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Beatriz Francisoud Araguás: orgullo y amor por Majones

Muestra del compromiso con su pueblo, nunca ha dejado de reivindicar la riqueza patrimonial del territorio

Beatriz Francisoud Araguás en su infancia y en la actualidad.
Beatriz Francisoud Araguás en su infancia y en la actualidad.
S. E.

Majones es el pueblo de Beatriz Francisoud Araguás. Lo es a pesar de los más de 350 kilómetros que separan esta pequeña localidad de la Jacetania de su residencia habitual en Barcelona. Lo es, porque de esta manera honra a su abuelo, Gurmensindo Araguás Labarta, que nació en esta pedanía de Canal de Berdún en 1905. Lo es, porque hace tiempo que decidió que así lo fuera.

Y como muestra del compromiso con su pueblo, Beatriz de Majones nunca ha dejado de reivindicar la riqueza patrimonial del territorio. “La torre de defensa del siglo XIV es Bien de Interés Cultural” y la iglesia del Salvador es la única del Románico altoaragonés que posee un ábside trebolado, además, es “Bien Catalogado del Patrimonio Cultural”, destaca su guía ocasional.

Y es que, desde hace casi veinte años (17 para ser exactos), Beatriz enseña cada verano la iglesia de Majones, con una visita explicativa en la que recorre la historia del templo. “Con los años cada vez ha ido viniendo más gente y el 99 por ciento de las personas, por no decir el cien por cien, se quedan maravilladas con una iglesia tan bonita que está alejada de las rutas turísticas convencionales”, señala.

En los recuerdos de su infancia, está Majones y está Jaca. Su abuelo Gurmensindo emigró a Zaragoza, donde conoció a la que sería su mujer y con la que viajó a Barcelona para establecerse. En la ciudad condal nació Beatriz, pero el amor de su abuelo por el Alto Aragón traspasó a toda la familia, que se escapaba con mucha frecuencia a la Jacetania para disfrutar de las vacaciones, tanto en invierno como en verano.

La evolución de Majones ha sido notoria. Beatriz todavía recuerda “casas abandonadas y árboles dentro saliendo del suelo”. Con el tiempo, el pueblo recuperó sus viviendas y, aunque la mayoría solo están abiertas para las épocas vacacionales, “Majones tiene vida y es hermoso todo el año”, asegura.

Beatriz guarda como “oro en paño” su primer DNI, que se hizo en Jaca porque quería que le vinculara “algo, aunque fuera un número, con el Alto Aragón”. También se sacó en la provincia el carné de conducir de moto y en 2007 fue alcaldesa de barrio de su querido Majones. “Todo un orgullo y un privilegio”, afirma.

Desde que se compró en 1999 un solar en el pueblo con su marido, Beatriz tiene su propia casa y acude con mucha asiduidad.

En 2016 fue distinguida con la Bara Jaquesa, premio anual que concede la Asociación Sancho Ramírez a colectivos o personas que se distinguen por su labor de conservación y difusión del patrimonio, un reconocimiento que compartió con Julio Jiménez a título póstumo y que el año pasado recibió el historiador y escritor Domingo Buesa.

En 2024 Majones cumplirá su primer milenario y Beatriz ya está con los preparativos de la celebración. Entre otras actividades, quieren lanzar una publicación sobre la localidad, por ello, invita a todas las personas que tengan fotografías antiguas, historias o cualquier información sobre Majones a que se ponga en contacto con ella a través del correo electrónico beamajones@gmail.com.