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José Miguel Navarro: “Todos los ecosistemas relevantes de la tierra, excepto los tropicales, están aquí”

Naturalista y divulgador, este serrablés afincado en Biescas ha hecho de sus aficiones su forma de vida

José Miguel Navarro.
José Miguel Navarro.
S. E.

Una curiosidad sin límites, pasión por la naturaleza y el patrimonio, y un gran amor por su tierra -el Alto Aragón- han llevado a José Miguel Navarro a indagar, de manera autodidacta, en diversos campos y a convertirse en un naturalista que divulga, siempre que puede, los valores medioambientales de la provincia y conciencia sobre la necesidad de su preservación. Con catorce libros escritos, uno de ellos con una ayuda a la edición a Prames de los Premios Félix de Azara, este serrablés afincado en Biescas ha hecho de sus aficiones su forma de vida, al margen de su trabajo profesional.

Naturalista autodidacta y vocacional. ¿Los paisajes de su infancia le llevaron a ello o con los años los redescubrió?

—Sin duda alguna. La infancia tanto en el pueblo natal de mi madre, al que iba prácticamente todos los fines de semana, como vivir en un barrio de Sabiñánigo, donde la naturaleza estaba al alcance de la mano, me descubrieron un mundo sorprendente, riquísimo en matices y del que siempre quise saber y aprender.

Desde adolescente ha pateado la provincia. ¿Cuál es su lugar o lugares predilectos?.

—Es muy difícil hablar de lugares predilectos. Cada rincón, cada valle, cada monte tiene su encanto. Si me tuviera que quedar con uno, creo que elegiría Sobrepuerto.

Las tradiciones y la historia del Alto Aragón son otras de sus grandes pasiones. ¿Qué costumbre cree que es la que mejor define la idiosincrasia altoaragonesa?

—Sin duda alguna la romería de Santa Orosia en Yebra. En muy pocos lugares se aúnan de forma tan perfecta la naturaleza, las tradiciones paganas sincretizadas, la historia y la religiosidad popular.

¿De qué acontecimiento histórico del Alto Aragón le hubiera gustado ser espectador?

—Daría lo que fuera por ver el enfrentamiento entre el Abad Banzo y el rey Sancho Ramírez en 1070 ante la negativa del primero a cambiar el rito mozárabe por el romano.

Si no existiera la provincia de Huesca, ¿habría que inventarla?

—Huesca es un mundo en miniatura. Todos los ecosistemas relevantes de la tierra, excepto los tropicales aunque hay lugares que se asemejan, están aquí. No hay que inventarla, hay que disfrutarla.

Su libro Un año en el Pirineo. Averiguaciones y disquisiciones de un naturalista curioso (Prames) recibió la ayuda a la edición de los Premios Félix de Azara de 2020. Imagino que el Pirineo dará para mucho más de un año….

—Son 50 años de vivencias condensadas en un año... claro que da para mucho más... un solo día, en un lugar bien elegido y con la compañía adecuada, darían para escribir otro libro.

Naturaleza, educación ambiental, tradiciones, patrimonio arquitectónico o historia son temas que le preocupan y ocupan. Y en los últimos años también está estudiando y documentando el uso simbólico de la luz por el hombre desde la prehistoria. Cuénteme…

—Lo que parecía una excepción, me he dado cuenta que fue una norma. Hemos descubierto lugares que, aun siendo conocidos, nos están revelando secretos que guardaban esperando a que alguien se fijara en ellos. Es un trabajo arduo y sin antecedentes que sepamos. Las conclusiones, cuando esté acabado, sorprenderán a la gente.

Como bien dice el título de su libro, la curiosidad es innata a usted y le ha llevado a realizar diversos estudios e investigaciones en diversos ámbitos, ¿qué le queda por “curiosear”?

—Me llama mucho la atención el mundo megalítico. Creo que todavía queda mucho por saber e investigar en este territorio acerca de los dólmenes y los cromlech. Esas piedras milenarias, estoy seguro, son mucho más que meros enterramientos o lugares de incineración.

¿Se identifica más con el cosmopolitismo planetario o con el orgullo altoaragonés?

—Nacer en un lugar u otro es mera casualidad. Me gusta pensar que soy un ciudadano del mundo, y cada día estoy más seguro que a todos nos une una suerte de memoria colectiva.

Aunque todas sus “averiguaciones” le tienen muy ocupado, creo que aún le queda tiempo para leer DIARIO DEL ALTOARAGÓN.

—Desde la infancia, el Diario del Alto Aragón ha sido el periódico de referencia. Guardo cientos de recortes y muchísimos artículos.