Músicos de la Solana recordaron al oído el sonido de Aragón , y el olor a migas del rincón de Baldragas, el sabor de nuestra tierra. Removiendo la olla estaba Félix Ipas, exalcalde de la localidad. “Yo estoy aquí comodísimo”, confesó. “Es un traje que me he puesto mucho y con el que he viajado a eventos a Madrid, Granada o Tolouse”.

Sus habilidades con el puchero estaban siendo atentamente seguidas por el objetivo de móviles y cámaras de fotos que buscaban la imagen más costumbrista o el traje más llamativo. “Acabamos de salir de un montón de gente que nos quería hacer fotos”, explicó Gonzalo, un joven ansotano de 8 años. Su amiga Daniela confesó entre risas que “si me hacen muchas me agobio”. Aunque, Vera, vestida con su saigüeña, aseguró que “este año me va a gustar mucho porque bailamos juntas la jota en el desfile”.

Con el medio día llega ese momento álgido de moda ansotana con trajes de cofradía o calzones de fiesta que los niños pasearon con nervios y los mayores con orgullo. Aunque unos minutos antes, la consejera de Economía, Planificación y Empresa dedicó unas palabras a los ansotanos y se galardonó al fotógrafo Carmelo Esteban por “su labor como difusor y embajador del traje” tras 30 años capturando los trajes y rincones del pueblo.

Y a las 12:00 horas en punto comenzó la pasarela de trajes de hasta cuarenta kilos de esta particular fashion week con aires de museo en la que la tradición se convierte en tendencia. Y con la salida del último traje, la jota llegó al escenario. Lágrimas tras los últimos acordes partieron rumbo a la iglesia, donde se celebró la misa en las que la emoción volvió a brotar con el himno cantado a la Virgen de La Puyeta.

Las palabras de Marta Gastón, consejera

La consejera del Gobierno de Aragón, que no olvida sus orígenes, se emocionó como una ansotana más vestida con una basquilla prestada por el ropero. “Estoy muy orgullosa de llevar un traje auténtico de fiesta”. Agradeció el trabajo de las voluntarias y definió el día como “un escaparate de las tradiciones y posibilidades turísticas del Pirineo y de Ansó”