Comarcas

CAMBIO CLIMÁTICO

El glaciar de Monte Perdido triplicó la merma de su grosor en 2022 y 2023

Investigadores del IPE ofrecen datos de las mediciones desde el año 2011

Charla ofrecida este miércoles en Huesca sobre la evolución del glaciar de Monte Perdido desde 2011.
Charla ofrecida este miércoles en Huesca sobre la evolución del glaciar de Monte Perdido desde 2011.
Laura Ayerbe

El grosor del glaciar de Monte Perdido mermó tres veces más tanto en 2022 como en 2023 que en cada uno de los once años anteriores, cuando el promedio anual de pérdida de hielo fue de 1 metro de altura, disparándose hasta cerca de los 4 metros en los veranos de los dos ejercicios citados. Esto supuso que entre 2022 y 2023, el grosor diminuyó 8 metros (4 metros cada año), frente a los 11 metros en total que decreció entre 2011 y 2021.

Si la pérdida de hielo sigue a este ritmo tan acelerado, la extinción de los glaciares como tales (y su conversión en neveros, ya sin movimiento) está mucho más cerca en el tiempo de lo que preveían las estimaciones que situaban su desaparición en unas décadas. Diez años es el tiempo de supervivencia de muchos glaciares del Pirineo que calcula Nacho López, investigador del Instituto Pirenaico de Ecología, perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (IPE-CISC), que desde 2011 realiza mediciones anuales (a finales de septiembre o principios de octubre) sobre la evolución de estas masas de hielo en la cordillera pirenaica. Junto a su compañero científico del IPE Jesús Revuelto han ofrecido este miércoles una charla en Huesca organizada por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, sobre la evolución del glaciar de Monte Perdido en el periodo 2011-2013, que -sostiene el investigador-, será uno de los últimos en desaparecer en el Pirineo porque hay otros que aún están peor.

Nacho López ha señalado que el retroceso de los glaciares “es una de las manifestaciones del cambio climático que mejor percibe la sociedad”. En este sentido, explicó que cuando en 2011 empezaron con las mediciones en el glaciar de Monte Perdido, “creíamos que estaba en una situación malísima”, y ahora, trece años después, López lamenta que este glaciar se ha partido en dos, ha perdido frentes en pared de hielo y ya no tiene un movimiento marcado, ya que su mayor parte está “inactivo” y el movimiento en la parte activa es mucho más lento y con muchas caídas de bloques. “Ha perdido más de 15 metros de espesor de media”, ha detallado, que “es muchísimo porque es la altura de un edificio de cuatro plantas”. Los años 2022 y 2023 han sido los más “dramáticos” para el glaciar, que ha quedado “en una situación al borde de la desaparición, como todos los glaciares del Pirineo”, ha dicho.

“Cuando hace 10 años nos preguntaban cuándo iban a desaparecer los glaciares del Pirineo no lo sabíamos, pero entonces podían durar entre 30 y 50 años. Con las pérdidas que estamos viendo casi podemos decir que nos extrañaría mucho que siguiera habiendo glaciares dentro de 10 años. Podría alargarse el ciclo unos años si hubiera mucha nieve, pero no hay nada que nos haga pensar en eso. Y en cualquier caso, el clima del Pirineo ya no es capaz de sustentar glaciares”, afirma este investigador, que incide en las nefastas consecuencias si se repitieran años tan calurosos como 2022 y 2023.