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Asier de la Iglesia comparte con los grausinos su actitud de vida

El primer deportista profesional con discapacidad ha conversado con los más jóvenes

La sede de la Comarca de la Ribagorza acogió la charla de Asier de la Iglesia con los más jóvenes de la localidad.
La sede de la Comarca de la Ribagorza acogió la charla de Asier de la Iglesia con los más jóvenes de la localidad.
S. E.

Asier de la Iglesia, el primer deportista profesional con discapacidad, confiesa que le hace “tan feliz dar una conferencia como jugar un partido de baloncesto” porque mientras los valores del deporte le han permitido ser un referente de superación ante su esclerosis múltiple, a través de las charlas y de su asociación Baila con EM puede ayudar a otra gente.

De la Iglesia ha disfrutado de estas dos pasiones este martes en la localidad de Graus transmitiendo a los chicos del Club Baloncesto Graus la esencia del deporte y a las personas del Programa “Propósito”, de la Comarca de Ribagorza, cómo “bailar” con la discapacidad.

En el pabellón de Graus, De la Iglesia se ha visto reflejado en “los chavales”. “Empecé a su edad a jugar y también soy de pueblo. Entiendo lo que es llegar a la ciudad y que te pasen por encima. Con 18 años se van a ir todos a estudiar fuera y ahora son equipo y amigos, el deporte les va a dar muchas cosas. Lo bueno es cuando eres cadete, junior, infantil, que disfruten de esa etapa. Y a los pequeños, que lo disfruten y poco más porque a deportista llega un cero y pico por ciento, así que lo importante son los valores: puntualidad, compañerismo y esfuerzo”,  ha enumerado.

A última hora de la tarde, en el salón de Casa Heredia y ante un público numeroso e interesado, ha explicado cómo ha aplicado los valores del deporte a su vida, sobre todo después de que le diagnosticaran esclerosis múltiple a los 29 años en pleno auge de su carrera deportiva. “Cuando pienso por qué he hecho las cosas cómo la gente no las hace ante algo así siempre lo llevo al deporte. Cuidarme al máximo, hacer lo que me dicen, no anticiparme, sobrellevar la incertidumbre. Miedo hay que tener, las emociones hay que tenerlas porque son importante para empatizar con otras personas, pero también hay que saberlas gestionar”, considera.

Transmitiendo esperanza, sobre todo, ha terminado su estancia en Graus. “Yo soy feliz, aunque todos los días tengo ratos malos, pero hay que seguir. Es feliz el que es capaz de asumir lo que le va pasando en la vida”.