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DÍA MUNDIAL DEL OLIVO

Un cultivo capaz de vertebrar el sector agrario del Alto Aragón

Las plantaciones sostienen una gran parte de la agricultura familiar

Olivo
Olivo
D.A./Pablo Segura

El cultivo del olivo en el Alto Aragón es casi tan antiguo como la tierra. En un paseo por la provincia podría encontrarse primordialmente en el cinturón del Somontano y la Hoya de Huesca. También en La Litera, Monegros, Sobrarbe y Ribagorza. Las variedades están adaptadas desde hace siglos o milenios a sus respectivas zonas, otorgando cada una de ellas un valor diferencial a la oliva.

“Es un sector reducido con una gran importancia económica porque crea un tejido productivo en el medio rural”, indica Gerardo Torralba, ingeniero agrónomo en Asaja Huesca. Por ello resalta que una gran parte de la superficie de aceite de oliva “está destinada al autoconsumo familiar”, sosteniendo de esta manera la agricultura familiar y dando una oportunidad de trabajo en el medio rural,” donde habitualmente no hay muchas”, puntualiza Torralba.

El reciente salto del cultivo originalmente de secano al regadío ha permitido ampliar el número de variedades y de explotaciones profesionales.

Antes del inicio de la campaña, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación databa que en la provincia de Huesca hay 29 almazaras que producirán 1.264,03 toneladas de aceite a lo largo de la presente temporada.

Dentro de ellas se puede distinguir entre almazaras privadas y cooperativas. Las primeras cuentan con superficies propias de olivos, y además también compran aceitunas de otros propietarios. Las segundas transforman las olivas de los olivos de sus socios en aceite para su autoconsumo, y se venden los excedentes.

La producción de aceite se redujo un 20 % en 2022 debido a la guerra de Ucrania y a la sequía, provocando un incremento exponencial del precio del aceite de oliva. Desde Asaja inciden en la importancia de invertir en este cultivo para aprovechar los productos del territorio