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OJO AVIZOR

Sí, quiero... pero en un pueblo del Pirineo

La fiebre de las bodas en espacios recuperados no para de crecer por su entorno privilegiado y por las muchas posibilidades que ofrece

ELLA, una joven de Jaca, la pequeña de tres hermanos, médica en el centro de salud, no se pierde un Viernes de Mayo, adora esta tierra, sus gentes, sus tradiciones y sus maneras de vivir. Él, uno del sur, de Almudévar para ser más exactos, agricultor, igual que sus padres, supo saber elegir. Juntos eligieron un pueblo recuperado del Pirineo para vivir el mejor día de sus vidas. Ni el viaje de novios a Egipto les va a borrar este recuerdo de la cabeza. Si lo hubiesen sabido, los Reyes, que cumplen ahora 20 años de casados, habrían cambiado La Almudena por cualquiera de estos balcones naturales privilegiados del Alto Aragón.

Hablamos de Ligüerre de Cinca, Morillo de Tou, Isín, Puy de Cinca… pueblos abandonados en los años 60 debido al éxodo rural y a las obras hidráulicas, provocando así su total despoblación durante casi toda la mitad del siglo XX hasta que, gracias a la iniciativa pública y privada, fueron recuperados a partir de los 80 como centros vacacionales para destinarlos a usos turísticos, sociales, agropecuarios y, en los últimos tiempos, para la celebración de enlaces matrimoniales.

“Hemos generado un nuevo producto y nadie ofrece lo que tenemos. No es una finca, es un pueblo dedicado a una boda”

“Hemos generado un nuevo producto. No es una finca, es todo un pueblo dedicado a una boda. No hay nadie que ofrezca lo que tenemos”, señala Antonio Rufas, director del resort en Ligüerre de Cinca y, probablemente, uno de los primeros que vio una oportunidad para acoger estas celebraciones.

“Era un proyecto único, no había un ejemplo a seguir, así que empezamos poco a poco. Casa por casa, calle por calle, plaza por plaza. Comenzamos a recuperarlo todo y lo íbamos reconstruyendo en apartamentos u hoteles”, recuerda Rufas, el director del resort, que divide el espacio en dos núcleos: el pueblo y el antiguo mesón.

Una vez dentro, el huésped tendrá la oportunidad de alojarse en el Hotel Casa Sebastián, en el Hotel Casa Broto o en los 27 apartamentos de los que dispone el resort.

Las instalaciones cuentan a su vez con diferentes espacios y salas, entre ellas, una carpa climatizada para convenciones con capacidad máxima para 300 personas, salas de reunión en el Torreón Medieval, aforos para 20/40 personas o la “Sala Espacio del Vino”, para la degustación de vinos y reuniones distendidas.

“Estamos en un punto estratégico, los pueblos conservan su encanto y, a nivel de naturaleza, se trata de un paraíso”

También una piscina exterior, un parque infantil y una pista deportiva que se complementan con accesos al embalse, senderos de gran recorrido GR, un precioso y cuidado jardín y rincones bucólicos y evocadores.

Todo para que las familias puedan venir y disfrutar de un fin de semana de muchas emociones”, sostiene el director, cuyo espacio alcanza ya los 40 enlaces matrimoniales al año. Aunque no solo el lugar está dispuesto para bodas.

“El turismo individual y de familias se traslada a la pedanía durante todo el año y el de eventos se centra más en el pueblo. Entre semana también tenemos grupos de trabajo, colegios y empresas que hacen uso de las instalaciones”, apunta el director.

Pero si por algo lo eligen los visitantes, es por su excepcional entorno. “Es extraordinario, estamos justo al lado del embalse de El Grado, mirando hacia el Congosto del Entremón y las vistas son paradisíacas”, remarca Rufas, ya que muchos grupos también aprovechan para hacer actividades senderistas y deportes en el embarcadero. “Además, si se amplía el radio, aparece Aínsa, Ordesa, Sobrarbe... Que es una comarca extraordinaria para realizar turismo”, aprecia el director.

Para atender a estas personas, en Ligüerre de Cinca hay más de una veintena de trabajadores. “Hoy es un pueblo con vida. Somos un ejemplo de cómo ser respetuosos con el medio ambiente en el que estamos y en la fórmula de generar contenido. Un motor del territorio”, valora.

Ni en sus mejores sueños

Rebeca y Javier no tienen palabras para describir “todo lo vivido”. “El entorno no puede ser mejor, el pueblo es precioso y tiene un encanto especial”, valoran.

Para Paula y Jorge fue “sencillamente espectacular”. “Todo está cuidado al detalle y ni en nuestros mejores sueños hubiésemos imaginado un lugar tan bonito para realizar nuestra boda”, señalan.

Almu e Ivi aseguran que, “si quieres una boda en un paraje increíble, donde poder llegar y olvidarte de los coches, alojar a todos tus invitados y disfrutar del cariño y cercanía con el que se prepara todo, te recomendamos este”, apuntan.

Todos ellos contrajeron matrimonio en los últimos meses y lo celebraron en Morillo de Tou. Esta localidad se encuentra tan solo a tres kilómetros de Aínsa y ha sido convertida en un centro vacacional regentado por el sindicato Comisiones Obreras de Aragón. Brigadas voluntarias y talleres de empleo empezaron a rehabilitarlo en el año 1985, después de haber sufrido una total despoblación.

Paso por paso, las antiguas escuelas pasaron a ser un albergue, la Casa Cambra ahora es el hostal rural, una de las casas se convirtió en el restaurante y el resto fueron construyéndose como apartamentos. Después, de obra nueva, se levantaron bungalows y apartamentos adaptados a personas con movilidad reducida.

Ahora, la capacidad de alojamiento de Morillo de Tou supera las 200 personas, entre ellas, el Hostal Casa Forestal, los Ecobungalows Escuaín y las casas unifamiliares.

En cuanto a servicios e instalaciones cuenta con restaurante, bar con terraza, zona de parque infantil, piscina, salas de conferencias y reuniones y un fantástico mirador con impresionantes vistas sobre el embalse de Mediano.

“Estamos en un punto estratégico para descubrir los Parques de Ordesa y Monte Perdido, Sierra y Cañones de Guara y a tiro de piedra de Posets-Maladeta. También los valles de Pineta, Escuaín y Añisclo, sin dejar de citar la Peña Montañesa y las Tres Sorores. A una hora de las pistas de esquí, pero con un tipo de desarrollo de Pirineo distinto. Aquí no se da ese crecimiento de urbanizaciones y los pueblos siguen conservando su encanto. A nivel naturaleza es un paraíso”, sentencia Jesús Montaño, director del Centro de Vacaciones de Morillo de Tou.

El pueblo se ha ido adaptando a la realidad de la que venía. Los primeros en alojarse fueron los trabajadores que rehabilitaban las viviendas. Después llegó la población joven y la localidad se llenó de campamentos y actividades grupales. Según fueron creciendo los servicios, el tipo de turista fue modificándose. “Porque también ha cambiado la forma de viajar, antes una familia podía pasarse un mes entero en un sitio y ahora lo vemos imposible”, remarca Montaño.

Así, turistas, parejas, familias y grupos numerosos conviven todo el año en Morillo de Tou. Algunos repetidores como los grupos de BTT gracias a la Zona Zero Pirineos. También los summers camps, con público de todo el mundo que buscan emociones con el método Wim hof, en el cual hacen inmersión en agua helada. Incluso un encuentro de enseñanza del violín Suzuki. “Coincide gente de todo el mundo, es muy enriquecedor”, valora el director, que ahora disfruta cada fin de semana ejerciendo de wedding planner. “Es un lugar especial, aquí de una boda sale otra”, concluye Montaño.