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El Museo Diocesano de Barbastro-Monzón celebra 13 años de historia

Casi 150.000 personas han visitado las salas del antiguo Palacio Episcopal

Exteriores del Museo Diocesano de Barbastro-Monzón
Exteriores del Museo Diocesano de Barbastro-Monzón
Ángel Huguet

El Museo Diocesano de Barbastro-Monzón ha recibido 142.000 visitantes en trece años desde la inauguración oficial, el 15 de diciembre de 2010, en la etapa del obispo Alfonso Milián (2004-2014) aunque la intervención integral en el antiguo Palacio Episcopal del siglo XVI se inició con su predecesor Juan José Omella (1999-2994). En el transcurso de este año, hasta el viernes que se celebró el aniversario, hubo 15.000 visitantes según cifras facilitadas por la subdirectora María Puértolas.

La exposición de 111 obras devueltas por el Museo de Lérida, que están en depósito judicial desde diciembre de 2021, por ejecución provisional de la sentencia del 10 de diciembre de 2019, favorable al Obispado de Barbastro-Monzón, ha contribuido mucho al aumento de visitantes según manifiesta Ángel Noguero, director del Museo Diocesano, quien reconoce que “los efectos han sido muy notables en aumento de visitantes”.

A simple vista, trece años desde la apertura ya ha sido motivo de celebración, “cada vez con más afluencia de visitas y sobre todo, parabienes de la gente. Las opiniones recogidas en el Libro de Visitas y las expresiones del público lo dicen todo, porque destacan el buen planteamiento de la exposición y el contenido de las obras. En términos de verdadera satisfacción”.

En este sentido, valora la exposición de buena parte de la colección devuelta por el Museo de Lérida, propiedad de parroquias aragonesas “están en depósito hasta la sentencia definitiva y el aumento de visitantes ha sido claro por significativo. Al mismo tiempo, ha llevado consigo el incremento de actividades porque se nota un gran dinamismo. En trece años, por ejemplo, las tres charlas anuales sobre el Románico despiertan un gran interés, la sala se llena y demuestra que el mundo del Arte es un muy atractivo”.

De todas maneras, “estoy convencido que en Barbastro hay muchos que aún no han visitado el Museo en 13 años y también, quienes no han visto aún las obras devueltas por el Museo de Lérida tras de un largo litigio. Las visitas organizadas pero los párrocos diocesanos han contribuido mucho. A fin de cuentas, hablamos de Museo religioso porque los autores hicieron las obras con criterios evangelizadores y no para hacer bonito”.

El aumento de visitas escolares ha sido notable también “se ha notado con criterios educativos, gran parte de los alumnos de colegios de Barbastro han visitado el Museo para atender lecciones en cada sala. Por otra parte, se trabaja en posibles visitas de alumnos de colegios fuera de Barbastro y de la Diócesis. Se trata de conocer el trabajo que se realiza, en especial por parte de María Puértolas y de Sheila Ayerbe desde criterios diferentes. O sea, ver el arte para conocer la historia de nuestro pasado en pintura”.

"Es bueno que las obras devueltas estén aquí"

La colección devuelta no se ha expuesto completa, “se ha visto lo bueno, lo importante. Algunas piezas no están en buenas condiciones, pero se han expuesto para que se vea que todo no son obras brillantes, hay también de poca calidad, pero pertenecen a Aragón y es bueno que estén aquí”. En todo caso, “no estoy convencido de nada, en Lérida dicen que el litigio aun tiene recorrido hasta que decida el Tribula Supremo”. En su opinión, “tal como están las circunstancias, si la Audiencia de Huesca ha reafirmado la Sentencia favorable, será complicado que las piezas vuelvan a Lérida”.

Respecto a la incorporación de obras procedentes de otras parroquias diocesanas, “en estos momentos, intentamos algo que nos preocupa mucho, recuperar imágenes y objetos religiosos que se guardan en casas de vecinos, pero son propiedad de la Iglesia. Es un problema por el peligro que corren si, por ejemplo, entran en la casa y se llevan una virgen románica. En ese caso, la hemos perdido y tenemos experiencias recientes”.

Además, “prima un factor importante, una imagen envuelta en una manta para evitar riesgos no beneficia con los caminos climáticos mientras en el Museo está a la temperatura adecuada para evitar que se estropee. Las obras de arte procedentes de parroquias están en depósito y prima la seguridad”. El Museo solo cuenta con recursos del Obispado, “a veces, entidades institucionales pueden ayudar, pero no son seguras”. Se trabaja en la iniciativa de disponer de “pasaporte para visitar todos los lugares de interés en la Diócesis y diferentes rutas del arte. Se ha avanzado, pero falta concretar aspectos concretos. El arte diocesano está disperso y el pasaporte sería una solución”.

En 13 años, destaca el auge de la Asociación Amigos del Museo que preside Miguel Ardanuy con censo de 486 socios, entre ellos 31 protectores y 5 patrocinadores con la incorporación de Fundación Ibercaja que se sumó el viernes pasado para colaborar en las actividades del Museo. En conjunto contribuyen con recursos al mantenimiento anual y según Noguero, “es una envidia para muchos museos, por interés, ideas muy claras porque el Museo está por encima de las personas”.