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ayuda humanitaria

Voluntarios de una ONG viajan desde Monzón a Etiopía para salvar vidas

Hand in Hand trabaja ahora en un plan de financiación de pozos de agua potable

Pacientes reciben cuidados sanitarios en el hospital ubicado en Addis Abeba.
Pacientes reciben cuidados sanitarios en el hospital ubicado en Addis Abeba.
Hand in Hand

La ONG Hand in Hand, que comenzó su labor solidaria en plena crisis sanitaria del covid-19, sigue dando la vuelta al mundo. Una nueva expedición de voluntarios acaba de regresar del Hospital de las Hermanas de Madre Teresa de Calcuta en Etiopía, donde atienden a la población más desfavorecida de uno de los barrios más empobrecidos de Addis Abeba, capital del país africano.

Se trata del tercer viaje desde que el proyecto, que colabora también con entidades a nivel local en el Alto Aragón, diese el salto internacional en el año 2022. En Missionaries of charity house of Sidist Kilo intentan ayudar en el ámbito sanitario a los ciudadanos residentes, aquejados de falta de medios y con enfermedades que se cronifican. Entre ellas, trastornos mentales, úlceras o heridas, que requieren de una intervención quirúrgica. También acompañan a las mujeres en la última fase del embarazo.

Maletas cargadas de donativos y voluntarios de la expedición.
Maletas cargadas de donativos y voluntarios de la expedición.
Hand in Hand

“El sufrimiento se manifiesta de formas muy diversas. Intentamos conocer esta realidad, planificar y plasmar una respuesta”, indican desde la ONG.

De esta forma llegan a los pacientes, “la mayoría indigentes o demasiado pobres para permitirse cualquier tipo de alojamiento durante el tratamiento médico y que no tienen otro lugar a donde ir en una sociedad en la cual una familia extensa esencialmente define quién eres y tú estatus en el mundo. Su estancia en el hospital puede marcar la diferencia”, sostienen. Por ello les facilitan asistencia médica, alimentación, un pijama, una ducha y una cama limpia, además de mejorar su dieta, escasa en proteínas, hierro, calcio... que no ayuda a curar las posibles lesiones.

Conocieron el hogar en 2022 y al año siguiente, regresaron con suplementos nutricionales para los enfermos. En 2024 iban a revisar el estado de los pacientes, pero la estancia ha brindado una oportunidad única.

“Hemos recibido el legado de una persona que ha fallecido y dejó escrito que quería que sus ahorros fuesen destinados a paliar el hambre en el mundo. El contacto con personas que cooperan allí nos han abierto la posibilidad de construir un pozo de agua potable en Kebele”, celebran desde la ONG. El agua en Etiopía es algo más que la vida porque los habitantes dependen exclusivamente de que llueva para criar sus cultivos y beber. Si las precipitaciones son escasas, no pueden producir alimentos y se nutren de agua estancada que implica graves deterioros de la salud poblacional, hambrunas recurrentes y brotes de cólera.

“Poder excavar un pozo para que dispongan de agua limpia y permanente será un antes y un después en su vida”, aseguran. Por ello, la ilusión de Hand in Hand es que el próximo viaje consiga sentar las bases de la perforación de la excavación y establecer dos expediciones de sanitarios voluntarios al año con el objetivo de crear una línea de apoyo al hospital .

“Todo lo que hemos conseguido ha sido gracias a la colaboración de los voluntarios de la organización. Si en algo somos buenos es en establecer conexiones entre las necesidades y las personas. Somos de la provincia de Huesca y nuestro sueño es reducir horas de sufrimiento”, reflejan desde Hand in Hand.

Proyectos locales

La labor de la ONG se ha extendido alrededor de todas las comarcas del Alto Aragón, participando en iniciativas de entidades que trabajan con personas autistas, con Alzheimer, con la Cruz Roja o con Cáritas.

Su proyecto “estrella”, como dicen, es la producción de verduras, “porque venimos de un entorno rural”, remarcan. Empezaron en septiembre de 2020 con un huerto solidario, al año siguiente saltaron a tres y ya en 2023, una de las parcelas había duplicado su superficie. Su producción y los donativos de agricultores de la zona han llegado a la parroquia de San Lorenzo de Madrid, al Banco de Alimentos de Huesca y Zaragoza, comedores sociales y la fundación Arrels y Aurea, entre otras. También han colaborado en el ámbito de la educación con la donación de doce tablets al CPEE La Alegría de Monzón. Todo para combatir la pobreza y las injusticias sociales desde el Alto Aragón.