Cuatro de los ocho primeros pastores de la Escuela La Estiva ya tienen trabajo

La Escuela de Pastores La Estiva de San Juan de Plan ya cuenta con su primera promoción de “diplomados” en las labores de cuidado y manejo de ganado en extensivo. A la satisfacción inicial de haber puesto en marcha la primera escuela de pastores de Aragón y de haber tenido, al inicio del curso, más demanda que plazas ofertadas, se une ahora el hecho de que cuatro de los ocho alumnos que han obtenido el diploma ya tienen trabajo. Y es en el medio rural del Alto Aragón: dos con ganado trashumante entre Monegros/La Hoya y Alto Gállego/Sobrarbe, otro en el valle de Chistau y el cuarto, en Ribagorza. Además, está previsto que otros dos más firmen sendos contratos, uno para pastorear en Jacetania y el otro, en el valle de Chistau.

Es por ello una doble buena noticia: por una parte para el sector ganadero en extensivo, en el que el relevo generacional escasea, y por otra para las zonas rurales de la provincia, ya que la llegada de estos profesionales supone un revulsivo y una oportunidad para asentar más población.

El alcalde de San Juan de Plan, Roberto Serrano, que además ha sido el impulsor de La Estiva y ha compartido trabajo con los profesores de la Escuela, Asun Ballarín y Zacarías Fievet, se muestra muy contento por haber hecho realidad el proyecto, pionero en Aragón, y por el grado de empleabilidad logrado.

Por ello, anuncia que ya están pensando en la próxima formación, para la que este mes se abrirá la convocatoria, con el fin de tener tiempo suficiente de llevar a cabo (si fuera preciso) una selección de alumnos, que iniciarían la parte teórica del curso en febrero, tras la que llegarían las prácticas en puerto en verano.

Los ocho primeros alumnos de La Estiva han obtenido un diploma de estudios propios avalado por el Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Aragón que acredita su formación para ser pastores. El curso ha constado de 510 horas teóricas y 340 prácticas, llevadas a cabo estas últimas en puertos de montaña del valle de Chistau, en montes de Panticosa y Astún, y en la montaña palentina (en este último caso gracias a un convenio con la Fundación Monte Mediterráneo).

Serrano dice que tanto los alumnos como los profesores y los tutores que han estado en puerto hacen un balance “francamente positivo”. Lo mejor -destaca- es que “tres semanas después de acabar el curso, hay cuatro alumnos que tienen un contrato de trabajo, que están incorporados al tejido laboral” en un sector en el que “cuesta encontrar profesionales”.