Las lluvias de mayo y junio ralentizan el avance de la sequía

Las lluvias registradas durante los meses de mayo y junio han ralentizado el avance de la sequía y el descenso del agua en los embalses, además de proporcionar agua para los campos, aunque la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) recalca que las medidas de contención siguen siendo necesarias.

Esta es la principal conclusión de la segunda reunión de la Comisión Permanente de la Sequía, celebrada ayer por el organismo de cuenca para revisar la situación actual de la cuenca ante la sequía y de las medidas aplicadas, así como de las previstas para las próximas semanas.

El encuentro, presidido por la presidenta de la CHE, María Dolores Pascual, sirvió para constatar, según los indicadores correspondientes al mes de mayo, un avance de la sequía prolongada, pasándose del 61 % de la cuenca a principios de mayo al 85 % a comienzos de junio.

Respecto a la escasez, la cuenca del Ebro ha pasado de tener el 33 % de su superficie en situación de emergencia a principios de mayo al 42 % a principios de junio. A las cinco unidades territoriales que ya estaban en emergencia a principios de mayo también se ha añadido la unidad territorial de escasez del Gállego-Cinca, recuerdan desde la CHE en un comunicado.

En cuanto a las previsiones meteorológicas para el verano consideran que son inciertas y se recomienda actuar con prudencia considerando la hipótesis de un periodo seco y cálido hasta el mes de octubre.

Respecto a las medidas adoptadas, la CHE recuerda que declaró la unidad territorial de escasez del Gállego-Cinca (UTE 14) en “Situación excepcional por sequía extraordinaria” el pasado 7 de junio a la vista de los indicadores del pasado mes de mayo.

Y añaden que las medidas de control y vigilancia se mantendrán durante los próximos meses con un análisis detallado de la situación de la sequía.