Comarcas

75 años de caja rural en huesca

Los cimientos de la actual economía rural

Colaboración

José Fernando Luna, presidente de Ceoe-Cepyme en Huesca
Fernando Luna, presidente de Ceoe-Cepyme en Huesca
D. A.

CUANDO A UNO le preguntan que qué importancia tienen las Cajas de Ahorros y en este caso las Cajas Rurales en el territorio, uno no puede contestar más que máxima en el desarrollo económico y no menos importante en el área social de los pueblos.

Allá por los años 70, que es desde cuando yo puedo dar fe de lo que expongo, a los trabajadores se les trataba de Don, en mi caso, Grañén y Robres: Don Paco, Don Lorenzo, Don Ángel… Eran personas que significaban todo en la economía particular de las casas, pues hacían de consejeros económicos y guías en el futuro de las inversiones.

Con un lápiz actualizaban las libretas, con sumas y restas hechas a mano y puedo asegurar que pocas o ninguna vez se equivocaban; estaban dispuestos a abrir la puerta de la Caja a la hora que fuera, incluso nocturna, para dejar preparado el trabajo de primera hora de la mañana siguiente.

Todos pasaban por ese consejero, que no ponía mucho inconveniente en poner la primera piedra, inicio del tejido agroindustrial que ahora tenemos

No existían los ordenadores y mucho menos la digitalización, pero los primeros proyectos de desarrollo rural así se crearon, los primeros préstamos para porcino, vacas de leche, novillos, ovejas, pollos y por supuesto maquinaria agrícola, todos pasaban por ese consejero, que no ponía mucho inconveniente en poner la primera piedra, inicio del tejido agroindustrial que ahora tenemos. Fueron cimientos de la actual Economía Rural.

Proyectos como la CAO (Cooperativa Agrícola Oscense) o la CAP (Cooperativa Agrícola Provincial) además de muchas cooperativas locales, salieron adelante con dirigentes como Carmelo Hernández, Ángel Oliván y presidentes como Ramón Aísa o José María Paraled en Huesca. Todos ellos siguen hoy en el recuerdo de mucha gente mayor que sigue fiel a su Caja y que por el bien de la territorialidad, la Caja Rural no debe de abandonarlos y seguir apostando por la presencialidad en los pueblos y no tanta digitalización, que es el futuro, por supuesto, pero que las transiciones deben de hacerse de una forma más lenta, pues perder la presencia física de ese “don Paco” les haría perder la esencia de los pilares de su existencia.