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Gorgonio Sanjuán Castán: “Lo esencial del arte es el artista”

El montisonense que impulsó la feria Arteria, estudió Química Inorgánica pero ha desarrollado gran parte de su carrera profesional como fotógrafo

Gorgonio Sanjuán cuando era niño y en la actualidad.
Gorgonio Sanjuán cuando era niño y en la actualidad.
S. E.

Gorgonio Sanjuán Castán nació en 1959 a “las faldas del Castillo de Monzón”, en una familia de comerciantes de la comarca mediocinqueña de la que heredó “ese espíritu de superación ante las dificultades, esa convicción de que todo lo debes de resolver por tu cuenta, de que cuando algo funciona, ya debes pensar en cambiarlo para que no sea obsoleto, de abrir la persiana cada mañana aunque a veces duela el cuerpo y el alma por tantos sinsabores de la vida”.

Se licenció en Química Inorgánica por la Universidad de Zaragoza, pero ha desarrollado gran parte de su carrera profesional como fotógrafo con secciones de vídeo, producción, emisión de televisión y multimedia.

En 2004 comenzó una nueva etapa como director gerente de la Institución Ferial de Monzón que se prolongó hasta 2007. Desde ese año y hasta el pasado 2023, Gorgonio Sanjuán ha participado en “más de 700 exposiciones en unos veinte países, como comisario, gestor y galerista en París, Barcelona y sobre todo en Madrid”, señala.

Se define como “marchante”, pero en el sentido estrictamente literal de la palabra, porque tiene “un espíritu inquieto, siempre ávido de la búsqueda de nuevos caminos que recorrer”.

En su currículum figura la dirección de Artezaragoza durante ocho ediciones, de Arescu (Arte es Cultura) en tres y de Arte Castellón en dos ocasiones.

En 2004 impulsó la creación de la feria de arte contemporáneo de Monzón, Arteria, que cumplirá veintiuna ediciones los próximos 20 y 21 de abril, y a la que su promotor se refiere como “casi un milagro”.

“Pensar en una feria de arte en una ciudad del tamaño de Monzón cuando no existe apenas infraestructura ni un apoyo decidido al arte plástico resulta complicado de explicar”, opina, y añade que, a su juicio, la clave del éxito ha sido que “no se concibió una feria de arte, sino una ‘feria de artistas’”.

Recuerda que preparando la primera convocatoria visitó París para contactar con artistas que dieran más colorido a la incipiente muestra de arte. “Todavía en mi retina queda aquel mundo”, dice, al tiempo que confiesa que quedó rendido por “esa bohemia que cuando se conoce atrapa”.

Desde aquel lejano 2003, ya no pudo resistirse y comenzó a organizar exposiciones en Sicilia, Portugal y Francia. Después llegó el centro de Europa y galerías en París y Madrid. Recorrió desde Laponia hasta Portugal pasando por media Europa. Luego vendrían las Repúblicas Bálticas, países nórdicos, los países de Este y, posteriormente, Estados Unidos e Iberoamérica. “He hecho un poco de todo lo que tiene que ver con arte”, asegura, desde el comisariado de exposiciones hasta semanas culturales, simposios... “Y al final para mí lo más importante son las experiencias del camino, las personas que conoces en lugares tan distintos y esas ganas de comunicar, de conocer, de estrechar lazos con ese lenguaje universal que es el arte”.

“Ahora puedo decir que para mí lo esencial del arte no es la obra sino el artista, la persona que hay detrás y que hace de éste mundo algo más habitable”, concluye.