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Cuenta atrás para el final de una campaña de recogida de setas “extraña”

Los intervalos de altas temperaturas y lluvias no han activado muchos bosques y las heladas reducirán la humedad del aire en los próximos días

Las lluvias de esta última semana favorecen la proliferación de setas.
Las lluvias favorecen la proliferación de setas.
S. E.

No podría calificarse de mala, tampoco precisamente de buena, sino más bien algo “extraña”. La temporada de recogida de setas del año 2023 ha estado marcada por los repentinos cambios del tiempo de estos meses, con largos períodos de altas temperaturas intercalados con fuertes precipitaciones y aguaceros.

A pesar de ello, ha sido un año muy prolífico para el boletus, “no en todos los sitios”, puntualiza Antonio Palazón, presidente de la Sociedad Micológica del Alto Aragón, pero ha sido una de las “triunfadoras”. También la trompeta amarilla se ha cogido bastante y el níscalo empieza a asomar, “sobre la bocina porque se vislumbran días de heladas y vientos que pueden cortar la campaña de raíz”, argumenta.

La humedad es fundamental para que broten las setas. La caída de las temperaturas frena su crecimiento y corta el momento de la salida, sin embargo el viento es un factor de más importante aún.

“El ecosistema del bosque se protege de las heladas, pero el viento es el mayor enemigo de la seta. Actúa como una secadora y reduce la humedad relativa del aire a niveles tan bajos que no permiten la evapotranspiración adecuada de los hongos”, cuenta Palazón.

Por ello, el micólogo estima que la campaña afronta sus últimos “ocho o diez días”, dependiendo cómo se comporte el tiempo. “Si aguanta el calor, podría haber una pequeña temporadilla”, celebra.

Los “veranillos”

Desde el verano hasta entrado septiembre, fue un período bastante bueno a pesar del calor. Llovió algo y se notó en zonas altas del Pirineo, antes de la llegada del “veranillo” de San Miguel (29 de septiembre). “Había mucha seta, pero llegaron aquellos episodios de precipitaciones y viento y todo se vino abajo”, sostiene Palazón.

Después llegó la calma y la subida de temperaturas que se ha perpetuado hasta ahora alargando el “veranillo” de San Martín y abriendo la posibilidad de una pequeña nueva campaña.

“Está todo muy confundido. Los encinares en zona baja suelen ser muy prolíficos de setas. Aquí se expande el níscalo por bandera, pero a estas alturas están parados y tendrían que estar plagados. Resulta extraño ver estos bosques tan poco activos, pese a la humedad y la lluvia”, lameta el micólogo.

En cambio, otros que sí han dado sus frutos. En los Valles Occidentales, ha sido muy rica la campaña al haber aguas regulares desde la primavera. También en la Sierra de Guara, en Rodellar o en Morrano, ha habido puntos buenos. “Incluso bajando a cotas más bajas, si no han entrado heladas, se pueden recolectar níscalos a la altura de Sariñena en los pinares arenosos”, informa Palazón.

“Todo lo marca el tiempo. Noviembre puede ser un mes muy bueno, incluso diciembre. Con esta irregularidad, bosques que no se hayan activado este otoño pueden hacerlo ahora. Es posible que se pueda coger bastante estos días”, anima el micólogo.