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HISTORIA

Románico desconocido en Serveto, en el Valle de Chistau

En los coventos quedan las ruinas de una ermita, un edifico de casi 14 metros de largo y 5 de ancho

Ábside de la ermita.
Ábside de la ermita.
C.L.

Hace más de ocho años que tuvimos constancia de los vestigios de una ermita aposentada en el declive occidental de un peñasco conocido como San Martín, no muy lejos de la pequeña localidad de Serveto. 

Por aquel entonces, año 2015, estábamos comenzando el trabajo de inventariado de las ermitas de Sobrarbe y andábamos por La Comuna, en pleno valle de Chistau. Después de fotografiar las ruinosas ermitas de San Miguel y Santa Lucía, un señor de avanzada edad que nos encontramos en el despoblado de Señés nos habló de una zona llamada Los Conventos, con ruinas de un edificio que podrían corresponder a una iglesia o ermita. Tomamos nota en la libreta de apuntes y, como no vimos nada claro su acceso, ya que nos habló de una zona de fuertes precipicios y mucho desnivel, con sendero poco claro, la subida al peñasco de San Martín quedó durmiendo el sueño de los justos en la libreta de apuntes hasta hace unas pocas semanas, cuando por fin nos decidimos a visitarlo. La trascendencia del edificio que encontramos allá arriba nos anima a dejar por escrito algunas observaciones.

Muro occidental del edificio.
Muro occidental del edificio.
C.L.

Realizamos la excursión los primeros días de octubre de 2023, ya comenzado el otoño, aunque con tiempo casi veraniego. Ejerció de guía y cicerone Jesús Argudo, uno de los mejores conocedores del Valle de Chistau. Completó el tridente Mari Carmen Valverde. Dejamos el todoterreno en Feneplán, junto a una borda, y “atacamos” el peñasco por su cara norte, cogiendo dirección suroeste una vez transcurridas las primeras lazadas. En algo más de hora y media, abordando el ascenso sin excesiva prisa, ya que nos entretuvimos tomando fotografías y disfrutando del camino y las soberbias vistas, arribamos a Los Conventos. Fue una excursión preciosa, de las que te enraízan -todavía más- con el territorio. 

Las ruinas de la ermita que encontramos en Los Conventos, si bien son muy desconocidas, no son inéditas. A comienzos de los años 80 hubo una actuación arqueológica encabezada por Almudena Domínguez Arranz que se publicó en el Boletín del Museo de Zaragoza n°6, en el año 1987. Además del recinto eclesial, se estudió la necrópolis y varias estructuras cuadrangulares y rectangulares que nosotros también localizamos y fotografiamos. Posiblemente se trata de viviendas, alzadas con material más tosco y que actualmente están convertidas en grandes amontonamientos de piedras. Nosotros las obviaremos en este artículo para centrarnos en la ermita, que fue el motivo de nuestra visita al peñasco.

Los vestigios protagonistas de este texto descansan en un bellísimo marco natural a más de 1.400 metros de altitud, aposentados sobre un rellano de la Peña de San Martín. La maleza (pino y boj principalmente), por momentos selvática, engulle sus paramentos casi por completo. Una fina lámina de musgo, tejida pacientemente durante mucho tiempo, alfombra y oculta sus poco trabajadas piedras, dándole un toque místico al asunto. Una vez más volvimos a sentir en nuestras propias carnes la fragancia de lo ignoto y desconocido. Se trata de un paisaje sobrecogedor y de apariencia casi salvaje. No resultó sencilla la toma de medidas y fotografías, pues el derrumbe de su propia cubierta y varios arbustos nacidos entre sus propios escombros intrincan sobremanera su tránsito interior.

El paraje es sobrecogedor y de apariencia casi salvaje.
El paraje es sobrecogedor y de apariencia casi salvaje.
C.L.

La ermita: se trata de un edificio de casi 14 metros de largo por 5 de ancho. El aparejo que se utilizó para elevar sus paramentos fue mampostería y sillarejo. Hay sogas y tizones. Su grosor mural oscila entre 0,95 y 1,20 m. Es un templo de hechuras y formas románicas que posee planta rectangular y cabecera semicircular orientada al sur, con ligerísima desviación hacia oriente; es posible que la orografía del terreno les impidiera orientar un edificio de estas dimensiones hacia el este. No queda vestigio del arranque de sus bóvedas; desde hace mucho tiempo el cielo azul sobrarbense es su única cubierta. Sí que se aprecia un derrumbamiento en hilera que suscita a pensar que se trata del arco que separaría la nave de la cabecera. No detectamos ningún vano ni credencia (habría que realizar labor de desescombro), y se intuye que la puerta de ingreso pudo estar situada al oeste, descentrada hacia los pies.

Cronología: no hay (o nosotros no hemos sabido localizar) ninguna cita documental ni referencia bibliográfica sobre Los Conventos. El vacío documental es tremendo. Después de estudiar el yacimiento, Almudena Domínguez ubica la cronología de Los Conventos entre los siglos XII y XV. Precisamente por esto, además de por su filiación románica, nosotros pensamos que es a los siglos XII o XIII donde habría que llevar la erección de la ermita. 

San Martín de Serveto (aproximación a su planta).
San Martín de Serveto (aproximación a su planta).
C.L.

Advocación: al no haber localizado ningún documento que atestigüe la existencia de este edificio y no haber pervivido su recuerdo oral, con algunas pocas excepciones, nada sabemos sobre su advocación. Al estar situado al amparo de la peña o monte de San Martín, no parece arriesgado elucubrar con que pudo estar dedicada a este santo que goza de tanta representación en nuestra provincia, ya que tenemos documentadas casi 30 ermitas con esta advocación.

Esta no será, sin duda, la última sorpresa que nos depare Sobrarbe. Se trata de una tierra que todavía mantiene zonas de terreno prácticamente vírgenes y que casi no han sido pisadas por el hombre. Actualmente estamos llevando una labor de rastreo de despoblados medievales por el valle de La Solana y ya hemos obtenido algunos resultados importantes. Seguiremos dando difusión a nuestro patrimonio, poniendo el foco precisamente en el más desconocido.