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Los vecinos de Torla expían sus culpas y faltas con “Carnabal”

El pueblo acusó al mítico personaje “Carnabal”, puesto a su disposición por el “tenedor”

Celebración del carnaval de Torla.
Celebración del carnaval de Torla.
S. E.

Los vecinos y vecinas de Torla volvieron a expiar ayer sus culpas y faltas con la celebración de su carnaval, una fiesta cada vez más popular en el Sobrarbe que congregó más de 400 personas, según fuentes municipales.

Como manda la tradición, uno de los mozos del pueblo encarnó a la figura de Carnabal, un personaje que es mezcla de oso -representando el despertar de la primavera- y de buco -que simboliza la fertilidad y la libertad sexual-.

Vestido con pieles y con unos prominentes cuernos, Carnabal recorrió las calles de Torla junto al tenedor, del que intentaba zafarse cada dos por tres sin mucho éxito.

Tras la ronda llegó el momento más esperado, el juicio, en el que se acusó al protagonista de dejar aparcar al cura en la puerta de la iglesia, de levantar obras por la calle Capuvita, de que vengan tantos turistas a las Pozas del Molino, de tirar la pista de Bujaruelo, de jubilar al alcalde después de 24 años, de tirar la presa del puente de la Glera, de espaldar un cazador en los montes de Linás, de retirar la orquesta El Ciruelo, de dejar las banderas de las fiestas puestas hasta Navidad o de que desapareciera la Virgen del Pilar de Ordesa.

No tuvo suerte en sus alegaciones y el pobre Carnabal fue condenado -un año más- a la muerte por un tribunal compuesto por un juez y el clero, conocido como “la Santa Inquisición”.

Después de cumplir su última voluntad, Carnabal fue encañonado y con su “muerte” terminó la tradicional representación, que un grupo de jóvenes de Torla recuperó a finales de los 80, tras haber permanecido perdido durante cuarenta años.

Por la noche, a partir de las 00:30 horas, la fiesta en la localidad pirenaica continuó con dj Blaster, que hizo bailar a todos los presentes, ataviados, muchos de ellos, con disfraces de lo más variopintos.