Comarcas

EFECTIVOS DE EMERGENCIA

Quemas de alta montaña para frenar los grandes incendios

El objetivo de la medida es recuperar zonas de pasto para la ganadería extensiva

Efectivos realizan una quema prescrita en el Alto Aragón este invierno.
Efectivos realizan una quema prescrita en el Alto Aragón este invierno.
Servicio Provincial de Medio Ambiente.

La primavera comienza con altas temperaturas que han provocado el primer gran incendio, en Olba (Teruel), que vivirá la comunidad de Aragón este 2023. El Servicio de Medio Ambiente de Huesca ha trabajado todo el invierno en sus montes con estrategias para minimizar el riesgo de que el fuego se propague en los próximos meses. Entre ellas, las quemas de alta montaña, por medio APN, cuadrillas, autobombas del Infoar y 1 o 2 técnicos Eprif, que reducen la biomasa de los bosques, combustible para los incendios en verano. Principalmente, esta práctica está destinada a la recuperación de pastos para la ganadería extensiva y favorecería la llegada de más ayudas de la nueva PAC.

En este aspecto, se actúa sobre antiguas zonas de pastoreo que, debido al abandono, se están perdiendo, siendo invadidas por el matorral y el bosque. Originariamente, está acción concernía a los propios ganaderos, pero el progresivo abandono de este sector desde los años 60 ha provocado que las especies de erizones y enebros copen los pastos.

“Los ganaderos se quedaban a dormir en refugios inhumanos y vivían al raso. Era un modo de vida extremo y además el censo de vacuno y especialmente el ovino, no deja de descender”,  ha lamentado José Miguel Malo, director provincial del Servicio de Medio Ambiente de Huesca, que ha supervisado y coordinado las quemas junto a los técnicos de Medio Ambiente.

José Miguel Malo ha incidido en que “son desgraciadamente limitadas y con pocos recursos”, diferentes a las que realizan los vecinos franceses, cuya magnitud asciende a mayores escalas.

Las últimas de la temporada han correspondido a zonas cercanas a Ansó, Hecho y Oto, satisfaciendo las necesidades de los Ayuntamientos y asociaciones de ganaderos, con quienes están en contacto para sacar el máximo rédito. A su vez, completan la estrategia con actuaciones de desbroce planificadas para intentar liberar tránsitos.

La irrupción de estas altas temperaturas podría poner fin próximamente a las prácticas hasta el próximo invierno.

Fuego amigo

Raúl Vicente, bombero de la Brif Daroca, ha participado en los últimos meses en quemas de alta montaña en las zonas de Ribagorza, Sobrarbe y Valles Occidentales.

Incide en que esta práctica tiene como principal objetivo ayudar a la ganadería extensiva, a la que se destina mucho esfuerzo mediante cortafuegos y zonas auxiliares. Un contexto que hace 50 años no existía, pero ahora mismo es estrictamente necesario ya que “nuestra relación con el medio natural cambia y la que tenemos con los incendios forestales también lo hace”, ha remarcado el bombero.

Estos forestales forman parte de una completa estructura de cuadrillas que crean infraestructuras para dar una oportunidad a los ganaderos, y por ende, a los bosques.

“El fuego controlado elimina material combustible. En condiciones adecuadas de temperatura y humedad ambiental puede convertirse en un ‘fuego amigo’, evolucionando por la parte de abajo del bosque y eliminando matorral, pero sin dañar al arbolado. De alguna manera resulta como una “vacuna”, permitiendo la creación de discontinuidades que pueden servir para frenar un incendio”, ha explicado el bombero de la Brif Daroca.

‘La ciencia y la estadística dicen que el futuro nos dirige a capítulos difíciles’

Raúl Vicente, bombero de la Brif Daroca, recoge en su libro “Hermano fuego” 20 años de experiencia luchando y la evolución exponencial que han vivido los incendios. Advierte de la progresiva pérdida del paisaje mosaico en el Pirineo, mayor continuidad forestal, sequía acumulada, altas temperaturas y un bosque más estresado, “factores que intervienen en un incendio y que se están alineando en nuestra contra”, sostiene.

Por ello, asume que cada vez es más probable que se originen fuegos de mayor magnitud y más pronto. “La ciencia y la estadística nos dicen que el futuro nos dirige a capítulos complicados”, ha apuntado, al tiempo que ha remarcado que “es fundamental que el dispositivo de incendios de Aragón se adapte”.

David Badía, catedrático de Edafología del Campus de Huesca, ha recalcado “la escasez de humedad en el suelo”, afectando al bosque y a la agricultura. “De continuar así, podríamos entrar en una fase crítica, esperemos que llueva para que el material vegetal se adapte”, ha afirmado, advirtiendo que “ya se observan masas forestales secas”. Antes, no era necesario el servicio de extinción, al ser el ganado extensivo quien eliminaba de manera natural la biomasa. Ahora son necesarios, y Badía hace hincapié en la gestión sobre la superficie quemada. El edafólogo apuesta por las actividades de emergencia que protejan el suelo. La cubierta arbórea es amplia y la lluvia es difícil que impacte en el suelo. Aplicar paja o astillas y barreras sobre los troncos quemados, son medidas convenientes.