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Los Chicos de Lastanosa: "El estómago mueve el mundo y la cocina promociona nuestro territorio"

Matthew Marcusson, californiano, y José María Figueras, monegrino abrieron las puertas de su Casa de Turismo Rural en 2015  

Matthew Marcusson, californiano, y José María Figueras, monegrino.
Matthew Marcusson, californiano, y José María Figueras, monegrino.
Marga Bretos

Después de 7 años en Los Monegros, ¿Por qué apostaron por crear Los Chicos de Lastanosa?

-Para hacer un cambio de vida y ritmo. Queríamos desarrollar un proyecto de los dos y muy personal. La obra fue la experiencia más dura de nuestras vidas y una que no nos gustaría volver a vivir, aunque estamos pensado en hacer una ampliación el año que viene. Una vez abierto, empezamos con ilusión y cautela. La gente quería hacer eventos aquí, pero al principio no sabíamos a cuántas personas podríamos dar de comer. Poco a poco fuimos cogiendo experiencia hasta montar fiestas de hasta 30 personas y unas fantásticas Nocheviejas.

¿Se sienten arropados por los altoaragoneses?

-Siempre nos hemos sentido apoyados por las instituciones y la gente de Los Monegros. Lastanosa es un pueblo muy pequeño, pero tenemos una buena red de apoyo entre vecinos, nos sentimos queridos y muy bien aceptados, por lo que somos muy capaces de desarrollar nuestro buen trabajo. Hoy en día tenemos una puntuación de 9,9/10 en Booking, un orgullo para nosotros.

¿Qué es el Alto Aragón para ustedes?

-Un lugar con muchos contrastes, solitario, con silencio para pensar e inspirar, con personas que destacan por su sinceridad, su resistencia y su solidaridad, y que desde nuestros fogones vamos conquistando con ideas nuevas, paciencia y constancia. Ofreciendo algo a un nivel que no había aquí antes.

¿Es el estómago un buen reclamo para atraer al visitante?

-El estómago mueve el mundo, aunque cada uno tenemos nuestros gustos. Como explica el dicho, “Pancha llena, corazón contento”. Para nuestra filosofía es importante trabajar con productos de la zona, de nuestro propio huerto, siempre buscando el equilibrio entre diferentes productos, que un elemento realza otro, que crean una sinfonía. Desde nuestra cocina hemos logrado promocionar este territorio, si bien, aún nos queda mucha provincia por descubrir, pero tenemos preferencia por Los Monegros, un gran desconocido. En definitiva, nuestra cocina es de temporada, producto fresco de calidad, creativa, elaborada, una combinación de producto local con sabores, muchas veces exóticos, de nuestras vivencias, de hecho, nos gustaría ser recordados por ofrecer un entorno, un trato y una comida especial.

¿Qué debe tener sí o sí un buen gastrónomo?

-El paladar, criterio propio, fuera de tendencias y reseñas.

¿Cada año viajáis por gran parte del mundo, ¿vendéis Los Monegros en estas ocasiones?

-Sí, incluso vemos entornos parecidos a Los Monegros y pensamos que se tendría que promocionar más el turismo aquí. La granja de cerdos debajo del Tozal de la Cobeta es una atrocidad que atenta contra el patrimonio local.

¿Algún sitio preferido, o que recomendaríais por encima de otros?

-Estamos enamorados de Brasil por su música, comida, gente simpática y playas kilométricas. Sin embargo, lo importante es saber estar a gusto y descubrir la belleza estés donde estés.

¿Con qué postre acabaríais esta entrevista?

-Pues ya que tenemos manzanas de nuestros árboles, una tarta tatín, una buena mezcla de fruta, azúcar y pastelería, con un poco de helado casero de vainilla de Madagascar. ¿Qué le parece? Es un proyecto en el que convergen la potenciación de las actividades artísticas y el fortalecimiento del turismo rural por su ubicación, al lado de la Cartuja de las Fuentes, del Real Monasterio de Sijena, de las Sierras de Jubierre y Alcubierre, de la Laguna de Sariñena y de todos los incomparables parajes que ofrece Monegros, porque “Los chicos de Lastanosa” brindan a sus huéspedes un espacio e instalaciones ideales para las estancias que requieran un entorno que permita la compenetración, la concentración, la convivencia, el disfrute o la armonía.  

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