Comarcas

COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE HUESCA

La reconquista de pueblos y de un área inexpugnable con 15 kilómetros de vía

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Pablo Sierra, junto a su hermano, y a Alejandro, otro de los cinco vecinos de Las Bellostas, que utilizan para ir con las ovejas la pista forestal actual que se convertirá en el Eje Norte de Guara.
Pablo Sierra, junto a su hermano, y a Alejandro, otro de los cinco vecinos de Las Bellostas, que utilizan para ir con las ovejas la pista forestal actual que se convertirá en el Eje Norte de Guara.
Pablo Segura

"Aún llegaré a Miz con el coche”. Esta fue la reacción de Silvia Nasarre, de 93 años, cuando recibió la noticia de que el llamado Eje Norte de Guara, una vía para conectar el valle de Nocito y el Biello Sobrarbe, había obtenido la evaluación de impacto ambiental positiva. Mañana, se reunirá toda su familia en torno a una mesa en Monzón para honrar al patrón de Miz y con un cartel elocuente: “Otro año más celebrando San Martín en el exilio”.

El día de Reyes se cumplirán 60 años de su marcha de Miz, núcleo de Boltaña, con su marido, su suegro y sus tres hijos. Nunca han perdido la ilusión por volver. Pero no pueden, por la misma razón por la que se tuvieron que ir con sus enseres cargados en machos a Monzón: por la falta servicios básicos como un acceso rodado. Sin embargo, tampoco quisieron vender y aceptar la oferta de Patrimonio Forestal del Estado y todavía lo siguen celebrando. Ahora, el Eje Norte de Guara les permite ver su sueño más cerca.

Las cuatro comarcas -La Hoya de Huesca, Sobrarbe, Alto Gállego y Somontano-, los ayuntamientos implicados, el Patronato del Parque de Guara y los particulares se han unido para pedir fondos al Gobierno de Aragón y a la Diputación Provincial de Huesca para estos 15 kilómetros de pista asfaltada que darán vida a un área inexpugnable, en torno a la que residen pocos vecinos, pero convencidos de su apuesta.

A un lado, Bara se va reconstruyendo y, al otro, en Las Bellostas, viven solo cinco hombres que jamás se fueron de sus casas. En medio, muchos núcleos despoblados -que no olvidados-, pertenecientes a cuatro comarcas distintas, a los que la construcción de la pista facilitará el acceso y, con él, se abrirán vías a la reconstrucción y al futuro, como Alastrué, Miz, Bibán, Bagüeste, Binuestre, Pardina de Villanúa, San Hipólito, Otín, Letosa y Nasarre. Entre este último y Bara existe ahora una brecha, que el Eje Norte salvará, con la construcción de tres nuevos kilómetros con un puente sobre el río Alcanadre que una riada se llevó hace ya tiempo. Desde Nasarre a Las Bellostas, se asfaltará y ampliarán las curvas de la actual pista forestal, que permitirá no solo dar acceso a los núcleos sino permitir el paso de vehículos de emergencia. Ahora, Bara es el final del recorrido de la carretera del valle de Nocito y, por el otro lado, Las Bellostas del Biello Sobrarbe.

Miguel Ángel Allué, uno de los tres hijos de Silvia, de 68 años, ha reparado recientemente los nichos con una solución de polispán para evitar tener que cargarse un saco de cemento al hombro para llegar a Miz. Las tumbas de su abuela, bisabuelo y dos familiares más se encuentran entre las ruinas de su propiedad, una casa única con 418 hectáreas a su alrededor y una iglesia en propiedad dedicada a San Martín, a la que ya se le ha hundido el tejado.

“¿Por qué no podemos llegar a casa en coche?”

“¿Sabes lo triste que es ver cómo se te cae tu casa por no poder retejar?”, comenta Allué. Aun con esta inevitable mirada al pasado, en el que se quedó su casa, celebra “con una alegría inmensa” el avance administrativo, porque se habían presentado alegaciones. “Hemos superado el principal escollo y ahora falta la financiación”, asegura. “Cada año celebramos San Martín toda la familia en un restaurante de Monzón como si estuviéramos en Miz, porque eso no lo hemos perdido”, dice, y mañana brindarán por esta vía.

Con todo, el Eje Norte les pasará a un kilómetro aproximadamente de su casa y piden un ramal, que no está proyectado. En este sentido, apunta que el alcalde de Boltaña, José María Giménez, les comentó que les ayudaría y le agradece que en el programa de las fiestas les ofreciera un espacio. Además, la foto de su casa se pegó en todas las papeleras de la localidad. Por todo ello, “vemos que nos aprecia y nos tiene en cuenta”.

“En quince días he estado dos veces o tres y visité núcleos como desde Las Bellostas como Otín, San Hipólito, Nasarre, Letosa, la Pardina de Albás... A todos estos y a Alastrué, Bagüeste... hay una pista muy mala pero todos pueden llegar a sus casas en coche. ¿Y nosotros por qué no?”, se pregunta. Ahora, Miz está demasiado arruinado como para reconstruirlo por completo, pero “en cuanto se pueda llegar con coche, rehabilitaremos una borda”.

Domingo Nasarre también hace justo 60 años que se fue de Used, en el valle de Nocito y perteneciente a Sabiñánigo, y sintió igualmente la impotencia de ver cómo se cae tu casa sin poder hacer nada. “Estábamos muy preocupados y, cuando pudimos llegar con vehículo a 500 metros, me cargué a la espalda el saco de 50 kilos de cemento”, comenta. De aquello, por suerte, hace unas décadas, pero tan solo hace tres años que celebraron la llegada de la luz a Used y a Bentué de Nocito. Por ello, Nasarre, que pasa temporadas en su pueblo, como otros vecinos, se ha mostrado en los últimos años como uno de los defensores del Eje Norte de Guara. “Siempre he oído hablar de esta reivindicación. Cuando nos fuimos de aquí la vida en los pueblos era muy dura sin agua, sin luz... y hemos visto muchos progresos, pero llegar con vehículo fue la salvación de los edificios”, asegura, mientras recuerda que en esa primera pista de tierra de hace décadas te quedabas atascado de cualquier manera.

Localidad de Las Bellostas, en el municipio de Aínsa-Sobrarbe.
Localidad de Las Bellostas, en el municipio de Aínsa-Sobrarbe.
Pablo Segura

“Por ello, creo que es injusto que solo llegara hasta Bara, porque más allá es un territorio bastante incomunicado”, indica. De hecho, “es una oportunidad para las dos zonas que une, para que haya salida, porque si aquí hay un incendio te quedas atrapado”, asegura. “Abrir vías de comunicación entre pueblos es abrir oportunidades de todo tipo, para rehabilitar es imprescindible que llegue un vehículo”, reitera.

Al otro lado de la pista que arrancará en el valle de Nocito, se encuentra Las Bellostas, el pueblo en el que residen cinco hombres. “Sería una cosa buena que abrieran esta carretera que permitiría cruzar de Bara a Las Bellostas”, apunta Pablo Sierra, uno de ‘los cinco’, que apostaron por continuar en su pueblos con la ganadería y la agricultura, en la que destacan las patatas. Precisamente, recuerda que la falta de comunicaciones es lo que propició la despoblación de la zona. Ahora, Pablo utiliza una pista forestal complicada para acceder a Letosa, Otín y La Pardina de Villanúa, adonde lleva a pastar a sus ovejas y sus cabras. “Todavía no me he jubilado y ya soy de los pocos pastores que sigue con el palo, no con pastor eléctrico”, destaca a sus 65 años. Es el más joven de los cinco vecinos y vive con su hermano, mientras los otros tres están cada uno en su casa. “Aquí nos quedamos porque no pensamos en nada más que en trabajar”, dice bromeando, mientras destila el orgullo de vivir en su pueblo. “Hemos estado muy bien y nunca nos ha faltado un duro”, resalta.

Aunque no sea fácil la vida en Las Bellostas, a 45 minutos de Aínsa y al doble de Barbastro. “En general, todos los años nieva, porque estamos a 1.100 metros de altitud”, señala. Por ello, se muestra esperanzado con el Eje Norte. “Si ahora me cuesta una hora, si la asfaltaran, me costaría un cuarto”, indica. A su juicio, es fundamental para dar acceso y vida a la zona. Para Allué es también una cuestión de justicia: “Solo espero que mi madre pueda volver a Miz, aunque sea una vez”.