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Pilar Santolaria: “Creo en el papel de la universidad como motor impulsor de creación y difusión del conocimiento”

Contribuyó a la transformación de la Escuela Politécnica de Huesca en un centro superior y a la implantación del título de Ingeniero Agrónomo

Pilar Santolaria.
Pilar Santolaria.
P. B.

Catedrática de Universidad en el área de Producción Animal estudió veterinaria en la Universidad de Zaragoza. Trabajó y se formó en EEUU (Virginia Politechnic Institute), Reino Unido (Universidades de Bristol y Liverpool) y en Francia (Institute de Recherches Agronomiques de Theix). Contribuyó a la transformación de la Escuela Politécnica de Huesca en un centro superior y a la implantación del título de Ingeniero Agrónomo en Huesca. Ha sido subdirectora del Instituto Universitario en Ciencias Ambientales de Aragón e investiga aspectos concretos de la ganadería extensiva en vacas, ovejas y abejas, impulsando la rentabilidad de las explotaciones.

¿Qué importancia le da al sector primario de la provincia de Huesca?

— Resulta que tenemos la costumbre de comer todos los días y varias veces, soy una firme defensora de la producción local, del circuito corto y de la calidad del producto. No podemos deslocalizar al sector primario, es nuestra base vital. ¿Qué hubiera pasado durante la pandemia si la UE hubiera permitido la deslocalización de la producción primaria como pasó en otros sectores? Gracias a las políticas proteccionistas de la UE desde sus inicios pudimos disponer de comida, por lo tanto ¿importancia? Toda.

Ha desarrollado varias investigaciones sobre el papel de la mujer en el medio rural y su reconocimiento como agricultora y ganadera ¿cuánto queda para hablar de igualdad de género en este ámbito?

— La igualdad de género en las actividades agrícolas y ganaderas ha experimentado cambios significativos, pero aún persisten desafíos. Muchas mujeres desempeñan un papel fundamental en la gestión de fincas, la toma de decisiones y la contribución a la economía rural y aunque el reconocimiento oficial de las mujeres como agricultoras y ganaderas ha mejorado, sigue siendo necesario abordar cuestiones más amplias de desigualdad de género. Hay que eliminar muchos estereotipos de género todavía muy arraigados. No nos olvidemos que la igualdad de género en el ámbito rural no es solo una cuestión de justicia social, sino también de eficiencia económica y sostenibilidad.

Muchas voces advierten del peligro de la desaparición de la ganadería extensiva ¿cuál cree qué es la clave para poder revertir esta situación?

— Es fundamental reconocer que nadie se dedicará a esta actividad únicamente por amor al arte; se requiere obtener beneficios económicos que permitan una calidad de vida sostenible. Por tanto, abordar la desaparición de la ganadería extensiva implica adoptar un enfoque integral que atienda tanto aspectos económicos como ambientales. Este enfoque debe involucrar a diversas partes interesadas, desde agricultores hasta responsables políticos y consumidores.

Si tuviera que elegir un sitio para perderse en la naturaleza de la provincia ¿cuál elegiría y por qué?

— Elegiría quedarme con mis raíces, en la sierra de Loarre y Aniés. Mis tíos plantaron muchos de los pinos existentes y mi padre dedicó muchos años a la restauración del castillo. Esta región representa mi origen, mi historia. Aunque, durante el verano, también disfruto bañándome en una de las numerosas pozas de nuestros ríos, un auténtico lujo.

Dentro de su dilatada trayectoria como investigadora ¿dónde cree que deben fomentarse los esfuerzos?

— Creo firmemente en el papel de la universidad como motor impulsor de creación y difusión del conocimiento en el ámbito territorial. Aragón, en su camino hacia el progreso y el crecimiento, no puede prescindir del bagaje de conocimientos, y es aquí donde desempeña un papel esencial la institución universitaria. Considero que sería beneficioso fortalecer las áreas de investigación vinculadas al territorio.

Con raíces en Loarre, ¿qué rutas o excursiones recomienda hacer?

—Disfrutaba enormemente acompañando a mi padre en las excursiones a la sierra en busca de robellones, especialmente a mi lugar favorito, la zona de la caseta de los bueyes. Respirar el aire húmedo entre los pinos y percibir el aroma de las setas resulta estimulante y relajante al mismo tiempo. Escalar Puchilibro es todo un desafío, y apreciar las vistas de La Hoya desde lo alto es un buen ejercicio de mindfulness.

¿Qué motivos tiene para sentirse orgullosa de ser altoaragonesa?

— No me imagino ni deseo ser de otro sitio. Mi conexión con mi tierra es absoluta. Llevo con orgullo mi identidad altoaragonesa, porto la herencia de unos genes impregnados de resiliencia, nobleza y un profundo amor por la tierra.